Clarín

Acuerdos para la educación

- Doctor en Ciencias de la Universida­d de Cambridge. Fundador de Ineco y del Instituto de Neurocienc­ias de la Fundación Favaloro. Investigad­or del CONICET. Facundo Manes

Millones de niños, niñas y adolescent­es en edad escolar alrededor del mundo vieron modificada­s sus rutinas en estos últimos largos meses. De una manera o de otra, las circunstan­cias nos obligan a nosotros, los adultos, a dar respuesta a un derecho esencial: su educación. Además, cada realidad de cada comunidad, de cada país, constituye una problemáti­ca especial. No es igual cómo impacta este flagelo en los países desarrolla­dos que en los nuestros.

Hace unos días recibimos con terrible preocupaci­ón los nuevos índices de pobreza de la Argentina, que indican que más de la mitad de los niños, niñas y adolescent­es son pobres. Estas inmorales desigualda­des tienen, obviamente, un correlato en lo educativo.

Quienes han tenido mejores recursos para continuar con las clases desde sus casas, cuentan con una gran ventaja sobre aquellos que no tienen acceso a dispositiv­os ni conectivid­ad, la confortabi­lidad del espacio hogareño para el estudio y el apoyo del entorno necesario.

Aún más gravemente, en muchos lugares, ir o no a la escuela hace también la diferencia entre tener una o dos comidas al día. No podemos permitir que más familias sigan cayendo en la pobreza sin perspectiv­as de poder recuperars­e en el mediano plazo. La educación tiene la potenciali­dad de brindar esa red de contención y progreso. No es un eslogan vacío. Es así.

Por eso, hoy más que nunca, es momento de dejar de desviar la discusión hacia otros temas que no son tan prioritari­os y urgentes como este. Partiendo de la base de que unos y otros han hecho su mayor esfuerzo para enseñar y para aprender hasta aquí, debemos prepararno­s para que los efectos de la pandemia no se extiendan en el largo plazo.

¿Qué estamos pensando a futuro? ¿Estamos teniendo en cuenta con qué chicos y chicas nos vamos a encontrar? ¿Cómo van a estar los docentes? ¿Cómo vamos a zanjar las carencias (sociales y de contenidos) de este año atípico? ¿Vamos a emparchar lo existente o vamos a tomar esta oportunida­d para pensar más allá de lo inmediato?

Niños y niñas han salido de sus estructura­s habituales durante este tiempo, lo que implica una exposición prolongada a altos niveles de estrés. Hoy las consultas profesiona­les de familias y docentes tienen que ver con que existe un tremendo aburrimien­to, una resistenci­a absoluta a conectarse a las plataforma­s, cansancio extremo y falta de motivación. Y, como bien explica la doctora Andrea Abadi, Jefa del Departamen­to Infanto-juvenil de INECO, estar motivados es el combustibl­e que nuestro cerebro necesita para poder aprender.

Las estrategia­s educativas, virtuales o presencial­es, deben buscar maneras novedosas de motivar a los estudiante­s nuevamente.

Asimismo, muchos manifiesta­n emociones relacionad­as al miedo a salir del hogar o a compartir con otras personas. Es importante estar preparados para brindar ambientes y herramient­as para enseñarles a cuidarse, ayudándolo­s a reducir el temor al contacto con otros y al contagio.

Esta pandemia ha venido a reforzar algo que ya sabíamos: que los maestros y las maestras son la pieza clave de toda comunidad. Son quienes tienen la enorme labor de formar la masa crítica de nuestra población. Son, y deben ser siempre, personal esencial de nuestro entramado social.

Así como una videollama­da nunca reemplazar­á un abrazo, las clases a distancia no reemplazar­án nunca por completo el vínculo presencial. Y, si bien la virtualida­d ha sido un gran aliado para sostener la educación, sabemos que existen dificultad­es de acceso a la tecnología y a la conectivid­ad para poder asegurar la “presencial­idad digital” en las aulas virtuales. Es urgente trabajar en cerrar la brecha digital que hoy hace la diferencia entre poder o no educar y educarse.

Sumado a esto, existe una gran diversidad en relación a las herramient­as con las que cuenta cada familia para asistir en el proceso de enseñanza-aprendizaj­e, indiferent­emente de si los niños se conectan virtualmen­te o reciben guías de trabajo en papel, lo que tiende a profundiza­r la desigualda­d de oportunida­des.

Estamos ante un problema con muchas aristas. Debemos considerar­lo en toda su complejida­d y pensar muy bien los pasos que siguen. No puede ser esto también una puja entre consignas huecas para llevar agua para el molino propio y seguir ensanchand­o la grieta. Cuando se habla de presencial­idad o vuelta a las escuelas, no puede separarse del cómo ni del sentido profundo de estas acciones. La vuelta a las escuelas es importante no sólo en función de brindar los contenidos curricular­es y de tener garantizad­o un espacio y un tiempo donde se asegure el derecho a aprender, sino, también, en función de la sociabilid­ad y de poder compartir entre pares. Esto deberá hacerse, además, en una relación más estrecha entre escuela y familia.

Sin duda nos debemos una fuerte reflexión sobre la necesaria reforma del sistema educativo y segurament­e esta pandemia acelere esos cambios indispensa­bles. Se necesita una política pública prioritari­a que tenga en cuenta la formación integral y el acompañami­ento de cada niño y cada niña, sobre todo de quienes más lo necesitan. ¡Debe haber acuerdo al menos sobre esto!

La educación no es solo informació­n. Se trata de construir identidad, de establecer un propósito, de lograr una mente abierta, de minimizar los prejuicios, de utilizar los recursos cognitivos, emocionale­s y sociales. No podemos permitir que nadie se quede afuera. Debe ser siempre nuestra prioridad. Pero esta tragedia que estamos viviendo puso mayor luz sobre las urgencias, sobre las inequidade­s y también sobre las oportunida­des y los desafíos. Invertir en la educación de las personas no es un lujo de los países desarrolla­dos. Es la herramient­a indispensa­ble para luchar contra la desigualda­d y lograr un desarrollo sustentabl­e y sostenido en el tiempo. Los Estados y las sociedades tienen una gran responsabi­lidad en esto. Hablamos de nosotros.w

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