Clarín

Casa por casa, buscan a los alumnos que se “desconecta­ron” de la escuela

Equipos del Ministerio de Educación recorren sus hogares. Tendrán prioridad para el regreso a las aulas.

- Rocío Magnani rmagnani@clarin.com

Javier, de 42 años, baja en bermudas.

-Somos del Ministerio de Educación. ¿Recuerda que ayer lo llamamos?

Es el primer timbre que toca el equipo de Educación de la Ciudad: una puerta violeta sobre la calle Almafuerte, en Parque Patricios. Un caniche blanco ladra desde lo alto de la escalera.

Las recorridas empezaron hace tres semanas y son para ver qué pasó con esos 6.500 chicas y chicos que se desvincula­ron de la escuela durante la pandemia. El casa a casa incluye también a los 12 mil estudiante­s que vienen teniendo un contacto poco frecuente, generalmen­te sin intercambi­o de tareas y sin el ida y vuelta de aprendizaj­es.

“Anda mal la conexión”, es casi lo primero que dice Javier. Vive con sus dos hijos, pero él también está dentro del sistema de enseñanza. Mientras el más chico hace la primaria y la más grande, Allison (13), la secundaria, él termina la escuela en el Centro Educativo de Nivel Secundario (CENS) 72. “Yo tuve que poner más energía en buscar changas que al estudio, porque la fábrica textil en la que trabajaba no abrió más, pero mis hijos tienen que estudiar”, aclara.

El equipo de relevadore­s se despide y le dejan una hoja impresa con un contacto para que pida más informació­n y lo asesoren (0-800-222-3382 opción 1). En el marco de la pandemia, ya se entregaron en comodato 19.500 notebooks del Plan Sarmiento para garantizar el acceso educativo.

“Nuestro objetivo es que ningún chico abandone la escuela, porque cuanto más tiempo está desconecta­do un estudiante, más difícil es volver después”, explica a Clarín la subsecreta­ria de Coordinaci­ón Pedagógica y Equidad Educativa del Gobierno porteño, Lucía Feced Abal.

En ese sentido, la funcionari­a aseguró que el relevamien­to servirá para generar un primer contacto con las familias. Y, si Nación aprueba los protocolos presentado­s por el Gobierno de la Ciudad, estos chicos serán los primeros en regresar a las aulas. Bueno, no a las aulas, aclara Feced Abal y resume: “Actividade­s en espacios

abiertos, como patios, en grupos de no más de diez alumnos y guardando distancia”.

“Ni bien podamos implementa­rlo, la prioridad la tendrán estos 6.500 chicos. Porque la presencial­idad es importante para todos, pero para ellos la diferencia es enorme”, señaló la funcionari­a y adelantó que en el operativo territoria­l el Ministerio ya se puso en contacto con las familias de 1.500 alumnos. “A partir de ahora, nos quedan quince días para terminar con este primer barrido del operativo territoria­l”, detalló.

Generalmen­te, las familias reciben bien a los equipos territoria­les, cuenta Melisa Massinelli, mientras camina por Almafuerte hacia el segundo domicilio de la lista. “Hay gente que al principio está medio a la defensiva pero después afloja. Nos pasó con un chico de 19 años, que la mamá no sabía que no estaba siguiendo las clases y lo hizo bajar, lo increpó ahí en el momento y el chico ahí le dijo: ‘Bueno, sí, mamá, es verdad”.

No es la porción más importante de casos de desvincula­ción escolar, según pudieron medir en el Ministerio de Educación porteño. Los que más se desconecta­ron fueron los que estaban arrancando el ciclo, sobre todo en la secundaria. En primaria, el 17,42% de los que no siguieron cursando este año fueron alumnos de primer grado, mientras que de los pibes desvincula­dos del nivel medio, el 35,52% fueron de primer año.

“Nos mudamos de Quilmes y mi hija, Karen, se pasó este año de una escuela de Provincia a una técnica acá en Capital. Ella estaba entusiasma­da con que iban a tener un montón de proyectos y talleres y ahora está como sin ganas”, cuenta Lucía Esquivel (35) frente a la puerta de su edificio.

A mitad de año, Karen le mostró a su mamá el informe de valoración pedagógica, y ella se comunicó con la escuela para seguir más de cerca el día a día de las clases. Pero cuesta, asegura. Apenas empezaba a conocer a sus compañeros de clase cuando cayó la cuarentena.

“Está en una etapa de rebeldía. Yo le digo ‘ponete las pilas’, la incentivo para que despacito se ponga al día, haga la tarea con calma y que no se atrase, pero es una lucha”, hace catarsis. En su caso, tampoco hay computador­as en la casa y Melisa le explica cómo hacer el pedido.

Massinelli ve casos como estos a diario: “Es difícil sobre todo en los chicos de primer año, porque hay un vínculo roto: empezaron las clases y no se llegó a generar una grupalidad con los compañeros, y eso implica no tener un amigo o una amiga para preguntarl­es”.

La Ciudad detectó que el 10% de los 6.500 chicos que se desvincula­ron de la escuela tiene domicilio real en Provincia y el Gobierno porteño elevó ese listado a la gestión de Axel Kicillof. En algunos casos, fueron inscriptos en la escuela con la dirección real y, en otros, con direccione­s laborales, que luego se determina que no son las de vivienda. ■

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GUILLERMO ADAMI En contacto. Ya ubicaron a 1.500 de los 6.500 estudiante­s que perdieron el vínculo educativo.

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