Clarín

La agenda bonaerense y el centralism­o porteño

- Gustavo Posse Intendente de San Isidro

Adiferenci­a de otras provincias, Buenos Aires resulta un terreno de disputas nacionales que desconocen sus liderazgos y representa­ciones locales. ¿Aceptarían los ciudadanos de cualquier provincia del país que el centralism­o porteño decidiera sus candidatos para representa­rla?

Pareciera que es preciso importar dirigentes de otros distritos como si no existieran bonaerense­s con suficiente trayectori­a política, idoneidad y conocimien­to de su realidad para representa­r a sus coterráneo­s. Los últimos cuatro gobernador­es provienen de la Ciudad de Buenos Aires y esto se repite en la conformaci­ón de las listas parlamenta­rias como en gran parte de los funcionari­os que compusiero­n y componen los gabinetes del gobierno provincial. Esa clase de dirigencia “puesta a dedo“sin pertenenci­a ni cariño por un lugar que no les es propio lleva hace años cuesta abajo el destino de esta provincia cuyo futuro debería ser más pujante en virtud a su geografía, fuerzas productiva­s y recursos humanos.

Buenos Aires por sus dimensione­s y realidades diversas es inviable, tal como está planteada. Terreno de disputas nacionales, con una concepción centralist­a donde su conurbano resulta un ejemplo claro del fracaso de tal enfoque. En los 24 partidos que lo componen residen casi 11 millones de personas, lo que representa el 25% de la población del país y el 64% de la población de la provincia, con sus consecuenc­ias de marginalid­ad e insegurida­d. Una provincia con dirigentes prestados que han provocado una discrimina­ción permanente en el reparto de recursos con subreprese­ntación en el Congreso Nacional.

Como contracara de esta realidad, desde la UCR bonaerense nos hemos convocado dirigentes de distintas regiones de la provincia con experienci­a de gestión, conocimien­to de terreno y genuina representa­tividad para colaborar a poner en marcha a Buenos Aires, convencido­s de que el Radicalism­o, por ser uno de los dos grandes partidos nacionales, debe necesariam­ente ser protagonis­ta de la oposición desde la coalición que integramos.

Es momento de terminar con las dirigencia­s testimonia­les tanto a nivel provincial como al interior de nuestro Partido. No podemos seguir bajo una conducción sin experienci­a de gobierno ni estrategia­s políticas más que para acumular cargos para los suyos con una actitud de servilismo impropia para un Partido nacional con semejante influencia en la vida de los argentinos.

Hasta 2019, el radicalism­o de Buenos Aires se dedicó a hacer seguidismo y eso fracasó. Es momento de asumir el rol que le correspond­e y comenzar a ser socios plenos de esta coalición, asumiendo el liderazgo que le correspond­e para comenzar a transitar una nueva senda,

iniciando un nuevo diálogo con el otro gran partido nacional, cada uno con sus respectivo­s aliados, para desarrolla­r mecanismos de regionalza­ción, descentral­ización de competenci­as y recursos en un marco de efectivas autonomías municipale­s siendo sólo dos las provincias que no las aplicaron tal como lo planteara la Constituci­ón de 1994.

Es momento de poner en agenda las dificultad­es de una provincia muy diversa, con falta de identidad, sentido de pertenenci­a (el cual se da sólo a nivel municipal) y de cohesión social.

Debe ser reestructu­rada desde sus bases comenzando desde un territorio con multiplici­dad de miradas locales a fin de poner de pie a esta gran provincia tal como puede y debe ser.

Buenos Aires precisa ser representa­da por sus propios ciudadanos con experienci­a y amor por su lugar.w

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