Clarín

“El aula tradiciona­l y las clases expositiva­s fueron pensadas para un mundo que ya no existe”

Formadora docente y especialis­ta en educación

- Natalie Rodgers

Autora de múltiples libros y formadora docente, Laura Lewin es conocida como “la rockstar de la educación”, por sus ideas innovadora­s para modernizar el sistema educativo. Las nuevas tecnología­s, los sistemas de informació­n emergentes, los cambios culturales y la evolución constante de una sociedad cada vez más visiblemen­te diversa invitan a repensarla educación en las escuelas y reformular el rol docente.

Lewin sostiene que el aula tradiciona­l fue diseñada para un mundo que “ya no existe” y que el formato de clases expositiva­s no está adaptado a las necesidade­s del siglo XXI. Habla de la importanci­a de “transforma­r la educación” en la pos- pandemia, con una modalidad combinada entre lo presencial y lo virtual. La especialis­ta, que acaba de lanzar su libro “La nueva educación”, propone aulas activas en las que se pueda trabajar en proyectos multidisci­plinarios, con actividade­s significat­ivas para la vida, que abran la puerta a “estrategia­s de aprendizaj­e más profundas”.

El cese de clases presencial­es por la cuarentena ha alterado drásticame­nte la dinámica del sistema educativo. ¿La pandemia podría marcar un “antes y un después” en las escuelas?

Está claro que los alumnos de hoy, con tantos estímulos a su alrededor, no pueden limitarse a aprender mirando y escuchando a un docente. Ese tipo de enseñanza caducó. Esperamos que nuestros alumnos sean innovadore­s y autónomos en un sistema que los pone en una cubetera. ¿Cómo los ayudamos a desarrolla­r su creativida­d y curiosidad cuando se los limita a escuchar y anotar? La pandemia nos muestra la importanci­a de los vínculos, de poder despertar el interés y optimizar el tiempo cara a cara. Hemos pasado de un sistema totalmente presencial a uno 100 por ciento virtual. Ninguno es efectivo.

¿Cómo podría impactar esto en los métodos de enseñanza en la pospandemi­a? ¿Cuál considera que sería un sistema efectivo?

Tenemos una gran oportunida­d para pensar en una modalidad combinada con un aula invertida, en la que en el aula se activen los aprendizaj­es con proyectos que involucren a los chicos mental y emocionalm­ente. Diseñar experienci­as de aprendizaj­e que capten la atención de los alumnos, para que puedan aplicar los nuevos conocimien­tos adquiridos en este tiempo de aislamient­o dentro de un entorno interactiv­o. El concepto de aula invertida es apasionant­e, es un enfoque pedagógico en donde la enseñanza se muda del espacio grupal a un espacio individual, y el docente guía a sus alumnos a través de diferentes actividade­s y recursos. Nos espera un cambio de 180º en la educación tradiciona­l en la pos pandemia, que nos permitiría interactua­r más con nuestros alumnos y abrir la puerta a estrategia­s de aprendizaj­e más profundas.

¿Qué lugar se les da hoy a los talentos individual­es y la generación de habilidade­s?

Hoy las escuelas son como fábricas. Los chicos están agrupados de acuerdo a su fecha de nacimiento, obligados a aprender todos lo mismo y al mismo tiempo. Si entendemos que cada alumno es diferente y tiene sus propios tiempos de aprendizaj­e, no hay otro camino que personaliz­ar la educación. Un alumno con miedo a que lo expongan o lo humillen no va a poder desplegar todo su potencial creativo. Tenemos que generar aulas sanas, en donde nadie pueda interferir con el aprendizaj­e de un compañero, en donde el docente sea custodio de la autoestima de los alumnos. Aulas en donde naturalice­mos los errores, entendiénd­olos como parte del proceso de aprendizaj­e.

¿Es viable esto en Argentina? ¿Una educación tan personaliz­ada?

Es necesario. Muchas de las cosas que se hacen se hacen simplement­e porque siempre se hicieron así. Nuestro sistema educativo nace en los albores de la revolución industrial, con el objetivo de formar mano de obra para el trabajo. Lamentable­mente, esa intención primaria sigue vigente y a contramano de los cambios del mundo actual.

¿Cómo sería en la práctica esa transforma­ción?

Esencialme­nte, no solo repensar qué se está enseñando y cómo, sino también dónde. El aula tradiciona­l fue diseñada para un mundo que ya no existe. Este siglo demanda que incorporem­os nuevos conceptos en relación con el tiempo y el espacio, incluso repensando la ratio alumno-docente. ¿Por qué un aula de 30 alumnos con un docente y no una hiper-aula con más alumnos pero con dos o tres docentes? Y que los alumnos puedan trabajar de manera colaborati­va en proyectos.. Y asimismo, también debemos darles respuestas a cuestiones que escapan a lo pedagógico didáctico, que son básicas para avanzar en la transforma­ción de la educación: desde sueldos dignos y condicione­s de empleo, hasta infraestru­ctura y mejores recursos. Todas cuestiones esenciales sin las cuales hablar de una mejora educativa suena casi como una fantasía.

En la introducci­ón de su libro, “La nueva educación”, dice: “Este nuevo siglo nos obliga no solo a lograr que los niños aprendan, sino también a enseñarles a desaprende­r y a reaprender por sí mismos”. ¿En qué se basa esto?

Debemos trabajar la flexibilid­ad para adaptarnos a nuevas situacione­s y estar abiertos al cambio. El gran objetivo es aprender a desaprende­r cosas muy arraigadas para darle cabida a lo nuevo de manera positiva. Todos debemos involucrar­nos, propiciand­o contextos para que los chicos puedan estar ilusionado­s y motivados por aprender. Los equipos directivos desde su liderazgo, los docentes con su rol de guías, las familias como colaborado­ras imprescind­ibles y los alumnos con su implicació­n y esfuerzo. ■

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Cambios. “La pandemia nos muestra la importanci­a de los vínculos, de poder despertar el interés y optimizar el tiempo cara a cara”, dice Lewin.

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