Río de Janeiro no tendrá su famoso carnaval por primera vez en cien años
El nuevo virus torna imposible esta gran fiesta en uno de los países más golpeado por el Covid-19.
Río de Janeiro no tendrá su tradicional desfile de carnaval este verano de 2021, y es la primera vez en cien años que se toma esta medida. El nuevo coronavirus torna imposible la gran fiesta de Brasil, uno de los países del mundo más afectados por la pandemia, cuyos rebrotes sitúan a varios países de Europa al borde de un nuevo confinamiento.
“Llegamos a la conclusión de que el evento debe ser aplazado. No podemos hacerlo en febrero. Las escuelas de samba no tienen tiempo ni recursos financieros y organizativos para estar listas en febrero", anunció con evidente pesar Jorge Castanheiras, presidente de la Liga Independiente de Escuelas de Samba (LIESA) que organiza los desfiles, famosos en el mundo entero.
La noticia habla por sí sola de la situación de un país de 210 millones de habitantes que ha registrado 4,7 millones de infecciones y casi 140.000 muertes por covid-19, una cifra de decesos solo superada hasta ahora por Estados Unidos.
Según los datos del ministerio de
Salud, en las últimas dos semanas sigue habiendo en el país una media de 735 muertes y cerca de 30.000 nuevos contagios cada día.
El estado de Río de Janeiro es una de las zonas más enlutadas por la enfermedad. Con 18.000 fallecidos por covid-19, si el estado fuera un país, tendría la segunda tasa de mortalidad más alta del mundo, con 104 decesos por cada 100.000 habitantes.
En este dramático contexto, los desfiles de carnaval, donde miles de personas disfrazadas bailan sudorosas en un espacio reducido, aclamadas por una multitud agolpada en las gradas del emblemático Sambódromo, son una pesadilla para cualquier epidemiólogo.
No está claro por ahora si todos los eventos del carnaval de Río serán suspendidos o únicamente los desfiles.
La pandemia ha puesto de manifiesto en Brasil las diferencias entre su presidente Jair Bolsonaro, cuya imagen sigue creciendo, y las autoridades estatales y municipales, que impusieron medidas de confinamiento, algo que el mandatario criticó por su funesto impacto en la economía del país.
“Nuestra prioridad es respetar la cuestión de la seguridad”, enfatizó Jorge Castanheira en sus declaraciones ante los medios. La edición de 2020 generó una cifra de ingresos aproximada de 900 millones de dólares, según las autoridades locales, que cifraron en 2,1 millones la cantidad de visitante que acudieron a la ciudad brasileña atraídos por su fiesta más internacional.
Las autoridades de Río aún no han anunciado una decisión sobre las populars fiestas callejeras de Carnaval, que también se llevan a cabo en toda la ciudad. Pero su agencia de promoción turística prácticamente lo descartó la semana pasada, cuando a través de un comunicado dijo que sin una vacuna contra el coronavirus no está claro cuándo se pueden reanudar los grandes eventos públicos.
El primer caso confirmado de coronavirus en Brasil fue el 26 de febrero, un día después de que terminara el Carnaval de este año. A medida que aumentaba el número de infecciones, las escuelas de samba que participan en el deslumbrante desfile anual detuvieron los preparativos para el evento de 2021, anticipando la medida del gobierno.
La decisión de suspenderlo es un fuerte golpe a los sectores más humildes de la ciudad. Casi todas las escuelas de samba de Río están estrechamente vinculadas a las comunidades de clase trabajadora. Sus procesiones incluyen elaboradas carrozas acompañadas por incansables tambores y bailarines disfrazados que cantan a todo pulmón para impresionar a un panel de jueces.
Decenas de miles de espectadores abarrotan las gradas de la arena, conocida como el Sambódromo, mientras decenas de millones miran por televisión. Antes de que las escuelas comenzaran a competir en la década de 1930, el Carnaval se celebraba en salones de baile y al azar en las calles.
Los desfiles ingresaron al Sambódromo en la década de 1980 y se han convertido en la exhibición por excelencia del Carnaval de Río, que implica un importante flujo de dinero para el sector turístico. La inmensa labor requerida para cada espectáculo ya se vio obstaculizada por las restricciones a las reuniones que impuso el gobernador de Río en marzo.
“Las escuelas de samba no tienen tiempo ni recursos para estar listas en febrero”.