De la exclusión a la venta de combustible, para poder gozar
Mariano Werner vivió, como la mayoría de los deportistas, un 2020 complicado. Después de dos carreras Viedma y Neuquén- el campeonato se suspendió por el coronavirus y la falta de actividad lo obligó a buscar otras formas de sostenerse. Más allá del apoyo incondicional de algunos auspiciantes, ayudó a su papá y a su tío en la empresa de transporte familiar y hasta vendió combustible. Y cuando volvió el automovilismo en septiembre -se corrieron nueve fechas en la segunda parte del campeonato de Turismo Carretera- fue uno de los grandes protagonistas: terminó con tres victorias y seis podios.
Mucho pasó desde la exclusión por una anomalía reglamentaria en el arranque de la temporada en Viedma hasta el festejo sanjuanino. “Hasta un mes antes de que volviéramos a correr yo estaba convencido que el año estaba perdido. ¡Hubiera sido una locura! Pasó de todo en este 2020”, rememora.
“Yo me dedico sólo al automovilismo y sin actividad tuve que subsistir de otra manera. Por suerte en Paraná
mucha gente me ayudó. Pero estuve mucho tiempo sin saber cuándo íbamos a arrancar, cuántas carreras íbamos a correr, cómo iba a ser. Todos los días, con el miedo a pescarme el bicho (sic). Fue un año de un nudo en la garganta constante, no sólo por los resultados y por el campeonato sino también por todo eso”, asegura.
-¿Cómo fue competir en la “burbuja”, con equipos reducidos, sin público?
-Cuando fuimos a la primera carrera parecía que estábamos en otro planeta. Fue todo distinto; desde el trabajo en los equipos con menos gente hasta cómo moverse, cómo comer, cómo convivir... Pero nos pudimos adaptar. Se extrañó mucho el público, que es lo que hace especial al TC. Es increíble hasta donde llega el fanatismo de la gente, el amor por sus pilotos y sus marcas. Eso te pone la piel de gallina y fue raro correr en los autódromos vacíos o con pocas personas.
-No arrancaste de la mejor manera con aquella exclusión. ¿Cuánto te diste cuenta que tenías con qué pelear el campeonato?
-En e sa primera carrera. Fuimos bien excluidos porque estábamos fuera del reglamento, pero lo que teníamos mal no afectaba la performance del auto. Entonces sabía que íbamos a volver a pelear en la carrera siguiente y lo hicimos; fui segundo en Neuquén. Y después del parate sentía que si estábamos ordenados y trabajábamos bien, íbamos a estar para pelear. Y así fue.
-¿Qué se viene ahora? ¿Más gloria en el TC, un título en otra categoría argentina?
-No lo pienso todavía. Primero quiero disfrutar esto que recién conseguí y me costó tanto. Soy un loco por cómo lo vivo y quiero disfrutarlo. Pero por supuesto, como buen deportista, uno quiere mantener el nivel y el funcionamiento. Y cuando gana una carrera quiere ganar otra; y con los campeonatos pasa lo mismo.
-El automovilismo internacional tiene más abiertas las puertas para los pilotos argentinos. ¿Soñás con correr en el exterior?
-Es cierto eso, pero a mí gusta esto. Me gusta el TC y amo la pasión del público por esta categoría. Por ahí está un poco el temor de irse al exterior y al volver, ver que se rompió ese lazo con la gente y con los sponsors. Por supuesto me encantaría probar suerte y conocer otras cosas. Pero hoy soy feliz acá, soy bastante familiero, de un buen mate y un buen asado. Y esas cosas en el exterior no existen. Y el contacto con los fanáticos como los de acá, menos.
-¿Qué le dirías al Mariano Werner que debutó en el TC en 2008?
-Que se siga esforzando siempre.