“Como hijos y nietos de la democracia, debemos buscar consensos”
hay una frase que se volvió tristemente célebre en el pueblo argentino es “que se vayan todos”. La decían nuestros abuelos decepcionados cuando veían cómo sus jubilaciones eran otra vez el instrumento de ajuste del Estado; la decían nuestros viejos, cuando veían cómo la crisis y el desempleo les derrumbaban años de sacrificio.
Ahora la empezamos a decir los jóvenes cuando vemos que el país se encamina otra vez al abismo. Si bien las problemáticas argentinas parecen no tener solución y ser siempre las mismas, hay algo en lo que difiere nuestra generación de las anteriores: tenemos la suerte, la obligación y la responsabilidad de vivir en democracia.
Tenemos la suerte de poder decir lo que pensamos, de expresar nuestras ideas y de vivir con libertad. Tenemos la suerte de tener derechos que antes no se tenían; como la obligación de reclamarlos, hacerlos visibles y llevarlos a la práctica. Tenemos la responsabilidad, como decía el ex presidente Raúl Alfonsín, de asegurar hoy y para los tiempos la democracia y el respeto por la dignidad del hombre en Argentina.
Por estas razones tenemos que aprender que no nos puede dar lo mismo expresiones como las que realizó el ex presidente Eduardo Duhalde, cuando afirmó que en Argentina podría volver a haber un golpe de Estado o una guerra civil en caso de que la crisis se incrementara. Son estas las razones por las cuales, nosotros como jóvenes, pero sobre todo como hijos y nietos de la democracia, debemos buscar los consensos y el diálogo; sin dejar de mantener viva la llama de la memoria, buscando la verdad y exigiendo justicia.
Son también estas las razones por las cuales debemos aprender a dejar de echarles la culpa a nuestros gobernantes sobre los problemas que tenemos; ya que si hay algo que refleja la dirigencia política, de una forma u otra, es al pueblo que lo puso en ese lugar de toma de decisiones, mediante el voto que le dimos cada uno de nosotros como ciudadanos.
Deberíamos empezar a dejar atrás la frase “que se vayan todos” por una en la que le exijamos a nuestros dirigentes, y a nosotros mismos, una mejor democracia y respuestas a los problemas. Una frase en donde no haya lugar para naturalizar discursos y actitudes nefastas que posicionen a nuestros dirigentes y a nosotros de una forma bizarra. Una frase en donde no haya lugar para que un intendente diga abiertamente que hay venta de droga en las ambulancias de su municipio, y que el hecho sea olvidado al poco tiempo. Una frase en donde no se tolere que un senador denunciado por violar a un familiar sea parte del Congreso de la Nación; una frase en donde la agenda política no esté orientada a liberar presos por corrupción o remover jueces que investigan a integrantes del Ejecutivo; una frase en donde la persona encargada de la economía nos presente un plan económico serio y creíble; una frase en donde la persona encargada del país se preocupe por el mérito y el esfuerzo de cada uno de los ciudadanos.
En fin, una frase que nos permita sentirnos orgullosos del país en donde nacimos, en donde el mundo nos conozca por lo que logramos juntos. Una frase que nos permita creer nuevamente que con la democracia se come, se cura y se educa. Una frase en la cual los jóvenes podamos volver a ver en Argentina un hogar.