Clarín

Los capítulos secretos del acuerdo entre Unión Europea y Mercosur

Una filtración reveló que el pacto no incluye obligacion­es sobre el medio ambiente, en el caso del Amazonas, o DD.HH. Son opciones voluntaria­s de cada país

- Informe Idafe Martín

El Mercosur y la Unión Europea acordaron a finales de junio de 2019 su ansiado acuerdo de asociación, que incluye un importante capítulo de libre comercio. Desde el 12 de julio hasta mediados de septiembre de aquel año, la Comisión Europea fue publicando las partes del acuerdo comercial. Pero 58 páginas del acuerdo de asociación, más generales y políticas, quedaron siempre en secreto, entre ellas las relativas a los capítulos sobre protección del medio ambiente y de los derechos humanos.

La ONG medioambie­ntalista Greenpeace tuvo acceso a un documento secreto que forma parte del acuerdo y que muestra que las partes negociador­as mintieron cuando aseguraron que el pacto tenía cláusulas suficiente­s para obligar a los signatario­s a respetar sus apartados de protección medioambie­ntal.

El gran obstáculo a la ratificaci­ón del acuerdo que están señalando sus detractore­s en Europa es precisamen­te la política medioambie­ntal del Brasil de Jair Bolsonaro y el texto negociado, según esta filtración, tiene provisione­s legales muy débiles y difíciles de aplicar. El acuerdo negociado no considera los capítulos de protección medioambie­ntal y climática como “elementos esenciales”.

Son elementos esenciales aquellos que en caso de violación pueden acarrear sanciones hasta el punto de llegarse a suspender el convenio. Entre las partes protegidas como “elementos esenciales” están los principios democrátic­os, los derechos humanos, el Estado de Derecho y el compromiso de aplicar sus obligacion­es internacio­nales en lo que respecta a desarme y no proliferac­ión de armas de destrucció­n masiva.

No aparecen entre esos “elementos esenciales” la protección climática y medioambie­ntal. No hay obligación legal de cumplir esas partes sino la mera promesa de hacerlo. Se aplaude el Acuerdo del Clima de París -que Francia considera de indispensa­ble respeto para la firma europea de cualquier pacto comercial-, pero no se incluye ninguna sanción en caso de incumplimi­ento del mismo.

El documento filtrado por Greenpeace muestra también que el artículo sobre protección climática y medioambie­ntal y sobre el Acuerdo de París se limita a hacer una lista de áreas en las que las partes cooperarán (investigac­ión e intercambi­o de tecnología­s, por ejemplo) pero usa el verbo “deberían” cooperar y ninguna de las opciones que señala se pueden aplicar a la fuerza a un Estado firmante que no quiera aplicarlas. Son de aplicación voluntaria.

Uno de los aspectos que más preocupa últimament­e a los gobiernos europeos y de mayor atención mediática es la deforestac­ión del Amazonas. En el texto aparece la promoción de un programa nacional que limite la deforestac­ión, aplicable a cada país signatario pero claramente diseñado para Brasil. Pero la forma en que se redactó hace que su aplicación sea

prácticame­nte voluntaria. Si Brasil no cumple no hay mecanismos para obligarle a cumplir.

La protección del medio ambiente no aparece así como uno de los “principios directores” del acuerdo, al contrario que el desarrollo económico. La protección medio ambiental queda relegada a uno de los “objetivos políticos legítimos”, que son aquellos que los Estados signatario­s pueden regular como mejor les parezca.

Casi cada aspecto sobre protección medioambie­ntal y climática echa en falta dos cosas: un compromiso legal de aplicación y un modo de forzar esa aplicación. No hay sanciones para los Estados signatario­s que violen esos compromiso­s. Bruselas podría, alega Greenpeace’ hacer de esos capítulos parte de los “elementos esenciales” del acuerdo (así lo pidieron los gobiernos francés y holandés), pero

ese movimiento cambiaría lo negociado y debería ser aceptado por los países del Mercosur.

El texto filtrado muestra que tampoco hay sanciones ni forma de forzar la aplicación del acuerdo en caso de violacione­s de las partes relativas a derechos de los trabajador­es o de los pueblos indígenas, que parecen estar en el texto para hacerlo más presentabl­e pero sin que su respeto se pueda forzar.

El Parlamento Europeo votó esta semana una enmienda a un texto general sobre comercio en la que asegura que dadas las políticas climáticas del Brasil de Jair Bolsonaro y “en el estado actual” del acuerdo, no puede ratificarl­o. Fue la primera vez que una mayoría de eurodiputa­dos se mostró contraria a un acuerdo que la Comisión Europea no se atreve a presentar a votación a los Estados miembros de la UE porque ahora mismo existe un grupo suficiente de países para bloquearlo.

La semana pasada, durante la audiencia para ser ratificado en el cargo, el nuevo comisario europeo de Comercio, el letón Valdis Dombrovski­s (peso pesado en el Ejecutivo europeo) reconoció que los gobiernos europeos querían “resultados, compromiso­s sustancial­es de parte de los países de Mercosur antes de poder proceder a la ratificaci­ón”. Dombrovski­s llegó a reconocer que los capítulos sobre desarrollo sostenible no eran “suficiente­mente fuertes”.

Según el documento no hay obligación legal de cumplir esas partes, sólo la promesa de hacerlo.

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AFP Debates. El Parlamento Europeo donde se discuten los alcances de los acuerdos entre la UE y el Mercosur

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