Los testeos diarios suben 60% y el Gobierno cree que la positividad bajará
Ahora la mitad de las provincias empezaron a registrar tanto los casos positivos como los negativos.
“Ya se habilitó el reporte agrupado de testeos, lo que simplifica la notificación del coronavirus. Las provincias empezaron a hacerlo, pero muchas, la mitad, diría, aún no lo incorporaron. Además se sumaron más de 224.000 tests al total histórico. Son tests que estaban en el sistema, pero no quedaban incorporados al denominador común para el cálculo de la tasa de positividad”. Así, Sonia Tarragona, subsecretaria de Medicamentos e Información Estratégica del Ministerio de Salud de la Nación, resumió la génesis, el conflicto y la aparente solución del revuelo que podría titularse “lo de la positividad”.
En una semana, los testeos diarios de coronavirus informados en Argentina subieron un 60%. Con viento en popa, las pruebas diagnósticas deberían seguir creciendo, lo que tendría que dar lugar a una paulatina baja en la tasa de positividad, que en los últimos días ya cedió del 60% a poco más del 40%. No es menor: desde hace meses se les reprocha a las autoridades el bajo nivel de tests , lo que para muchos se traduce en un rendimiento pobre en el control de la pandemia.
Si bien Tarragona justificó esas cifras al aclarar que “Argentina no hace testeo masivo sino focalizado”, el hilo que subyace a esta historia corre por otro carril: hace algunas semanas, Clarín informó que la tasa de positividad nacional (es decir, los “positivos” sobre el total de personas testeadas) tenía inconsistencias que nos posicionaban “peor” de lo que estábamos.
Con cierto delay, la novedad generó dos efectos: el menos relevante, una agitación mediática luego de que el sitio inglés de estadísticas Our World in Data determinara omitir los reportes argentinos por considerarlos “endebles”. El más importante, que el ministro de Salud Ginés González García admitiera la situación y asegurara que la estaban corrigiendo.
Así, quienes chequean a diario los partes de Salud habrán visto dos novedades en estos días: por un lado, entre el 18 y el 19 de octubre se sumaron 224.525 tests al total histórico de más de 2 millones, algo más de un 9%, precisamente esos que según Tarragona “ya estaban en el sistema”, pero no se contaban para el cálculo de positividad. Es difícil saber si esa modificación subsana la brecha informada por Clarín entre los registros provinciales y el nacional. La funcionaria fue categórica: “Lo que no podemos saber es lo que no se cargó”.
Además, remarcó: “Existe un único sistema nacional de carga de datos: encontramos en ciertas provincias registros, no diría 'paralelos' pero más domésticos, en cuadernos incluso, u otros soportes. Esto es porque en los efectores de Salud no hay cultura de la notificación. Muchos no comprenden para qué se notifican las cosas”.
El otro cambio en los reportes es que en solo una semana creció alrededor de un 60% el número de tests diarios, que normalmente oscilaban entre 15.000 y 25.000 y este miércoles superaron los 38.000.
El incremento está directamente ligado a lo que Tarragona describió como “un parche en el sistema de vigilancia”, que desde ahora les permite a los efectores (laboratorios y demás etcéteras) reportar casos “negativos” con mucha más facilidad que antes, como grupos, sin los detalles específicos de las personas testeadas.
La novedad se difundió el viernes a la noche, en una Circular de Vigilancia que llegó a todas las jurisdicciones. El texto expresa que “para cada uno de los Eventos (determinación/técnica) se deberá completar el número de muestras estudiadas y el número de muestras positivas (...). El porcentaje de positividad para cada una de las determinaciones se calculará de forma automática”.
En otras palabras, si se testean 1.000 personas, los positivos deberán consignarse uno a uno, caso por caso, en el Sistema Nacional de Vigilancia en Salud. Como hasta ahora, los efectores deberán ingresar manualmente los datos de los individuos, bien detallados (“nominalizados”), una tarea que muchos califican como “tediosa pero necesaria”.
En cambio, los negativos, que hasta ahora muchas veces quedaban como “último orejón del tarro” (no consignados en ningún lado por falta de tiempo y de recursos humanos... lo que a la larga elevó la positividad), desde ahora podrán asentarse como grupos numéricos, sin los detalles “nominalizados” que se exigían antes. ■