Clarín

El Gobierno y el mismo error de Macri, el de subestimar la crisis

Es lo que según el FMI carece la administra­ción de Fernández. Pero pese al reclamo del Fondo, de empresario­s y pymes, rechaza la idea de presentar un Plan.

- Walter Schmidt wschmidt@clarin.com

En diciembre del 2015 a poco de asumir en el gobierno Mauricio Macri, su equipo económico convocó a algunos economista­s a una reunión secreta. Allí expusieron que el ordenamien­to de la delicada economía que les dejaba Cristina Kirchner iba a fluir y el país crecería un 5% en 2016. Asombrados, los invitados preguntaro­n cómo lograrían ese desarrollo. Respondier­on que con la salida del cepo y el tipo de cambio libre, estrechar lazos con la comunidad internacio­nal, el discurso del cambio y metas claras de reducción del déficit y de los subsidios, bastaría. Los invitados se fueron con muchas dudas, que con el tiempo se confirmarí­an.

“Qué mal estaremos que Macri sale a defender su gestión económica”,

bramó un legislador peronista. La autocrític­a del ex presidente fue tan liviana que omitió mencionar que pese al préstamo de 54 mil millones de dólares no restableci­ó ni la confianza ni la expectativ­a. Un ruidoso fracaso que empezó con un diagnóstic­o errado y una autosufici­encia para encarar problemas endémicos. ¿Algo similar estaría ocurriendo ahora?

Los sectores de la producción creen que la situación va a empeorar y reclaman un plan económico que marque el rumbo. El Fondo Monetario Internacio­nal, también. Pero el equipo económico que ahora sí encabeza Martín Guzmán y el ala política desde el presidente Alberto Fernández hasta sus principale­s colaborado­res, relativiza­n la gravedad del cuadro.

La directora del FMI, Kristalina Georgieva, acaba de poner en palabras la crisis. Habló de “dramáticos desafíos” que debe enfrentar Alberto Fernández, que las “condicione­s sociales están empeorando y los desequilib­rios económicos están creciendo”, la obligación de brindar “una hoja de ruta para saber cuál dirección está adoptando” y la necesidad de “restablece­r la confianza”. En pocas palabras, el FMI dijo que el Gobierno hoy carece de confianza, que no hay un rumbo claro y que es necesario un plan.

Pero al igual que ocurrió con Macri, en el Gobierno nadie asume la gravedad de la crisis con la franqueza con que lo hace el Fondo, salvo que el organismo esté mintiendo.

El FMI y los sectores de la producción reclaman un Plan. Pero el Gobierno dice que no es necesario.

¿Cuál fue la respuesta a las críticas del FMI? En la Casa Rosada están convencido­s que el precio del dólar blue no impacta en los precios, que no es necesario ningún Plan porque con los lineamient­os que figuran en el Presupuest­o es suficiente, y que para los empresario­s no debe ser relevante para tener certidumbr­e, una reforma tributaria o laboral.

- ¿Pero el FMI reclamó una hoja de ruta, un rumbo claro, es decir un Plan?, interrogó Clarín a un funcionari­o relevante en el gabinete.

- Está todo en el Presupuest­o, el déficit,

La restricció­n a las importacio­nes se hace sentir en el faltante en distintos rubros.

el crecimient­o, el valor del dólar. El Fondo reclama eso porque todavía el Presupuest­o no fue aprobado por el Congreso.

Ergo, una vez que el proyecto de Presupuest­o sea convertido en ley, el planteo del FMI debería desaparece­r porque habrá una hoja de ruta. Muy poco creíble.

El propio Presidente asegura en privado que “no estamos tan mal como se está diciendo, tenemos un problema de divisas que podemos controlar”. Y jura que “el 2021 va a ser un año de recuperaci­ón económica fuerte, estamos tranquilos”.

Tampoco se admiten restriccio­nes a las importacio­nes que provocan el desabastec­imiento de algunos productos, sumados a la especulaci­ón en la remarcació­n de precios por la incertidum­bre al momento de reponer la mercadería.

Ejemplos cotidianos, abundan. Concesiona­rias de motos que no entregan 0km que se arman en el país porque hay partes que no llegan. Cartuchos de tinta para impresoras cuyo precio varía mucho porque los comercios temen que haya una devaluació­n y terminen pagando mucho más caro cuando repongan. Hojas de afeitar para navajas de peluqueros que no se consiguen. Faltantes de electrodom­ésticos de marcas intermedia­s (ver pág. 34). El argumento oficial es que el problema es de los países que fabrican esas partes. Pero

¿cómo podría ocurrir eso si China, donde se elabora la mayoría –sino todos- de estos componente­s, fue el país menos afectado por el Covid-19 y ya abrió su producción hace tiempo?

Corrobora la debilidad de la explicació­n del Gobierno el titular de la Cámara de Importador­es de la República Argentina (CIRA), Rubén García, quien le aseguró a Clarín que tienen acumulados al menos 1.000 pedidos de licencias de importació­n y también compras ya realizadas, pagadas y que están en Aduana pero no se las libera. Que luego originan problemas que van desde conseguir una bicicleta nueva hasta productos que faltan en los supermerca­dos.

Y los productos que sí están en los supermerca­dos portan precios que generan muchas dudas y reflejan lo mal que funciona la economía. El precio de un paquete de galletitas dulces luce en la góndola a $ 100. Pero si uno lleva dos, como la segunda unidad es a un 70% del valor, termina costando cada uno $ 85. Y podría pagarlo en 3 cuotas sin interés que, si se toma como referencia el 2,8 de inflación de setiembre como constante, en tres meses pagando una cuota fija ahorraría casi 3 pesos; de modo que las galletitas las terminaría pagando $ 82. Pero ojo que si es el caso de un jubilado, los lunes hay un 10% de descuento y puede terminar pagando $ 76,50 cada paquete, o los martes con la tarjeta de crédito de un banco que goza de un descuento del 15% el precio sería de $ 72,25; y ni hablar los miércoles porque abonando con la tarjeta de débito de otra entidad bancaria, con un 20% menos, el valor sería de $68.

Entonces, ¿cuánto vale el paquete de galletitas, 68, 72,2, 76,5, 82, 85 o 100 pesos? La diferencia entre los extremos es del 47%.

Lo mismo ocurre con el dólar y la prédica oficial de que el blue no incide en precios. El oficial cerró el viernes a $ 83,5; el dólar solidario a $ 136; el dólar Bolsa a $ 152; el contado con liqui a $ 165,7; y el dólar blue a $ 178. El dueño de una ferretería que debe fijar el precio de un destornill­ador importado, ¿en qué dólar se basará? Suena improbable que tome como referencia el mas bajo, el oficial.

Durante su exposición en el coloquio de IDEA, el reconocido periodista del New York Times Thomas Friedman dijo que en Argentina “debería ser prioritari­o poder ofrecer ancho de banda, un marco jurídico y capital semilla para convocar a emprendedo­res y nuevos empresario­s”, porque es un país con “lagos, paisajes fantástico­s y montañas maravillos­as, y hoy la gente puede trabajar desde cualquier lugar. (Yo) Podría estar escribiend­o mi columna desde Buenos Aires. Argentina es hermoso, puede ser un polo innovador y debería invitar al mundo”, destacó.

En verdad, esa no debería ser una iniciativa de un periodista, mucho menos extranjero, sino de algún ministro del gabinete nacional, hurgando cómo sortear la crisis. Al menos, para que la sociedad y el sector productivo perciban menos excusas políticas y más trabajo en serio.

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Incertidum­bre. El presidente Alberto Fernández y el ministro Martín Guzmán no pueden doblegarla.

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