Investigan a 89 espías que estuvieron activos el día que murió Nisman
Son 74 hombres y 15 mujeres. Casi todos respondían al funcionario de inteligencia de mayor confianza de Cristina Kirchner. El fiscal reconstruye sus movimientos.
La Justicia le reclamó a la AFI datos de 89 agentes de inteligencia que estaban activos el fin de semana del 18 de enero de 2015, la fecha en que apareció muerto de un tiro el fiscal Alberto Nisman.
Los espías tuvieron comunicaciones entre ellos y con los entonces jefes de inteligencia Fernando Pocino, Jaime Stiuso y Juan Martín Mena, el actual viceministro de Justicia.
El oficio ingresó formalmente por la Mesa de Entradas de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) el viernes 2 de octubre, minutos antes de las 11 de la mañana. Lleva la firma del fiscal Eduardo Taiano y le pide al organismo que ahora dirige la presidenta de Justicia Legítima Cristina Caamaño que le pase la "situación de revista" de 89 espías que estuvieron activos el fin de semana del 17 y 18 de enero de 2015, cuando hallaron muerto al fiscal Alberto Nisman.
"Revista" significa en qué situación laboral se encuentra cada uno de ellos, casi seis años después de la muerte del fiscal. Si están activos, si siguen perteneciendo al organismo, si se retiraron o los echaron. En el caso de los que ya no formen parte del servicio de inteligencia oficial, la fiscalía que investiga la muerte de Nisman solicita el "último domicilio legal registrado" y el último número de teléfono de cada uno de ellos.
Es el paso previo a citarlos a declarar como testigos para intentar desentrañar qué sucedió en los cuatro días entre que Nisman denunció a la entonces presidenta Cristina Kirchner por encubrir a los autores del atentado a la AMIA y el hallazgo de su cuerpo en su departamento de Puerto Madero, con un balazo en la cabeza, justo el día antes de que debiera presentar las pruebas de su denuncia en los tribunales y explicar los alcances de su investigación en el Congreso.
Los agentes sobre los que ahora debe informar la AFI se dividen en dos grupos, uno multitudinario y el otro bien reducido. El más numeroso utilizaba equipos de comunicación de una flota de teléfonos designada bajo la sigla COM.
Esa denominación identificaba a los equipos que dependían de la Dirección de Reunión Interior de la ex SIDE, comandada entonces por Fernando Pocino, hombre de confianza de Cristina -había trabajado con ella en el Congreso- y quien reportaba entonces al número dos del organismo, Juan Martín Mena, actual viceministro de Justicia de la Nación. En este grupo la fiscalía de Taiano pide información sobre 86 agentes: 72 hombres y 14 mujeres.
El otro grupo está integrado por los espías que operaron aquel fin de semana los teléfonos asignados a Antonio Stiuso, el jefe operativo de la SIDE que Cristina acababa de echar en cuanto decidió intervenir el organismo poniendo de jefe a Oscar Parrilli y de segundo a Mena. Aquí se piden los datos de 3 espías más (dos hombres y una mujer).
Todos esos teléfonos se activaron cientos de veces entre el miércoles 14 de enero, cuando Nisman denunció a Cristina Kirchner, y el domingo 18, cuando hallaron su cuerpo. Pero la mayor cantidad de cruces se dieron el último día, cuando Nisman ya estaba muerto pero aún no habían encontrado su cadáver. Esos agentes de planta hablaron entre ellos, pero también reportaron a sus superiores durante todo el día. Algo estaba pasando aquel domingo de verano.
Los agentes sobre los que ahora se piden informes completos integraban grupos operativos de inteligencia que estaban trabajando en la calle. ¿Qué misión tenían mientras Nisman estaba muerto pero aún nadie lo sabía? Al menos uno de esos grupos se movía por la zona de Puerto Madero -donde estaba el departamento de Nisman- y el centro porteño. Un jefe recibía los reportes en una zona de la avenida Beiró y uno de los que reportaba a él hablaba desde Martínez, en el norte del conurbano.
Como reveló Clarín en enero pasado, a este espía activo en Martínez lo registraba una antena que estaba apenas a una cuadra de la casa donde vive Lagomarsino, el hombre que dijo que el día anterior había llevado una pistola a la casa de Nisman. La
El jefe de los espías que hablaron ese día fue el director de Reunión de la SIDE Fernando Pocino.
Pocino, a su vez, hablaba con su jefe, Juan Martín Mena, actual segundo de la cartera de Justicia.
misma pistola que apareció en el baño, junto al cuerpo, debajo del hombro izquierdo.
Sólo el agente que hablaba desde el barrio de Lagomarsino se comunicó con sus superiores 27 veces aquel domingo. La última, minutos antes de que hallaran muerto a Nisman en su departamento.
Este mapeo de llamadas (más de mil comunicaciones entre los grupos operativos con sus jefes) estaría terminado en dos semanas, tras una recopilación que entregará el Departamento Unidad Federal de Investigaciones Especiales de la Policía Federal (DUFIE). El actual pedido de informes sobre los 89 espías surge principalmente por los entrecruzamientos de
llamadas entre ellos -hora, duración y ubicación de los teléfonos adjudicados a cada uno- adelantados a la fiscalía por esa dependencia de la Federal tras más de 2 años de trabajo.
La declaración de los espías como testigos es posible legalmente por el decreto 176/16 del presidente Macri que ordenó levantar el secreto informativo de los agentes de inteligencia de la AFI . Una resolución interna de la AFI del mismo año 2016 (la número 25) relevó a los agentes de la obligación de guardar secreto cuando se trate de este caso. Fue mientras la causa aún estaba en manos de la jueza Fabiana Palmaghini.
El sábado en que Lagomarsino le llevó el arma a Nisman (17 de enero, un día antes de que hallaran el cuerpo del fiscal en el baño del departamento) se estaban incendiando equipos en una oficina de la Casa Rosada donde se guardaban todos los archivos de ingresos y egresos al edificio del gobierno. Recientes peritajes de Gendarmería dicen que no pudieron recuperar nada de esos datos.
Según los datos que constan en la causa, mientras el espía de Martínez se reportaba desde el barrio de Lagomarsino, el jefe directo de 86 de esos 89 agentes, Fernando Pocino, llamó a Mena 11 veces. Ambos se movían entonces -Mena lo sigue haciendo- como soldados de Cristina. Varios de esos contactos tienen una duración breve, de 7 u 8 segundos. Pero en otros mantienen conversaciones más prolongadas.
A las 12 en punto -cuando los custodios de Nisman ya habían llegado a Puerto Madero- hablan casi 15 minutos; a las 15.48, cinco minutos y a las 16.16, 37 segundos. Todos los llamados son de Pocino hacia Mena y mientras los custodios de Nisman aún no habían subido a golpearle la puerta al fiscal. Es decir, mientras el cuerpo todavía no había sido hallado. Tras los testimonios de los espías, la investigación podría avanzar hacia determinar dónde estaba Mena ese día y si tuvo contacto con Cristina Kirchner, quien dijo haberse enterado de la muerte de Nisman casi a la medianoche, por un llamado de su ex ministra de Seguridad -y actualmente en el gabinete de Sabina Frederic-, Cecilia Rodríguez.
El ex segundo de Rodríguez y actual ministro de Seguridad bonaerense, Sergio Berni, dijo sin embargo que fue él quien le avisó a Cristina de la muerte de Nisman. Aunque Berni declaró en la causa haber hablado sólo dos veces con la entonces Presidenta aquella madrugada, las pericias revelaron que en realidad intercambiaron 31 comunicaciones. Cinco de ellas ocurrieron mientras Berni se movía por el departamento de Nisman muerto. Mena sigue procesado junto a la ex presidenta por la causa del Pacto con Irán que investigó Nisman, igual que el actual jefe de los abogados del Estado, Carlos Zannini.
Mientras la investigación avanza al ritmo de los cruces telefónicos, la fiscalía que investiga la muerte de Nisman aún no pudo revisar el contenido de las computadoras, los teléfonos y las cámaras de fotos de Lagomarsino y todos los custodios del fiscal muerto, un trámite que sigue paralizado porque la defensa de Lagomarsino se opone una y otra vez, apelando la medida en cada instancia que la autoriza. Luego de la orden de la Cámara de Casación para que se revisaran esos contenidos, Lagomarsino volvió a apelar a la Corte.
En el otro celular de Lagomarsino que sí pudieron revisar aparecieron fotos de un pizarrón de la UFI AMIA, que conducía Nisman, donde se mostraban líneas investigativas sobre el encubrimiento del atentado. ¿Para qué necesitaba un técnico informático fotografiar con su propio celular esa información sensible?
El abogado de Lagomarsino que apela para que la fiscalía no abra los archivos del segundo celular del técnico pertenece al estudio de Maximiliano Rusconi, el abogado de Lázaro Báez y Julio De Vido. En tanto, durante la semana pasada fue citado a la Comisión Bicameral que fiscaliza a los organismos de Inteligencia en el Congreso el director del área de Pericias Científicas de la Gendarmería,
Orlando Caballero. Lo llamaron para declarar sobre presunto espionaje en el caso de Santiago Maldonado, pero lo terminaron interrogando por las pericias que dictaminaron que Nisman fue asesinado. Caballero coordinó el equipo de peritos que opinaron que a Nisman lo mataron. El presidente de la Bicameral que encabezó el sorpresivo interrogatorio fue el diputado ultra K Leopoldo Moreau.w