James está sentado desde hace rato en la mesa de los más dominantes de la NBA
La comparación es con los más grandes: Russel, Jones, Jabbar, Chamberlain, O’Neal y el propio Jordan.
“La clave, si querés salir campeón, es que tenés que pasarr sobre un equipo liderado por LeBron James”. A horas de disputar sus primeras finales de la NBA, Jimmy Butler, la estrella de Miami, no dio rodeos. Las palabras sobre su rival en la definición resumieron el sentir de los protagonistas. Más de una década de preponderancia validan la pregunta: ¿es la figura de Los Angeles Lakers el jugador más dominante de la historia?
“Por supuesto no podemos enfocarnos sólo en él porque tiene jugadores buenísimos alrededor, pero uno tiene la misma prueba una y otra vez hasta que la supera. Esa prueba es LeBron James”, reforzó Butler antes de comenzar una serie que ya va 2 a 0 y que pareciera camino al 17° anillo Laker.
Lo que le pasa al alero de los Heat es, en definitiva, la vida misma. En 13 años desde que James jugó su primera final allá por 2007, acumula diez y ocho consecutivas entre 2011 y 2018.
Esa decena de series decisivas -de las nueve concluidas, sólo ganó treslo coloca como uno de los cuatro basquetbolistas que más veces disputó el título. Vale contextualizar al resto.
Dos de ellos son Bill Russell y Sam Jones, miembros del equipo que prevaleció como ningún otro en la vida de la liga: aquel Boston de finales de los 50 y la década del 60.
El otro es Kareem-Abdul Jabbar, que las disputó con Milwaukee y los
Lakers del showtime. Y vaya si tiene un argumento de peso: ¿cómo podría relativizarse el dominio de quien llegó a convertirse en el máximo anotador de la historia?
En esa carrera la híper profesionalización de la NBA, la competitividad, la renovación de los desafíos e incluso el progreso del juego hasta fines de los 80 dominado durante casi 40 años por los pivots, parecerían jugar a favor de James.
La del equipo angelino es la tercera camiseta con la que disputa una final, después de las de Miami y Cleveland. Si gana el título logrará una gesta que ningún gran jugador consiguió: levantar el trofeo Larry O’Brien con tres casacas diferentes.
Sí lo hicieron Robert Horry y John Salley, pero como jugadores de rol. Ninguna estrella de la historia se replanteó la existencia deportiva tantas veces y lideró a anillos a tantas franquicias distintas.
A la hora del juego de las opiniones es imposible quitar del medio a Michael Jordan. Apenas jugó la mitad más una de las finales de James, pero jamás perdió una y es el hombre con el mayor promedio anotador en los playoffs (único por encima de los 30 puntos por noche).
Además se fue a jugar al beisbol dos años y volvió para ser tan imparable como antes de abandonar la NBA. Pensar si algún otro hubiera sido capaz es incomprobable. Pero hasta del mítico MJ sonaba irrisorio y lo logró.
El hombre de los 100 puntos. ¿Cómo sacar de la conversación a Wilt Chamberlain? Un animal que marcó diferencias física y basquetbolísticamente: siete veces máximo goleador, 11 mejor rebotero, cuatro MVP y hasta el mayor asistidor en una temporada. No había nada que no pudiera hacer en una cancha.
Además de los 100 tantos llegó a promediar 50 en una temporada y metió medio centenar casi 120 veces en su carrera. Si no pudo lograr más que dos anillos, mucho tuvieron que ver los mencionados Celtics, dueños de la NBA en su momento.
Shaquille O’Neal, el último gigante que aplastó a sus rivales, es otro de los que fueron nombrados en el debate: en su mejor momento era casi imposible detenerlo.
James declaró que tiene el objetivo de ser considerado el mejor de la historia. Difícil responder si lo será porque, en definitiva, tiene mucho de subjetividad. Pero hizo méritos para ser considerado el más dominante.w