“Se van los más dispuestos a arremangarse”
Desde Escobar, el 28 de septiembre el presidente Alberto Fernández dijo: “Días atrás escuchaba un formidable discurso de Máximo (Kirchner) sobre esta nueva retórica de que los argentinos se van”. Más tarde señaló: “Lo que hace falta es que todos nos arremanguemos”.
Resulta que los que se van son precisamente los más dispuestos a arremangarse, pero ya no aceptan sufrir más impuestos confiscatorios ni regulaciones que reducen a la nada el derecho constitucional a la propiedad privada.
Los que no quieren arremangarse ¿por qué van a emigrar si aquí el gobierno atiende todas sus necesidades a cambio de nada? Muchos de los que viven de planes creen que esa asistencia debe ser vitalicia y que es uno de sus derechos inalienables como lo fue para sus padres y abuelos. Por supuesto retribuirán al gobierno con su voto. El Estado mantiene a los que no trabajan, expoliando a los que sí trabajan; esta es, además, una forma “piola” de perpetuarse en el poder porque todos quieren seguir recibiendo lo que se les da de arriba; pero esta injusticia legal por algún lado estallará. Por ahora es la emigración.
El ministro Matías Kulfas admitió que el 47,2 % de los argentinos recibe algún ingreso del Estado, lo que garantiza que habrá planes por cincuenta años más. El gobierno lamenta que los que se van no sigan dispuestos a dejarse explotar en su país y prefieran irse, pero no hace nada razonable para retenerlos. El exilio siempre tiene un sabor muy amargo y es percibido como una expulsión injustificable provocada por el gobierno de su propia patria.