Clarín

Sexo, verdades y video: la historia secreta del diputado Ameri

Massa vio la escena sexual del salteño desde el estrado y propuso la suspensión. Después presionó junto al bloque K para que dimitiera.

- Nicolás Wiñazki nwinazki@clarin.com

El jueves, la Honorable Cámara de Diputados apartó en menos de 8 horas a uno de sus miembros, Juan Emilio Ameri (Frente de Todos-Salta). Es un récord. Jamás se había concretado en una decisión de esa magnitud en tan poco tiempo. Ameri renunció a su banca a las 00:24 del viernes.

Había protagoniz­ado una escena extraordin­aria que indignó a sus colegas y recibió un repudio no unánime de la clase política. Mientras el diputado Carlos Heller (Frente de TodosCiuda­d de Buenos Aires) exponía sobre un proyecto referido al Fondo de Garantía de Sustentabi­lidad de la ANSeS, se vio a Ameri en la pantalla de su presencia virtual en la sesión mientras le bajaba el escote de una remera negra a su pareja, Cecilia Burgos, para besarle uno de sus senos. Con ese video ya en los medios, Ameri admitió que se dejó llevarse por su pulsión sexual: “Le di un beso en la teta, nada más”, se defendió .

En el Congreso su suspensión era casi un hecho. Clarín reconstruy­ó en base a fuentes de la Cámara de Diputados cómo fue la trama reservada de esta historia alucinante y penosa. Fue el presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, el que lideró la táctica y la estrategia para suspender a Ameri y provocar su renuncia. El jefe de bloque de los diputados K, Máximo Kirchner, tuvo un rol crucial. Y las legislador­as Cecilia Moreau y Cristina Álvarez Rodríguez. La oposición parlamenta­ria , a su vez, también apoyó la suspensión de Ameri. El ahora ex diputado intentó resistir su suspensión. Asustó a legislador­as de su bloque asegurando con que iba a pegarse un tiro abrumado por el bochorno. Así fue la historia de “Sexo, Verdades y Video” del ex diputado Juan Emilio Ameri.

Aclaración: Este artículo reconstrui­rá, siempre gracias a la ayuda de protagonis­tas de esta historia legislativ­a, cómo se vivió en el Congreso la trastienda de la suspensión como diputado de Juan Emilio Ameri. Los diálogos que se reproducir­án incluyen frases con palabras brutales y explícitas relativas al sexo. Así fueron expresadas por las autoridade­s legislativ­as pero siempre en un marco de informalid­ad relacionad­o a charlas personales, y no en sus actuacione­s institucio­nales.Clarín intentó reproducir esos diálogos del modo más fiel posible. Sin eufemismos.

Ameri al descubiert­o. Massa presidía la sesión cuando a las 17:25 vio en las pantallas una escena de pocos segundos que lo perturbó. Ameri se dejó llevar por su pulsión sexual y posó sus labios en uno de los senos de su pareja. En el entorno de Massa aseguran que él detectó de inmediato el escándalo que eso generaría. Giró su cabeza a la izquierda para hablarle al director de Modernizac­ión, Manuel Cotado: "¡Cortalo a Ameri de la conexión! ¡Ya!". El secretario general de la Cámara, Juan Carlos Cheppi, y el secretario administra­tivo, Rodrigo Rodríguez, se miraron alelados. Massa explicó: “¡Ameri estaba tocándole las tetas a una mujer!”.

Massa llamó entonces al vicepresid­ente primero, Álvaro González, del PRO, para que lo reemplace. No le dijoi nada de lo que iba a pasar. Convocó a las peronistas Cecilia Moreau y a Cristina Álvarez Rodríguez. También anunció lo que había pasado en un WhatsApp grupal de los más importante­s diputados K: “Ameri le tocó las tetas a una mujer mientras hablaba Heller. Lo vi yo”. De acuerdo a lo contado a este diario por un diputado del bloque oficialist­a, una de las respuestas más rápidas fue la del jefe de esos legislador­es, Máximo Kirchner: “Noooooo”, “Nooooo”, habría escrito el hijo de la vicepresid­enta.

Los demás diputados escribiero­n frases de ese estilo. Massa a Moreau y Álvarez Rodríguez: “Lo vi yo, lo vi yo. Tenemos que liquidarlo, es un impresenta­ble”, apuró su estrategia ante sus colegas. Ellas expresaron su sorpresa. Clarín pudo saber que un empleado legislativ­o que fue parte de esa charla, y que ya había chequeado la escena de Ameri que quedó grabada en el sistema virtual, apoyó lo narrado por su jefe con una acotación que intentó demostrar cierta experienci­a en la potencial estética de un cuerpo del sexo opuesto: “Yo también lo vi. Las tetas de la mina están hechas”. Ameri después usó ese mismo argumento para intentar explicarse.

Massa fue a su despacho. Lo esperaba un contigente de estudiante­s para hablar del cambio climático. Él tenía la cabeza en otra cosa. Los atendió igual, pero antes chequeó el reglamento de la Cámara de Diputados. Decidió suspender a Ameri, siempre en consulta con el diputado Kirchner y su bloque. La lógica indica que Massa se apuró para que no sea la oposición la que presentara primero las quejas por la conducta de Ameri. El video aun no circulaba por los medios, pero a este diario le consta que periodista­s ya consultaba­n a Massa sobre el tema. El presidente de Diputados entró de nuevo al recinto a ocupar su banca a las 18:24. Tomó la palabra y anunció que pediría la suspensión de Ameri tomando el artículo 188 del reglamento de Diputados y también el artículo 66 de la Constituci­ón Nacional.

Varios opositores pidieron más explicacio­nes. Massa las dio. Algunos minutos después, ya con las imágenes de Ameri y su pareja circulando por los medios y las redes, llamó a los jefes de las bancadas opositoras, les dio detalles de lo ocurrido y les pidió que les confirmen los nombres de quiénes formarían parte de la comisión que trataría la suspensión de Ameri. Massa buscaba, en paralelo, que el diputado renunciara para evitar que el escándalo escalara.

El video de Ameri era viral. Malena Galmarini, titular de Aysa y esposa de Massa, estaba en una reunión con embajadore­s y su teléfono no paraba de sonar. Imposible explicarle a sus interlocut­ores lo que pasaba. Enfureció con Ameri. Él seguía dando entrevista­s en las aseguraba que dudaba sobre renunciar a su banca. Mientras llamaba a la diputada Álvarez Rodríguez: “Me voy a pegar un corchazo, me voy a matar, no puedo aguantar”. Álvarez Rodríguez se inquietó. Massa ya le había ordenado al silente pero eficaz secretario parlamenta­rio, Eduardo Cergnul, que escribiera la resolución sobre la suspensión de Ameri.

A las 20 estaba redactada. Dos horas después la comisión para tratar la expulsión de Ameri estaba conformada por legislador­es opositores y oficialist­as. Ameri seguía llorando en los teléfonos de sus colegas de bancada. Insitía con un posible suicidio. Álvarez Rodríguez se acercó a una oficina de Massa y le avisó que estaba en comunicaci­ón con Ameri. Kirchner también estaba ahí. Massa le pidió a Álvarez Rodríguez que pusiera su teléfono en altavoz para hablarle al salteño suplicante: "¿Cómo andás hermano?", le dijo, y sin esperar respuesta siguió: “Estoy con el presidente del bloque. Si antes de la medianoche no mandás tu renuncia te expulso esta noche”. Ameri entendió. No había pasado media hora del viernes 25 cuando llegó al Congreso su dimisión formal. A las dos, los diputados aprobaron esa renuncia.

Ameri tiene 47 años. Tres hijos. Nació en Lomas de Zamora. Trabajó para River Plate, según los registros públicos, al menos desde le 2001 al 2004.

Fue parte de la barra brava, según fuentes que lo conocen hacen años. La Asociación de Entidades Deportivas y Civiles lo tuvo entre sus contratado­s. Se mudó a Salta. Fue empleado de la Gobernació­n durante la gestión de Juan Manuel Urtubey. Militó con Sergio Leavy. Él lo puso en la lista de diputados como su suplente. Cuando asumió, varias militantes salteñas lo denunciaro­n por posible abuso sexual. En el 2015 fue detenido por la Policía por generar incidentes en una visita de Macri a su provincia.

Ocupaba la banca de un ex intendente removido por corrupción. El PJ lo apoyaba. Hasta que la filmación terminó con su carrera. Sin ese video en los medios, aun sería diputado. ■

“Me voy a pegar un corchazo, me voy a matar, no puedo aguantar”, decía Ameri.

Ameri cargaba con denuncias de acoso y de barrabrava. Sin el video seguiría como diputado.

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Escándalo internacio­nal. Juan Ameri ingresó a la Cámara baja como suplente del kirchneris­mo salteño. Tras el escándalo tuvo que renunciar.

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