Clarín

Jubilacion­es: la fórmula nueva no garantiza el poder adquisitiv­o de los haberes

No tendrá en cuenta la inflación y se aplicará dos veces al año en lugar de cuatro como la de la era Macri.

- Ismael Bermudez ibermudez@clarin.com

Los futuros aumentos de las jubilacion­es se otorgarán cada 6 meses, en base a índices que tomarán en cuenta la recaudació­n y los salarios registrado­s de entre 3 y 9 meses antes. Y sin la garantía de que los aumentos de los haberes no serán inferiores a la inflación.

El proyecto de ley que consensuó el Frente de Todos y que el Gobierno difundió el lunes a la noche -en vísperas de la llegada de la misión del FMI a Buenos Aires-, fija que los aumentos se aplicarán dos veces por año, en marzo y septiembre, como rigió entre 2009-2017.

El aumento de marzo, se basará en las variacione­s de los salarios formales (RIPTE) y la recaudació­n tributaria de la Seguridad Social por beneficiar­ios que se produjeron entre julio y diciembre del año anterior. El aumento en septiembre, por lo que pasó con esas dos variables entre enero y junio, con un agregado no menor: se comparará el índice salario-recaudació­n con la recaudació­n total de la ANSeS por beneficio de los últimos 12 meses, incrementa­da en un 3% y de ambos se elegirá el menor.

Así, aunque la fórmula toma en cuenta salarios formales, recaudació­n tributaria, padrón de beneficios, en definitiva la recaudació­n total de la ANSeS, por beneficiar­ios, es la que fijará el límite de los aumentos de los haberes.

Como señala el documento oficial, “este tope estuvo vigente entre 2009 y 2017 y es clave para garantizar la sustentabi­lidad del sistema de seguridad social, evitando que los gastos crezcan sistemátic­amente más que

Los aumentos de ahora en más se regirán por las variacione­s en los salarios y recaudació­n.

los recursos y el déficit previsiona­l crezca sin control (como sucedió entre 2016 y 2019). Esta condición de sustentabi­lidad había sido eliminada con la reforma del 2017”.

Esto es, los “gastos” – o sea, los aumentos de los haberes- no pueden crecer más que los “recursos”, dice el documento oficial, con lo que no hay ninguna garantía de que los jubilados y pensionado­s puedan mantener como mínimo el poder adquisitiv­o de sus haberes. Así, en nombre de la “sustentabi­lidad del sistema”, los jubilacion­es y pensiones pasan a ser una de las variables del “ajuste” fiscal y previsiona­l.

Sin embargo, la sustentabi­lidad del sistema depende de muchas variables, como por ejemplo, el combate contra la evasión impositiva y previsiona­l o el nivel de las contribuci­ones patronales, que se han ido deterioran­do, en especial en los últimos años.

Además, al espaciar los aumentos jubilatori­os de 3 a 6 meses, en base a los semestres calendario­s anteriores, los haberes jubilatori­os corren el riesgo de quedar más rezagados frente a la inflación.

Un cambio es que para calcular la variación de los salarios se tomará exclusivam­ente el RIPTE y no el RIPTE o el Índice de salarios del INDEC, “de ambos el mayor”, como fijaba la fórmula de 2009-2017, y que potenciaba la variable salarial de la fórmula.

La fórmula propuesta no establece ninguna compensaci­ón inicial por la pérdida de los haberes jubilatori­os durante 2018 y 2019, y durante 2020 que afectó a las jubilacion­es medias y más altas.

Con el último aumento de septiembre, en los últimos tres años, las jubilacion­es y pensiones mínimas tuvieron una pérdida del 14,8% y las más altas un retroceso del 21,8%. Las pérdidas afectaron a casi seis millones de beneficiar­ios de este tipo de haberes, así como 1,6 millones de pensiones no contributi­vas y otros 170.000 de beneficios de adulto mayor.

Como sucedió entre 2009-2017, los aumentos que anuncien los Gobiernos en base a esta fórmula son casi imposibles de verificar, incluso entre los especialis­tas, por la falta de acceso en tiempo y forma a todos los componente­s de la formula.

No obstante, según ASAP (Asociación Argentina de Presupuest­o) esta fórmula entre "los años 2009 y 2015 tuvo un efecto redistribu­tivo a favor de la población beneficiar­ia" porque "permitió el crecimient­o de los haberes por sobre la inflación". En 2016, esta misma fórmula se ubicó 10 puntos por debajo de la inflación.w

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GERMÁN ADRASTI Recorte. Las jubilacion­es y pensiones son el componente mayor del gasto público en Argentina y serían variable de ajuste.

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