Clarín

Su casa quedó cercada y casi la pierde: “Parecía como si viniera un monstruo”

Adriana llegó a pensar qué debía sacar del hogar antes de que ardiera. “Fueron momentos de terror”, relató.

- Leo González Pérez lgonzalezp­erez@clarin.com

"Estamos bien. Se quemó todo menos las casas". La fotógrafa Adriana Fossa resumió así en Facebook cómo había resultado la desesperan­te lucha para detener el fuego que la unió a vecinos, parientes y bomberos. Con sus manos, sus cuerpos y su miedo, todos enfrentaro­n las potentes llamas, que se detuvieron a apenas metros de sus hogares.

"Fueron momentos de terror. Palabra trillada, pero ahora sé lo que significa realmente", escribió Adriana. En San Antonio -localidad lindera con Carlos Paz-, en un terreno rodeado de sierras, comprado por su abuelo, ella y sus familiares construyer­on sus casas. La de Adriana es la más cercana a la montaña.

En la tarde del lunes, Adriana percibió olor a quemado y llamó a los bomberos. Como reportera gráfica había estado en varios incendios forestales y su olfato fue certero: aunque lo accidentad­o del terreno impedía ver llamas o humo, el fuego estaba a unos 500 metros.

En la noche del lunes nadie durmió. En la mañana del martes las llamas ya eran visibles en la ladera. Descendían al desparejo ritmo que les marcaban las corrientes de aire. En otras ocasiones habían llegado hasta allí, pero no más.

En una de esas coincidenc­ias muy repetidas pero memorables, apenas los bomberos, que permanecía­n alertas en el lugar, se fueron a atender una emergencia, todo se desató, en pocos minutos. "Fue como si viniese un monstruo", graficó Adriana a Clarín. El viento soplaba muy fuerte y había cambiado de dirección. Las casas habían quedado en el centro de una U de llamas. Los bomberos volvieron enseguida.

Apareciero­n en el cielo hidroavion­es. No se sabe de dónde llegó gente que acercaba agua hasta en botellas. La manguera de 400 metros de largo y alta presión instalada en el predio hace cinco años justificó su existencia por primera vez. Y fue crucial.

La pelea contra el calor, el humo y el fuego tuvo momentos tan duros que Adriana casi se da por vencida. "Vamos, que se queme todo", llegó a proponer. "Hasta pensé en qué trataría de salvar: las fotos de mis hijas y mi equipo de trabajo", recuerda ahora Adriana.

Anteayer todavía quedaban en la zona algunos pequeños focos. Adriana salió con los suyos a sofocarlos. Y entonces se dieron cuenta de lo cerca que había estado la catástrofe: el fuego se había detenido a diez metros de su casa.

Además de agradecer a los bomberos y a todos los que ayudaron a salvar su casa, Adriana quiere llamar la atención sobre la legislació­n actual en la provincia, que obliga a respetar los bosques nativos, pero que permite construcci­ones y otros usos del suelo una vez que esos bosques, arrasados por el fuego, quedan reducidos a cenizas. "Creemos que las normas deben cambiarse y seguir protegiend­o los espacios ocupados por bosques aún tras un incendio", dice.

Las leyes actuales alimentan especulaci­ones acerca del origen de los incendios. Hay en la zona quien tiene grandes inversione­s hechas y que se beneficia de los terrenos que, una vez quemados, pasan a ser explotable­s. ■

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Las llamas rodearon la propiedad. Bomberos las frenaron a sólo diez metros.
CHARLY SOTO En San Antonio. Las llamas rodearon la propiedad. Bomberos las frenaron a sólo diez metros.

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