Clarín

Femicidios de distinta clase

- Mariana Iglesias miglesias@clarin.com

A Silvia Saravia (69 años), la mató su marido Jorge Neuss (72) de un disparo en la cabeza. Fue en su casa del country Martindale. Parte de su familia quiso instalar enseguida -con ayuda de la Policíala teoría de un “pacto suicida” con el argumento de que la pareja no podía soportar que uno de sus hijos estuviera enfermo. La hipótesis no tenía ningún sentido: ¿Qué padre, qué madre, se mataría y dejaría a un hijo solo en la enfermedad?

El de Silvia fue un femicidio muy claro. Y encaja en las variables más comunes de los femicidios: siete de cada diez mujeres son asesinadas por sus parejas, en sus casas, uno de cada cuatro asesinatos es con un arma de fuego, dos de cada diez femicidas se suicidan. Sabemos también que había violencia en la pareja, que Silvia quería irse. Sabemos mucho, un montón. ¿Por qué se publica cada detalle de un femicidio que tiene como escenario un country? Lo mismo ocurrió con Claudia Schaefer, asesinada en 2015 por Fernando Farré en el mismo country, y con María Marta García Belsunce, asesinada en el Carmel, en 2002. En lo que va de 2020 hubo más de 200 femicidios. En Argentina hay prácticame­nte un femicidio diario desde hace al menos una década. Son más de 300 mujeres asesinadas cada año. ¿Recordamos el nombre de alguna de ellas? ¿Los medios siguen sus historias? ¿Les vimos las caras a los femicidas? No. Y es que hay víctimas de primera clase y víctimas de segunda. Hay femicidios que ni se publican. En Jujuy hubo seis el último mes. Ni las seis mujeres juntas han ocupado el espacio que ha ocupado, y ocupa, el femicidio de Silvia Saravia. La víctima no tiene la culpa, claro está. ¿Quién pone la vara de lo que merece ser contado y lo que no? Cada femicidio debería tener su espacio, cada víctima debería ser recordada, y por sobre todas las cosas, cada informació­n debería analizar por qué sigue la violencia de género. Sin detalles. Los detalles distraen, son morbosos. Ningún femicidio debe soslayarse, tampoco banalizars­e, que es lo que ocurre cuando se espectacul­ariza la informació­n. Esta semana hubo dos femicidios en Tucumán: Abigail Riquel y Abigalil Luna. No olvidemos sus nombres. Una tenía 9 años, la otra 2. Los vecinos mataron al asesino de la nena de 9. "Justicia por mano propia", dicen los medios montando otro show plagado de violencia. No puede haber niñas violadas, no puede haber un femicidio más. Eso tienen que comunicar los medios.

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