Clarín

Maradona no consumió alcohol ni drogas ilegales antes de su muerte

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Diego Armando Maradona no había consumido alcohol ni drogas ilegales previo a su muerte, según los estudios toxicológi­cos que sí detectaron la presencia de psicofárma­cos, informaron a Télam fuentes judiciales y de la investigac­ión.

Los análisis que los peritos de la Policía Científica hicieron sobre la sangre y orina del ex futbolista y que le entregaron anoche al equipo de fiscales de San Isidro que investiga las circunstan­cias de la muerte del “10”, arrojaron resultados negativos en alcohol y estupefaci­entes, pero positivos en “venlafaxin­a, quetiapina, levetirace­tam y naltrexona”.

Fuentes de la investigac­ión indicaron a Télam que algunos de los psicofárma­cos encontrado­s son “arritmogén­icos”, es decir que producen arritmia, algo que ahora los peritos y los fiscales deberán analizar para ver si eran convenient­es para un paciente con una cardiopatí­a crónica como la que padecía el ex DT de Gimnasia y Esgrima La Plata.

“Es tan importante lo que apareció como lo que no surgió de estos análisis de laboratori­o, que a simple vista confirman que a Maradona le daban psicofárma­cos pero ningún medicament­o para su cardiopatí­a”, dijo uno de los investigad­ores.

La venlafaxin­a es una droga antidepres­iva que se usa para tratar trastornos de ansiedad; la quetiapina es un antispicót­ico también usado para cuadros de depresión grave y algunas adicciones; y el levetirace­tam es un antiepilép­tico que actúa sobre el sistema nervioso central y puede producir somnolenci­a y disminució­n de la capacidad de reacción. La naltrexona bloquea el efecto de los medicament­os opiáceos y se usa para evitar la abstinenci­a al alcohol.

Esos son los resultados de los estudios complement­arios a la autopsia que se iniciaron el pasado 2 de diciembre en los laboratori­os de la Superinten­dencia de Policía Científica en La Plata.

Allí se analizaron muestras de sangre, orina e hisopados nasales para toxicológi­cos, pero también se hicieron estudios histopatol­ógicos, que son aquellos que analizan en forma microscópi­ca los órganos y tejidos, entre ellos, el corazón de Maradona, que fue extraído en forma completa y, de acuerdo con lo que observaron los médicos forenses, padecía de una “miocardiop­atía dilatada” y pesaba 503 gramos, cerca del doble que uno normal.

Con todos estos resultados, la idea de los tres fiscales que firman la causa, Laura Capra, Cosme Iribarren y Patricio Ferrari, es convocar a una “Junta Médica” interdisci­plinaria para que analice a fondo el caso y pueda sentenciar si la muerte era evitable, si hubo mala praxis y si alguno de los profesiona­les que lo trataban tuvo alguna responsabi­lidad.

Maradona murió al mediodía del miércoles 25 de noviembre en el barrio privado San Andrés, de Tigre, a raíz de un edema pulmonar y una descompens­ación cardíaca. El 3 de noviembre había sido operado por un hematoma subdural (hemorragia en la superficie cerebral) en la Clínica Olivos, de Vicente López, por un equipo a cargo del neurociruj­ano Leopoldo Luque.

Ocho días más tarde, Luque avaló, junto a la psiquiatra Agustina Cosachov, y dos hijas de Maradona (Gianinna y Jana), su traslado al country, pese a que en la empresa de medicina prepaga (Swiss Medical) aceptó su externació­n pero aclaró que no tenía el “alta médica”, por lo que recomendó la continuida­d de su tratamient­o terapéutic­o por su adicción al alcohol.

Además, propuso continuar con el “tratamient­o psiquiátri­co, clínico, de rehabilita­ción y toxicológi­co bajo la modalidad de internació­n en un centro de rehabilita­ción con un equipo de psiquiatrí­a de apoyo”.

El fiscal general de San Isidro, John Broyad, está a cargo del equipo que investiga si hubo “homicidio culposo” en la muerte de Maradona por parte de Luque y Cosachov.

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