Felices 80, O’Rei
Cumple años el ícono de Santos y de Brasil, un crack de siempre, con una particular relación con Argentina.
La historia podría ser la de cualquier cuento infantil, aquel que nos refiere a ciertos sueños o metas imposibles que, finalmente, se hacen realidad. Pero, seguramente en el caso de Edson Arantes do Nascimento – tal como figura en su partida de nacimiento-desbordó aquellas fantasías. Hijo de un humilde ex futbolista, oriundo de Tres Corazones( Estado de Minas Gerais), con una infancia entre el fútbol en la calle y lustrando zapatos, Pelé se transformó en el mejor jugador del mundo y causó una verdadera revolución en el deporte.
Coincidió en el tiempo con aquel fútbol convertido en el gran espectáculo de masas, en las primeras televisaciones globales, la publicidad. Se trataba del deporte más popular, pero con Pelé y sus contemporáneos alcanzó números antes impensables. O Rei, además, tuvo una particular relación con Argentina, donde jugó 39 partidos. Van los más memorables, los que también lo marcaron.
El debut en el Sudamericano
Había una gran expectativa por la presencia de Brasil en el Campeonato Sudamericano de 1959. Venía de lograr su primer Mundial en Suecia ‘58 y de mostrar a un joven Pelé que deslumbró con 17 años al lado de Didí, Garrincha y Zagalo. Argentina arrastraba el 1-6 con Checoslovaquia.El 10 de marzo de 1957 hubo 45.000 en un Monumental todavía herradura para ver el 2-2 del debut ante Perú. Pero el partido que se recuerda fue con Uruguay, una batalla en la que los orientales atribuyeron tanta violencia a “que siguen con las sangre en el ojo por el Maracanazo”. Un planchazo del delantero Almir sobre Alcides Silveyra desató la pelea, El árbitro expulsó a cuatro jugadores y Almir fue reemplazado por Paulo Valentim, el formidable 9 que después se convirtió en ídolo de Boca: sentenció el partido con sus tres goles. Se jugaba a una ronda, todos contra todos, y la Argentina llegó con un punto de ventaja sobre Brasil al choque de la última fecha. El DT Victorio Spinetto había armado un bloque sólido, pero cauteloso. No quería correr ningún riesgo ante la temible delantera de Brasil: Garrincha, Didí, Valentín, Pelé y Chinezhino. Fue 1-1 con goles de Tito Pizzuti y Pelé y el título para Argentina. Curiosamente Pelé, como Maradona y Messi, nunca pudo ganar un Sudamericano o Copa América.
El partidazo con Racing
Dos años más tarde Pelé llegó por primera vez con el Santos y su rival fue el equipo del momento Racing. Con una defensa impecable donde deslumbraba Federico Sacchi por su elegancia y jerarquía, y una línea ofensiva que marcó 68 goles en los 30 partidos del campeonato local (Corbatta, Pizzuti Mansilla, Rubén Sosa, Belén), Racing se enfilaba hacia su quinto título del profesionalismo, que terminó logrando con 7 puntos de ventaja sobre San Lorenzo. A pesar de que se jugó en una noche de jueves, más de 45 mil personas colmaron el Palacio Ducó, el estadio de Huracán- Sin Gilmar, Coutinho ni Pepe, Santos igual era formidable. Pizzuti, aún en su esplendor, fue imparable. Marcó el 1-0, Santos lo dio vuelta con una ráfaga (Bené y Mesías). Otra vez Pizzuti marcó para el empate. En el segundo tiempo, una asistencia de Pelé a Dorval colocó el 3-2. Y el definitivo fue con una de los sellos típicos de O Rei: la bajó con el pecho y la empalmó. Golazo.
Escribió El Gráfico: “Racing jugó un gran partido, el mejor que le recordamos. Santos fue superior, pero sin aplastar. Los dos tuvieron la misma participación en la fiesta. Nadie defendió. Todos atacaron”.
Un año después el Santos, ya con todos sus titulares, arrolló a un Racing que no estaba en aquel nivel (83 en el Monumental) y también hubo un 2-1 en un tercer amistoso. Pero cuando se encontraron por un encuentro copero –Supercopa del 69el triunfo quedó para la Academia.
River, el rival clásico
Se encontraron varias veces durante la década de los 60. Una década –o más aún, del 57 al 75- que estuvo marcada por el infortunio de River de los 18 años sin títulos. Pero el equipo mantenía su jerarquía, con Amadeo Carrizo en el arco, los hermanos Ermindo (un verdadero crack) y Daniel Onega, un goleador implacable como Luis Artime. Con Santos estuvieron mano a mano, en Chile, México o Estados Unido. Pero en la Argentina, después del primer partido jugado en 1962, el dominio fue de los brasileños. River había triunfado 2-1 en el primer choque del triangular en el que también participó Racing. Y los cinco partidos siguientes, hasta el Pentagonal del 68 incluido, quedaron para el Santos.
El 6 de febrero de 1962 se enfrentaron en el Monumental con la expectativa acostumbrada a todas las presentaciones de Pelé. Desborde en las ventanillas, hasta invasión de cancha y carga de la Policía –con caballería y gases- para dispersar a los más revoltosos. Varacka, Cap y Ermindo Onega brillaron en River, también José Ramos Delgado –luego baluarte del Santos- en la defensa. Los locales ganaron con goles de Ermindo y Pando, descontando Decio para los brasileños. El Gráfico le dedicó al partido una crónica de ¡diez páginas!, escrita por Ernesto Lazzatti,, ídolo del Boca de las décadas del 30 y del 40.
Pelé dijo aquella vez que estaba “impresionado” por el Monumental, más aún que por el Maracaná, y aseguró: “Si algún día tengo que jugar en un equipo argentino, sería en River”. Dos décadas después y ya retirado, aseguró lo contrario: “Quiero a Boca, a sus colores y a su gente”. Había cambiado de bando.
Histórica final con Boca
Boca fue el primer equipo argentino en alcanzar la final de la Libertadores, después de eliminar a Peñarol, bicampeón de las primeras dos ediciones. Por el otro lado llegaba Santos para defender su título, tras eliminar al Botafogo de Manga al arco, Mario Zagalo y Garrincha, entre otros dotados.
Boca, campeón argentino del 62, ya era el equipo base que acumularía tantos títulos nacionales a lo largo de esa década con nombres como Marzolini, Rattin o un jovencísimo talento llamado Angel Clemente Rojas, Rojitas para el pueblo.
La ida de la final se jugó el 4 de septiembre de 1963 ante 100 mil personas en el Maracaná y Santos se puso 3-0 en media hora. Un doblete de José Sanfilippo dejaron el 2-3 y el ánimo listo para una revancha a la semana siguiente, donde una Bombonera intimidante recibía a Pelé y su banda. Boca tuvo a Errea en el marco, Simeone, Magdalena, Orlando y Silveira en la defensa, Rattin en el medio y un ataque con Grillo, Rojitas, Sanfilippo, Menéndez y Gonzalito. Un equipazo, que se adelantó 1-0 con otro gol de Sanfilippo. Coutinho y Pelé lo dieron vuelta para el 2-1. Santos retuvo la Copa, y luego la Intercontinental ante el Milán Pelé estaba en la plenitud.
“No podré olvidar nunca cómo me recibían en las cantinas de La Boca después de los partidos. Muchas veces salí de allí cantando y bailando como en mi país. Me sentí en casa y era recibido como si formara parte de la hinchada”. dijo años después, en el 81, ya retirado, en una entrevista con Darlys Batista,en El Gráfico. Y aunque en aquel duelo del 63 no lo trataron bien, todo
cambió en los amistosos siguientes. “Los hinchas de Boca siempre fueron los más cariñosos, los más efusivos”, añadió en la nota.
La troupe por el interior
Aquel Santos pentacampeón paulista y bicampeón de Libertadores e Intercontinenta también jugó en Rosario, La Plata, Córdoba, Tucumán, Santa Fe, Mendoza y Resistencia.
El partido más famoso fue contra Colón el 10 de mayo de 1964. Los samtafesinos, recién ascendidos, ganaron 2-0 con goles de Fernando Motoneta López y Demetrio PilotoLópez. Así nació el apodo de Cementerio de los Elefantes a la cancha sabalera, porque “morían” los grandes.
Independiente, una barrera
La iluminación de la Doble Visera se celebró con un amistoso y un 5-1 para los rojos sorprendente, en 1963. Al año siguiente, Independiente ganaba 3-.2 en Maracaná y 2-1 en Avellaneda por las semis de la Libertadores, sin Pelé, lesioando. Pero ante Santos nacía el futuro Rey de Copas.
El Pentagonal de las Estrellas
Durante el receso del invierno del 68, Alberto J. Armando, lanzó uno de sus tantos emprendimientos: un Pentagonal con las estrellas de la época. Convocó a River, el clásico rival, a Nacional de Montevideo. Por supuesto, al Santos, con ánimo de desquite por lo del 63. Y al Benfica, base de la Selección semifinalista del Mundial 66. Era la época en la que brillaba Eusebio, La Pantera Negra y goleador de aquel Mundial de Inglaterra y Balón de Oro europeo.
Santos había cambiado respecto a sus momentos dorados, pero conservaba su poderío, tenía a un argentino (Ramos Delgado) como defensa central, un formidable lateral derecho como Carlos Alberto –autor de un golazo en la final mundialista del 70- y a Toninho como centrodelantero de referencia, en lugar del “gordo” Coutinho, el compadre de Pelé.
Se jugó por el sistema de todos contra todos, Benfica tuvo una pálida participación y Santos llegó al último y decisivo partido, justamente ante Boca, con un punto de ventaja, después de ganarle a River y al Benfica, y de empatar con los uruguayos. Pelé y Rattin, ya viejos conocidos de tantas batallas, intercambiaron banderines en un clima amistoso, pero después el partido fue áspero. Toninho marcó para el Santos apenas comenzaron y lo empató Rojitas a los 37. Boca no tuvo esa vez la revancha esperada –aunque no se trataba de una competición oficial- y Pelé recibió la Copa “Ciudad de Buenos Aires”. Y allí sí, la Bombonera le tributó todo su cariño, una ovación mientras daba una vuelta de honor.
La despedida ante Huracán
Corría 1973 y Huracán, bajo la conducción técnica de César Luis Menotti y con el mejor equipo de su historia (Basile, Carrascosa, Brindisi, Babington, Avallay, Larrosa, Houseman conquistó el Metropolitano, su primer título en el profesionalismo. Lo hizo con fútbol elegante y ofensivo que distinguió a los equipos de Menotti quien, a partir de esa experiencia, se catapultó a la Selección.
Para celebrar, se organizó un amistoso contra el Santos de Pelé, que tenía los pergaminos, aunque ya no el brillo, de los tiempos anteriores. Pelé ya se había retirado de la Selección de Brasil tras conquistar el tricampeonato en México 70 y, también, anunció que en el 74 dejaba el fútbol, aunque siguió por un tiempo más en la incipiente liga de Estados Unidos.
Menotti idolatraba a Pelé, con quien había jugado una temporada en el Santos. Entrevistado por Natalio Gorin en la víspera de aquel festejo, Menotti comentó: “Para mí es el personaje del siglo en materia de deportes. Emocionó a reyes y al último del planeta. Es famoso en el mundo capitalista y en el socialista. Y siempre ubicado”.
Santos dominó el amistoso (4-0) y Pelé dejó su sello con un golazo, de chanfle. El comentario en la revista Goles lo sintetizó: “El Rey fue el espectáculo, salpicando el trámite aburrido del encuentro con su habilidad, dechado de dioses, dosificando energías, administrándose para estar siempre en las jugadas. Tenía conciencia de que él era el primer actor y que la obra duraba todo el partido, no permitiéndose en ningún momento el atractivo fuera de escena. El ‘Monstruo’ tuvo la humildad de la hormiga, en la tarea permanente y el talento de los grandes artistas”.