El renovador Koeman contra un Zidane que llega acorralado
Desde estas latitudes suele cuestionarse la histeria con la que se vive el fútbol en Argentina y ponderar con envidia mucho de lo que ocurre en Europa. La previa del clásico español entre Barcelona y Real Madrid ofrece un ejemplo más de que la distancia en algunas cuestiones no es tan grande como parece. Los dos equipos llegan cuestionados y los dos técnicos, con espalda distinta pero la misma lupa apuntándolos. Y un partido que se vende como determinante.
Zinedine Zidane, el entrenador que ganó tres Champions consecutivas con el Real Madrid y al que volvieron a acudir cuando no encontraban enderezar el rumbo que se había perdido tras su salida, está contra las cuerdas. Al menos así quedó
en evidencia en la rueda de prensa de ayer en la que al francés se le planteó la bisagra mediática: ¿qué pasa si el Madrid pierde hoy?
“Siento el respaldo de todos”, aseguró en primera medida Zidane cuando le preguntaron si tuvo el apoyo del presidente Florentino Pérez y del plantel durante esta mini crisis que sufre el equipo. “Al final estos jugadores me han hecho ganar muchas cosas y siempre voy a estar a muerte con ellos porque son los que luchan, corren y pelean. Noto el apoyo de todos pero nosotros ahora tenemos que cambiar nuestro chip porque venimos de dos partidos complicados y lo podemos cambiar en un partido. El fútbol es bonito porque hay momentos complicados y hay que mostrar carácter cuando se ponen las cosas peor”, añadió.
Real Madrid gritó campeón en julio de 2020 después de hilvanar 10 victorias consecutivas y arrebatarle el título al Barcelona. Luego entró en un tobogán: quedó eliminado en octavos de final de la Champions ante el Manchester City y le costó arrancar en la nueva temporada: llega al clásico tras perder como local contra el Cádiz por la Liga y ante Shaktar Donetsk por la Champions League.
En este escenario, a Zidane nada lo sorprende. Y sabe que ya aparecieron los nombres de Mauricio Pochettino y Raúl como posibles sucesores en su cargo. “No ha cambiado nada. Al final del año pasado fue igual, en la primera etapa también. Lo que tengo que hacer es mi trabajo y dar el cien por cien dentro siempre. Después de una derrota, la mayor parte de la crítica la tengo yo como entrenador. La asumo con normalidad, no vivo del pasado”.
En la vereda de enfrente esperará el Barcelona de Ronald Koeman, con su renovación sobre la marcha, con Messi como bandera y varios juveniles apuntalando. “No espero un Real Madrid vulnerable, espero lo contrario”, abrió el paraguas el DT. “Puede ser que en las dos últimas jornadas no ha estado a su nivel, pero no quiere decir que venga mal, es un equipo grande, con gente experimentada, que sabe aguantar esa presión y saben ellos mismos, mejor que nadie, que toca ganar el partido después de dos derrotas”.w