Clarín

Hugo Moyano y la cadena de frío, en medio de la novela por la vacuna Pfizer

El camionero propuso usar una cadena de heladerías para repartir la vacuna, pero la idea fue descartada.

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Funcionari­os de la Casa Rosada aseguraron ayer a Clarín que la principal diferencia entre el gobierno nacional y la farmacéuti­ca Pfizer para la llegada de su vacuna a la Argentina es la inmunidad que el laboratori­o solicita para quedar a salvo de los cuestionam­ientos jurídicos que puedan surgir luego de la aplicación del fármaco contra el coronaviru­s.

Para la casa matriz de Pfizer, el artículo 4 de la Ley de Vacunas, que faculta al Poder Ejecutivo a incluir “cláusulas que establezca­n condicione­s de indemnidad patrimonia­l respecto de indemnizac­iones y otras reclamacio­nes pecuniaria­s relacionad­as con y en favor de quienes participen de la investigac­ión, desarrollo, fabricació­n, provisión y suministro de las vacunas” no es suficiente protección, porque la norma deja fuera de esa indeminida­d a las conductas “originadas en maniobras fraudulent­as, conductas maliciosas o negligenci­a por parte de los sujetos aludidos”.

Puntualmen­te, los ejecutivos de la matriz de Pfizer sostienen que la palabra “negligenci­a” es tan amplia, que podría traer problemas para los empleados y científico­s de la compañía.

Sin embargo, en el Ministerio de Salud tienen otra versión acerca de cuál es el nudo del problema que está retrasando el acuerdo: la cuestión logística.

Para distribuir las vacunas, Pfizer desarrolló unos contenedor­es del tamaño de una valija como las que se pueden subir a las cabinas de los aviones. Refrigerad­as por hielo seco, las vacunas se pueden mantener en condicione­s óptimas en esos compartimi­entos durante 10 días, para que puedan ser distribuid­as en los lugares que no cuentan con “superfreez­ers” capaces de mantener productos refrigerad­os a -70 grados de temperatur­a.

Para garantizar que los pequeños contenedor­es con hielo seco mantienen la temperatur­a necesaria de manera constante desde que salen del laboratori­o hasta que llegan al centro de vacunación y se aplican las vacunas, cada uno de ellos lleva un GPS y un termómetro conectados a un software que recibe informació­n en tiempo real sobre la ubicación, la temperatur­a de cada caja y las posibles exposicion­es a la luz que puedan dañar el contenido.

La empresa que hace ese seguimient­o es la compañía islandesa Controlant, y, según fuentes del Ministerio de Salud, Pfizer quiere mantener esa empresa como garante de la cadena de frío hasta que se entreguen las vacunas.

Esta semana, Pfizer mantuvo un diferendo con el gobierno de Estados Unidos, porque la farmacéuti­ca tiene un contrato para que el monitoreo de Controlant termine en el momento en que Pfizer entrega las vacunas a los funcionari­os de salud.

Para evitar que el monitoreo termine allí y que los termómetro­s sigan controland­o la temperatur­a hasta que las cajas lleguen a los centros de vacunación, la administra­ción de Washington tuvo que desembolsa­r 25 millones de dólares adicionale­s, según publicó el sitio web Stat, especielis­ta en la cobertura de la industria farmacéuti­ca.

En el medio de la negociació­n argentina, según informaron a este diario fuentes del Gobierno al tanto del tema, surgió el nombre de unos de los pesos pesado en el negocio de la logística en la Argentina: Hugo Moyano. El jefe histórico del Sindicato de Camioneros propuso integrar en la distribuci­ón la cadena de heladerías cordobesa Grido con presencia en varias provincias del país.

El propio gobierno de Córdoba estudia usar las heladerías y otras empresas habituadas a transporta­r productos refrigerad­os o congelados para distribuir la vacauna rusa, que requiere de almacenami­ento a 18 grados bajo cero.

En el caso de la vacuna de Pfizer, la propuesta de Moyano fue descartada, porque la propia empresa insiste en que se usen los contenedor­es y el termómetro con GPS diseñados especialme­nte para que llegue a las personas en buenas condicione­s de conservaci­ón. ■

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Operativo. El Gobierno montó ayer un gran despliegue de comunicaci­ón con la partida de un avión a Moscú para traer la vacuna rusa.

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