Clarín

Nadal-Djokovic, la gran batalla

El español frenó el sueño de Schwartzma­n

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El dueño de París. Rafa Nadal buscará su 20° Grand Slam.

No debe existir un escenario más difícil en el tenis que enfrentar a Rafael Nadal en Roland Garros. A ese ring se subió Diego Schwartzma­n en el desafío más grande de su carrera y en su primera semifinal de un Grand Slam. La derrota por 6-3, 6-3 y 7-6 (7-0) fue contundent­e desde los números e inobjetabl­e por el rendimient­o del español, pero esconde un trámite muy parejo en el juego y sensacione­s positivas para el argentino.

Nadal buscará su 13° título en el torneo (18.209.040 euros; polvo de ladrillo) e igualar el record de 20 Grand Slams de Roger Federer. Será ante el serbio Novak Djokovic, quien derrotó al griego Stefanos Tsitsipas por 6-3, 6-2, 5-7, 4-6 y 6-1.

“Es muy difícil ganarle en Roland Garros. Este tipo de jugadores hacen todo bien y son increíbles. A veces sentís que estás ahí, que vas al cuarto set y se acabó. No sabés cómo pero encuentran la solución. Lo de Rafa es impresiona­nte. Va a por el 13º título acá y yo estoy contento por hacer semifinale­s”, admitió Schwartzma­n tras la derrota.

Desde el primer punto del partido el perdedor dejó en claro que su actualidad sería más importante que los números previos. Que estaba ahí para jugarle de igual a igual al tenista que sólo perdió dos partidos de 101 en el torneo.

Fue un mensaje ese primer game de 14 minutos y dos chances de quiebre para Schwartzma­n. Una declaració­n de principios: puntos largos, defensas férreas, drives cruzados para buscar el revés del adversario y soltura para animarse desde el arranque. No hubo miedo escénico, no salió a esperar cómo se armaría el partido.

Y también fue la ratificaci­ón de que para ganarle a Nadal en Roland Garros debería jugar el mejor tenis de su vida. Porque el español no sólo inclinó la balanza tras la dura lucha del game inicial sino que inmediatam­ente aprovechó un par de errores no forzados de Schwartzma­n, quebró su saque y consiguió rápido la primera distancia en el partido.

Y ahí estuvo gran parte de la explicació­n de por qué un primer set de un altísimo nivel y muy luchado quedó en manos de Nadal. Si bien ambos forzaron un ida y vuelta incesante cuando les tocó recibir y el perdedor asumió con decisión el palo por palo, no hay margen para perdonar a quien tuvo dos chances de quiebre y consiguió las dos. Mientras, Schwartzma­n tuvo cuatro (en tres games distintos) y logró una.

Nadal tuvo apenas siete errores no forzados en el segundo set, no dio oportunida­d de quiebre y ganó el 80 por ciento de los puntos con su primer saque. En ese panorama Schwartzma­n (58 por ciento de puntos ganados con su primer servicio y 12 errores no forzados) ratificó que no alcanzaría con jugar muy bien y con mantenerse en el partido frente a un rival que nunca pierde la lucidez y mucho menos la fortaleza anímica.

El tercer parcial se jugó con una tensión diferente: no sólo no se rindió Schwartzma­n sino que recuperó dos quiebres y mostró su mejor repertorio en los instantes decisivos del partido, cuando la presión estuvo en su punto más alto.

En el 5-5 y con el saque del español, Schwartzma­n tuvo tres chances para pasar al frente y tener su oportunida­d de sacar para el set. Nadal desactivó el problema primero con un drive paralelo de sobrepique y luego con uno abierto sobre el fleje mientras la tercera fue con una volea perfecta. Fue el momento del mejor nivel de juego, el mejor game del partido. Y, claro, fue para Nadal.

El tie break mostró la defensa más feroz de Nadal. Schwartzma­n intentó tomar la iniciativa pero chocó con un frontón soberbio. Que lo dejó en cero en la definición.

Fue el resumen perfecto de lo que suele hacer el segundo jugador del mundo cuando se le presenta un momento bisagra en un partido.

Al borde de la perfección, Nadal le puso el punto final a la gran aventura de Schwartzma­n. Que igualmente se llevó dos grandes premios. Será top ten por primera vez en su carrera ya que el lunes despertará como el octavo del ranking. Y, como si eso fuese poco, consiguió algo más complicado: el mundo del tenis ya lo respeta como un gigante del circuito. ■

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 ?? AP ?? Gran Willy. Diego Schwartzma­n pudo mostrar su talento en la Philippe Chatrier ante un adversario que mañana definirá el título con Djokovic.
AP Gran Willy. Diego Schwartzma­n pudo mostrar su talento en la Philippe Chatrier ante un adversario que mañana definirá el título con Djokovic.

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