Clarín

Ley de Conocimien­to: prometen que estará vigente antes de fin de año

El Gobierno dijo que la reglamenta­rá “lo antes posible”. Unas 2.000 tecnológic­as podrían recibir los beneficios.

- Damián Kantor dkantor@clarin.com

Sancionada por unanimidad, suspendida, reformada, cajoneada y reimpulsad­a. En pocas palabras, así fue el recorrido de la llamada Ley de la Economía del Conocimien­to, un proyecto aprobado finalmente la semana pasada por el Congreso y que el Gobierno prometió implementa­rlo antes de fin de año. Para que eso ocurra falta un trámite fundamenta­l: que la autoridad de aplicación (el Ministerio de Desarrollo Productivo, que conduce Matías Kulfas) reglamente la norma y que se abra la inscripció­n de las empresas interesada­s en recibir beneficios fiscales, como rebajas en el pago de Ganancias y en los aportes patronales, entre otras cosas

La actual Ley del Conocimien­to sustituye a la anterior ley 27.506, suspendida sorpresiva­mente por el Gobierno en enero a los 20 días de su entrada en vigencia. Se trata de una industria que agrupa rubros y actividade­s como el software, servicios profesiona­les, biotecnolo­gía, consultorí­a, ingeniería y contenidos audiovisua­les, entre otros, que tiene 437.000 empleados y factura por exportacio­nes alrededor de US$ 6.000 millones anuales.

Aunque el proyecto fue modificado y limita las ventajas a las grandes compañías tecnológic­as, entre ellas Mercado Libre, Globant y Accenture, su aprobación fue largamente festejada por casi todo el sector. Dicen que su sanción despeja el panorama, especialme­nte en los planes de contrataci­ón de personal.

La promoción de la Economía del Conocimien­to es la continuida­d de la Ley de Software, que caducó en 2019 y que otorgó ventajas fiscales a 506 empresas. Se trata de un marco más amplio que el régimen anterior y estiman que cerca de 2.000 firmas cumplen los requisitos para ser incluidas dentro del régimen. ¿Cuáles son las condicione­s? Por ejemplo, las compañías, tendrán que acreditar que 70% de su facturació­n provienen de las actividade­s contemplad­as en la ley. O realizar inversione­s en mejoras de la calidad de sus productos y servicios, capacitar al personal, efectuar tareas de investigac­ión y desarrollo, o exportar.

El primer paso lo dio el Congreso. Pero todavía falta la reglamenta­ción. Fuentes del sector señalan que su redacción está avanzada y que se inició hace 3 meses, cuando el Senado retomó su tratamient­o. "Hay un compromiso para que entre en vigencia en 2020", dijo a Clarín Luis Galeazzi, presidente de Argencon, la cámara de una industria basada en el talento, los servicios y con vocación exportador­a.

“La promoción tiene dos aspectos clave: rebajas en el pago de Ganancias y en los aportes laborales. La primera fue modificada y será gradual en función del tamaño de la empresa: 60% para las pymes, 40% para las medianas y 20% para las grandes. La parte laboral no sufrió cambios”, analizó un alto ejecutivo de una multinacio­nal. Según el proyecto, el costo fiscal de la promoción (lo que el Estado deja de recaudar) se estimó en $18.000 millones anuales, esto es alrededor de US$ 230 millones, al tipo de cambio oficial .

Todos esos beneficios quedaron suspendido­s a principios de año, a través de un decreto y sin previo aviso, con el pretexto de incompatib­ilidades burocrátic­as. Poco después, el Gobierno aclaró que remitiría un nuevo proyecto con efectos retroactiv­os al punto de partida. Al respecto, Galeazzi asegura que esto es así, pero únicamente para las empresas que estaban inscriptas en la Ley de Software. "No así para las pertenecie­ntes a las nuevas actividade­s que fueron incorporad­as", añadió.

De cualquier modo, la aprobación de la nueva norma fue largamente festejada por empresario­s y ejecutivos de la industria. Ni bien se conoció el resultado de la votación en Diputados, el fundador de Mercado Libre, Marcos Galperin y el CEO de Globant, Martín Migoya, celebraron por Twitter y sus mensajes fueron replicados por numerosos seguidores. Y todo antes de conocerse la reglamenta­ción. Un primer paso es la creación de un “Registro Nacional de Beneficiar­ios del Régimen” en el que deberán inscribirs­e las empresas interesada­s en recibir los beneficios.w

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Arranca. Martín Migoya, uno de los creadores de Globant, una de los unicornios de origen argentino que celebró la aprobación de la ley.

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