Para defender la gestión, el Gobierno busca construir un “relato albertista”
En la Rosada reconocen errores, pero también limitaciones por la pandemia. Cafiero pasa “letra” a sus ministros.
“Cometemos errores, ustedes (los periodistas) no nos quieren demasiado y por la pandemia tampoco pudimos encontrar una mística propia: es hasta natural que haya tantos rumores”. La reflexión surge de un ministro de
Alberto Fernández y da en el corazón del momento que atraviesa el Gobierno, donde en línea con el fuerte respaldo que le dio la semana pasada el Presidente a su Gabinete, cuando
descartó cambios y sostuvo que sus colaboradores han “hecho un trabajo impresionante”, se intenta un relanzamiento de cara al cierre del año y, en consecuencia, el inicio de la campaña electoral. Nadie se anima a decirlo públicamente pero por lo bajo
se admite la necesidad de construir un relato, como tuvo el gobierno de
Cristina Kirchner y, en su antítesis, el de Mauricio Macri, que ayude a potenciar los aciertos y disimular las tensiones en tiempos conflictivos.
En el Gobierno argumentan que la pandemia obligó a cambiar todos los planes que Alberto F. había trazado para su primer año y que eso también tiene su correlato en lo discursivo y en la falta de una identidad. Apuntan que dos ejes, como la recuperación económica y la generación de trabajo, quedaron inevitablemente postergados por el impacto del aislamiento decidido para prevenir los contagios. “A esta altura esperábamos estar hablando de la recuperación, pero el 70 por ciento de nuestra agenda se la llevó el Covid”, lamentan cerca del Presidente.
Y reconocen que la bandera del cuidado de la salud que durante la primera etapa de la cuarentena el Presidente levantó y que le rindió sus frutos en el nivel de aprobación de su
imagen que se reflejaba en las encuestas, también se vio erosionado. Para colmo, el avance de los casos y el quinto lugar que Argentina hoy ocupa en el ranking con más contagios forzaron a un viraje en ese discurso: el mensaje de que “se evitó lo peor”, que ya repiten los funcionarios que enfrentan con más frecuencia los medios de comunicación, no alcanza para retomar ese sendero.
Sin embargo, con miras a la pos
pandemia y con la premisa de que “la cuarentena no existe”, como enfatizó el Presidente, los cerebros de comunicación del Gobierno intentan capitalizar algunas acciones de los ministerios por fuera de lo sanitario. “Recién ahora se puede empezar a construir un relato, porque no hay relato posible sin gestión, hasta acá sólo habíamos funcionado en emergencia”, remarcan, al detallar “algunas áreas tardaron en arrancar” pero que en la reactivación empiezan a tomar un rol clave. Por caso, la de María Eugenia Bielsa, la ministra de Desarrollo Territorial y Hábitat, que pasó de ser de las más criticadas a ocupar varios casilleros en la agenda de desembarcos del Presidente: en los próximos días volverán a inaugurar viviendas juntos.
Bielsa integra el lote de ministros que, según marcan con sutileza en el entorno presidencial, “les costó adaptarse a la adversidad” que fue el cambio de dinámica por el coronavirus. “Hubo algunos, como Kato (por Gabriel Katopodis, ministro de Obras Públicas) ó Wado (Eduardo De Pedro, Interior), que fueron un relojito, y a otros a los que se les pidió más acción y que recién hace unas semanas pudieron encarrilarse. Todavía es muy pronto para sacar conclusiones y en líneas generales Alberto está muy conforme”, aseguran.
De todos modos, en el diagnóstico que se hace puertas adentro, hay unanimidad de que tampoco se logró realzar los aciertos. Un ejemplo contundente: el alivio por el acuerdo con los bonistas por la deuda rápidamente fue reemplazado por la tensión con la oposición y un sector de la Justicia, por la reforma judicial.
Por ese motivo, en sintonía con el pedido que les hizo semanas atrás el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, a los ministros de que “salgan a defender la gestión”, a los funcionarios de primera línea comenzaron a llegarles bullets con claves de cada tema para que puedan hacerlo. “Nadie puede decir que no tiene letra”, repiten desde Jefatura.
Igual, en cualquier caso y ante la duda, la advertencia es seguir los discursos de Alberto: “Al que no le guste leer, que escuche al Presidente. Esa es la línea, no es tan difícil”. ■
Cerca del Presidente se lamentan de que la mayor parte de la agenda se la llevó el Covid.