Los jóvenes argentinos, entre los más “inconscientes” sobre las pandemias
A la prueba PISA se las conoce por ser la que muestra cuánto aprenden los alumnos de 15 años, de distintos países, sobre Matemática, Lectura y Ciencias. Pero en la última edición, de 2018, le agregaron un cuestionario complementario, que apunta a las “competencias globales”. Los resultados se difundieron ayer y entre ellos hay uno que llama la atención: los estudiantes argentinos están entre los que menos conciencia tienen sobre los problemas de salud pública, entre ellos una pandemia.
La Argentina quedó, en este tema, en el puesto 63 sobre 65 países evaluados, sólo por arriba de Indonesia y Arabia Saudita. Los alumnos de Hong Kong, Lituania, Rusia y Ucrania, en tanto, son los que mostraron más conocimientos. La prueba fue tomada en 2018, antes de que se desatara la pandemia del coronavirus.
Puesto en números, mientras que más del 80% de los estudiantes de Hong Kong muestran conciencia sobre cuestiones de salud pública, en la Argentina ese porcentaje cae a menos del 50%. El promedio de los 65 países participantes es de 65%.
“Las competencias globales que mide esta evaluación surgieron de mesas internacionales cuya agenda es el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de UNESCO y la proyección de la educación al 2030 de la OCDE. Esta evaluación -experimental y la primera en medir esto- representa un enorme avance y obliga a los sistemas educativos a revisar sus diseños de contenidos, valores, capacidades y actitudes”, explica a Clarín Mercedes Miguel, ex secretaria de Innovación y Calidad Educativa del Ministerio de Educación nacional.
Y agrega que, “en el caso de Argentina, en el punto de salud y pandemias el nivel de conocimiento tan bajo está proporcionalmente ligado a la ausencia del tema en los planes de estudios oficiales. Estos saberes generalmente son resistidos en el país, a partir de una mirada muy local alejada de lo global”.
Norberto Liwiski, director de la especialización “Educación, políticas pública y derechos de niñas, niños y adolescentes” de la Universidad Pedagógica Nacional (UNIPE) tiene una visión diferente. Considera que, antes de la pandemia, lo que pudo haber influido es que el servicio de salud, para los adolescentes, es un campo “poco amistoso”.
“Hay servicios para adultos y para la niñez, pero la franja de adolescentes no tiene lugar. ¿Dónde se atienden? Hoy se encuentran en una situación de limbo y esto hace que eviten las consultas preventivas y eso impacte en el interés sobre el tema”, dice y aclara que “no es falta de interés por parte de los adolescentes, sino que los servicios de salud no consideraron mecanismos apropiados a la cultura actual de la adolescencia. No es que los adolescentes estén poco interesados en la salud sino la salud poco interesados en ellos”, precisa.
Liwiski también cree que, en pandemia, las cosas cambiaron en el país. “Un informe de Unicef, hecho en los primeros meses del aislamiento obligatorio, muestra que el 69% de los adolescentes mostraron voluntad de cumplirlo. Difícil imaginar que esto sea así, si no tienen información que les está ordenando de este modo sus vidas. Sin desmerecer que haya habido una incomodidad psicológica que se reflejó en tristeza, depresión y angustia para los adolescentes, de mayor o menor nivel según el contexto familiar y comunitario”.
“A mi juicio los adolescentes, a medida que se les ha dado información y lugar a la participación se han constituido en actores de la protección y el cuidado. Esto no quita que no haya quienes no encuentran razones ni información y tengan una tendencia a transgredir las pautas”, agregó.
Los expertos de la OCDE, que organizan la prueba PISA, crearon un “índice de conciencia sobre problemas globales” en diversos temas. Salud y conflictos internacionales están entre los familiares para los adolescentes en todo el mundo.
El primer informe de PISA 2018 se conoció en diciembre. La Argentina había quedado en el puesto 63 sobre 77 países evaluados. Más de la mitad de los alumnos no lograron comprender lo más básico de un texto y siete de cada diez no pudieron resolver un cálculo sencillo. ■