Niñez: la ayuda del Estado redujo la indigencia, pero muy poco la pobreza
Lo dice un estudio del CIPPEC, que eleva al 66,3% o 9,3 millones la pobreza en los menores de 17 años.
Las ayudas del Estado con los bonos, la AUH, IFE y planes sociales, lograron atenuar la indigencia entre los niños, niñas y adolescentes, pero casi no tuvieron impacto en las cifras de pobreza infantil y adolescente.
Esta es una de las principales conclusiones del Informe “Impacto social del Covid-19 en la Argentina” elaborado por el CIPPEC (Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento) una entidad “independiente, apartidaria y sin fines de lucro”.
En base a las mediciones del INDEC, el informe asegura que sobre 14 millones de niños, niñas y adolescentes menores de 17 años, con la pandemia, en el segundo trimestre de este año, la indigencia alcanzó al 22,5% (3,2 millones). Sin las ayudas del Estado hubiera trepado al 40,4% (5,7 millones). O sea, esas ayudas contribuyeron a reducir la indigencia en 2,5 millones de chicas y chicos. El trabajo fue elaborado los especialistas en temas sociales Gala Díaz Langou, Gabriel Kessler, Carola della Paolera y Matilde Karczmarczyk.
Con la pobreza, el resultado fue muy diferente porque alcanzó al 66,3% (9,3 millones) y sin la ayuda del Estado hubiera subido al 69,3% (9,7 millones). Una reducción de solo 420.000.
Luego de enumerar todas las medidas y ayudas implementadas por el Estado, el informe dice que 14 millones de los 45 millones de personas son niños/as y adolescentes que ya en la primera mitad de 2019 “más de 7 millones (52,6%) vivían en hogares cuyos ingresos no alcanzaban para satisfacer sus necesidades básicas”.
En el primer semestre de 2020, se incrementó al 58,9% (8,2 millones), que se desagrega en un 51,4% en el primero y un 66,3% en el segundo (9,3 millones). Pero sin las ayudas hubiera trepado al 69,3% (9,7 millones). Por eso, el estudio afirma que sin esas ayudas, “los niveles de pobreza de niños/as y adolescentes hubiesen sido de 3 puntos porcentuales más en ese trimestre”. Esos 3 puntos sobre 14 millones son 420.000 chicos y chicas.
En tanto, el efecto en la indigencia infantil y adolescente, en el segundo trimestre podría haber llegado al 40,4% y por las transferencias del Estado se redujo al 22,5%.
Así, el trabajo dice “que si bien sin estas medidas las condiciones sociales y los niveles de pobreza hubiesen sido aún más alarmantes, tampoco son suficientes para contrarrestar los efectos negativos por la crisis”.
Además, “un rasgo central de la cuestión social argentina desde hace 4 décadas es que cada crisis afecta a sectores de clase media vulnerable, que se transforman en nuevos pobres o pauperizados sin caer por debajo de la línea de pobreza. Un déficit de las políticas sociales es que no se ha logrado generar respuestas adecuadas para esos sectores”.
El estudio agrega que no solo se trata de los ingresos en dinero sino también de las condiciones de vida. Considerar solo los ingresos monetarios puede “subestimar el impacto de la crisis en las tasas de pobreza….”. Y aporta cifras reveladoras.
“Los hogares en situación de pobreza viven en hábitats precarios con bajo acceso a servicios esenciales: cerca del 12% vive en condiciones de hacinamiento, el 47% no tiene cloacas y el 15,3% no tiene acceso a agua corriente…. (EPH, segundo semestre 2019)”. Las familias pobres con hijos también tienen menor acceso a las tecnologías de la información y comunicación (TIC), que se revelaron fundamentales durante la pandemia. Por ejemplo, “el acceso a computadora en los hogares con niños/as de menores ingresos es apenas de un 33% y un 73% tiene acceso a internet”.