Tensa batalla por una nueva jueza en la Corte Suprema de EE.UU.
Amy Barret, propuesta por Trump, inició ayer sus audiencias de confirmación ante el Senado.
El presidente Donald Trump nominó a la jueza Amy Coney Barret para suceder en la Corte Suprema a Ruth Bader Ginsburg, conocida popularmente como “RGB”, un ícono feminista y del progresismo que falleció de cáncer a los 87 años y que se inclinó siempre a favor de la igualdad entre el hombre y la mujer, la defensa de derechos de la comunidad LGBT, el aborto y el límite a las armas. Barret, que desde ayer afronta la confirmación en el Senado, es la contracara de Ginsburg y, más allá de las personalidades, este relevo tendría un enorme impacto en Estados Unidos.
Si la jueza es aprobada por los senadores -se descuenta que así será dado el dominio republicano de la cámara alta-, el máximo tribunal estadounidense pasará a tener una amplia mayoría conservadora (6 a 3), un balance que puede desatar cambios en temas importantes como el derecho al aborto, el medio ambiente, la inmigración, el matrimonio homosexual, el plan de salud, entre otros. Además, la Corte puede tener un rol decisivo en las próximas elecciones presidenciales del 3 de noviembre, que podrían terminar definiéndose en una disputa judicial ya que Trump viene agitando el fantasma del fraude electoral desde hace meses.
Barret, nacida en Nueva Orleans, pero con actual puesto como jueza de apelaciones en Séptimo Circuito con sede en Chicago, será, con 48 años, la jueza más joven del alto tribunal, que tiene puestos vitalicios. O sea que su sello en el tribunal puede trascender a más de una generación.
Es una devota católica, casada y madre de 7 hijos, dos de ellos adoptados en Haití, y por sus convicciones religiosas es una ferviente opositora al aborto. Es miembro de un grupo ultraconservador cristiano conocido como People of Praise, una organización que impulsa la idea de que una mujer casada debe delegar la autoridad dentro del hogar a su marido, quienes a su vez son guiados por asesores espirituales o “líderes” en sus decisiones de vida, mientras que se espera que los miembros donen el 5% de sus ingresos a la organización.
Barret trabajó por más de 10 años con el fallecido juez Antonin Scalia y, como él, se define como una “originalista” o “textualista”, que significa que busca atenerse de manera estricta al texto de la Constitución y trata de aplicar en sus sentencias la intención original que tuvieron sus artífices en 1787. No admite interpretaciones adaptadas a los nuevos tiempos.
Con la aprobación de Barret por el Senado, la Corte Suprema, que tenía una mayoría conservadora de 5 a 4 (aunque el presidente conservador moderado John Roberts servía de balance porque a veces votaba con el sector más progresista), pasaría a tener 6 a 3 en fallos fundamentales que pronto podrían ser revisados por presión de la derecha. Algunos ejemplos serían el Roe vs Wade de 1973, que establece el derecho al aborto, y otros que avalan el matrimonio gay, el cambio climático, la protección de los trabajadores y de los inmigrantes, estiman los expertos.
La rápida nominación de Barret y su tratamiento “fast track” en el Senado fue una decisión muy controvertida, pero Trump buscaba sellar la mayoría en la Corte antes de las elecciones y al mismo tiempo ofrecer un gran gesto a los sectores religiosos que lo apoyan.
Los demócratas –y un pedido expreso de Ginsburg antes de fallecer-exigían que se congelara la discusión por la vacante, hasta después de los comicios. Había un antecedente en ese sentido: en 2016, los republicanos se opusieron a votar a un nominado de Barack Obama para remplazar al juez conservador Scalia con el argumento de que era un año electoral. De hecho, la posición de los demócratas es compartida por la mayoría de los ciudadanos. Un sondeo de Washington Post/ABC señaló que 57% -frente a 38%- se opone a confirmar a la nueva magistrada antes de las elecciones.
Pero, pragmáticos al fin, los republicanos dieron vuelta sus argumentos de hace 4 años y ya dijeron que acelerarán los tiempos para votar pronto: no quieren el riesgo de perder la elección y que sea el demócrata Joe Biden en nominar al nuevo magistrado, que sería un liberal en lugar de un conservador. La confirmación requiere una mayoría simple y los republicanos superan a los demócratas 53-47 en el Senado.w