Roland Garros llega con dudas y polémicas, y con la magia intacta
El gobierno francés estableció que sólo 1.000 espectadores diarios puedan entrar al renovado complejo.
Roland Garros levantará mañana el telón de una edición especial. Cuatro meses más tarde de lo habitual -se mudó de mayo a septiembre por la pandemia de coronavirus-, bajo un estricto protocolo sanitario que ya generó algunas polémicas encendidas y con la amenaza del Covid-19 rondando los rincones del complejo parisino, el Grand Slam francés reunirá, como cada año, a los mejores tenistas. Y en medio de ese clima extraño habrá dos jugadores con muchas ganas de seguir haciendo historia que prometen robarse el protagonismo: Novak Djokovic y Rafael Nadal.
El serbio, reciente campeón del Masters 1.000 de Roma con un triunfo ante Diego Schwartzman en la final, buscará su segundo festejo en el torneo y el 18° en un Grand Slam. Como número 1 partirá como favorito, aunque sabe que sobre el polvo de ladrillo, más allá de lo que diga el ranking, Nadal siempre será el gran candidato. El español, segundo en la clasificación y 12 veces ganador en los últimos 15 años, irá por su 20° Grand Slam para igualar a Roger Federer como el máximo campeón de la historia en torneos de esa categoría.
En Bois de Boulogne ya se viven días cargados de drama y emociones.
Por un lado, por la situación sanitaria que atraviesa Francia, donde hace unas semanas se volvieron a disparar los contagios llevando a algunos a cuestionar la viabilidad del torneo. Los organizadores se mantuvieron firmes en su idea de celebrarlo, pero en las últimas horas se encontraron con un nuevo obstáculo que les genera mucha preocupación.
Ante la gran cantidad de casos registrados por día en ese país -fueron unos 13 mil el jueves-, el gobierno decidió que desde hoy se pondrán en práctica nuevas restricciones en París y otras ciudades consideradas como “zonas de alerta reforzada”.
Entre las nuevas medidas aparece la prohibición de celebrar grandes eventos deportivos con más de 1.000 espectadores, algo que afectará directamente al torneo.
Así los organizadores de Roland Garros se vieron en la obligación de reducir aún más el número de público que planean recibir por jornada durante el torneo, que pasó de la previsión de 20 mil que había en julio a los 11 mil de septiembre, a los 5 mil sólo para el estadio Phillipe Chatrierde hace una semana y, finalmente, al número establecido. Por eso habrá un sorteo entre quienes hayan adquirido las localidades para definir a los afortunados.
La dirección del torneo, a cargo de la Federación Francesa de Tenis, indicó que “lamenta profundamente esas restricciones”. Había considerado que era “seguro acoger a 5 mil personas en una instalación inmensa y al aire libre”. Sin embargo el primer ministro Jean Castex bajó el pulgar.
La incertidumbre acerca de la presencia de público no fue lo único que le aportó tensión a la previa de un Grand Slam que será el tercero y último de una temporada inusual. Esta semana la organización quedó envuelta en la polémica luego de que dos jugadores -el bosnio Damir Dzumhur y el español Bernabé Zapataanunciaron que habían sido excluidos del cuadro de la clasificación por sendos “falsos” positivos de sus entrenadores, en una situación parecida a la que había vivido Guido Pella en la burbuja en Nueva York.
En medio de ese clima convulsionado, Roland Garros se prepara para reinaugurar oficialmente una casa que fue reformada y modernizada en los últimos 12 meses. Así, por ejemplo, el estadio central cuenta con un nuevo techo retráctil, lo que evitará tener que detener la acción en caso de lluvia.w