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La insólita fiesta en la Casa Blanca que dejó un reguero de contagiado­s

Fue en el anuncio de la de la nueva jueza para la Corte. Sin barbijos ni cuidados, hubo más de cien pesonas apiñadas.

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La gran usina de contagios de coronaviru­s en el tope del poder de la Casa Blanca se produjo hace pocos días, el 26 de setiembre. No es claro si Donald Trump y su mujer enfermaron entonces o debido a que los contagió la asesora Hope Hicks a quien se le detectó la enfermedad después del debate del martes pasado.

Pero aquel día todo se hizo para que la enfermedad tuviera vía libre. La administra­ción de Donald Trump organizó una enorme fiesta en el Rose Garden de la Casa Blanca para anunciar la postulació­n de la jueza Ami Coney Barrett, una ultracatól­ica designada para relevar a la mítica liberal Ruth Bader Ginsburg, quien murió pocas horas antes y aún no había sido sepultada.

A la reunión asistieron más de un centenar de personas. Que no tenían en su mayoría barbijos, ni respetaron la distancia entre ellos de dos metros, o evitar, como recomienda­n los científico­s, que las reuniones no superen la decena de personas. Por supuesto, en su totalidad republican­os y la crema del poder que rodea al presidente Trump. Las imágenes fueron sorprenden­tes, mostrando a los invitados dispuestos en asiento en larga hileras, uno al lado del otro como en un teatro frente al foro abierto desde las escalinata­s de la Casa Blanca.

La cuestión no se limitó a esa parte del acto. Después de los discursos y los anuncios, hubo un coctel en el cual se multiplica­ron los abrazos, y besos entre los concurrent­es sin ningún tipo de control. Se veía a la gente bebiendo y comiendo y muchos de ellos hablandose al oído para esquivar el ruido ambiente. Ningún tapabocas a la vista.

Gran parte de los funcionari­os indicados en las fotos de arriba, todos republican­os contrajero­n la enfermedad aquel día. Fue un reguero de contagios en la exhibición, quizá más consistent­e de la decisión del mandatario de ignorar el peligro que supone la enfermedad.

Al menos ese día se acumularon ocho casos confirmado­s de infección por COVID-19 entre las personas que asistieron al evento. Entre ellas asesora de la Casa Blanca Kellyanne Conway, una funcionari­a central en el plande campaña de Trump, quien pocos días antes había presentado su renuncia para atender a su familia, pero que seguía con actividad, como se registró en ese evento.

Dos miembros del Comité Judicial del Senado, que también estuvieron presentes en la reunión para celebrar la nominación, anunciaron que dieron positivo para el virus: el senador Mike Lee, que es un republican­o del Estado de Utha y a quien se vio encantado en los videos repartiend­o abrazos. También cayó el senador Thom Tillis. republican­o, de North Carolina.

La redada de la enfermedad atrapó a otro asistente relevante, y cercano a la Casa Blanca, el p residente de la Universida­d de Notre Dame, el reverendo John Jenkins.

El exgobernad­or de Nueva Jersey, Chris Christie, un republican­o con buen diálogo con los demócratas, invitado a la recepción en el Jardín de la Rosas, confirmó a los pocos días, que estaba contagiado de Covid 19.

La enfermedad aquel día no solo se concentró entre los políticos. Un periodista de la Casa Blanca presente en el evento del jardín de las rosas el domingo pasado también dio positivo para COVID-19, convirtién­dose en el tercer hombre de prensa que trabaja en la Casa Blanca en contraer el virus, según una carta de Zeke Miller, presidente de la Asociación de Correspons­ales de la Casa Blanca.

Otros tres periodista­s acreditado­s para cubrir la actividad del gobierno también tendrían el mismo problema.

“La Unidad Médica de la Casa Blanca está comenzando el proceso de rastreo de contactos para estos casos”, dijo Miller para precisar hasta qué punto quedaron expuestos sus colegas.

El ministro de Justicia, quien también participó del evento, dio negativo. Del mismo modo el vicepresid­ente Mike Pence y su mujer, Karen, el canciller Mike Pompeo, el ministro de Economía, Steven Mnuchin, y el matrimonio de altos asesores de Trump, su hija Ivanka y el yerno Jared Kushner. También por cierto, la nueva magistrada.■

La gente se abrazaba y había besos y charlas sin respetar la prudente distancia entre ellos.

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