El gobierno italiano evita su caída pero queda muy frágil y con un apoyo limitado
El examen más duro en el Senado lo dejó este martes con una mayoría simple. La crisis se produjo por el uso de la multimillonaria ayuda dispuesta por la UE.
El primer ministro Giuseppe Conte ganó finalmente y apenas este martes el voto de confianza en el Senado italiano, con 156 votos a favor del “sí”, 140 contrarios y 16 abstenciones. Superó así la crisis institucional abierta la semana pasada al abandonar la coalición oficialista los senadores y diputados del partido Italia Viva. Pero el gobierno pasó esta prueba con una mayoría simple, con cinco sufragios por debajo de los 161 de la mayoría absoluta. La oposición destacó de inmediato esa debilidad estructural porque “falta una verdadera mayoría”. En Italia en muchas ocasiones se gobernó con mayorías simples, autorizadas por la Constitución.
El viceministro de Asuntos Exteriores, el argentino senador Ricardo Merlo, cuyo grupo Maie-Italia fue uno de los motores para atraer el “sí” que necesitaba el gobierno, dijo que “hemos ganado y eso es lo importante”. “Ahora la iniciativa queda en manos del premier Conte”, acotó.
Los 18 senadores de Italia Viva, el partido liderado por el ex premier Matteo Renzi, se abstuvieron. Su voto contrario hubiera hecho caer al gobierno. Este contexto debilita a la gestión de Conte, lo fragiliza frente a las leyes que deben ser aprobados en los próximos meses.
El voto de confianza parlamentario se produjo en el peor momento porque Italia sufre la expansión de la pandemia de coronavirus iniciada hace casi un año, que con los 603 muertos de ayer alcanzó a 83.157 decesos, con 10.497 contagiados.
Este contexto dramático, al que se agrega una grave crisis económica y social causada por la pandemia, fue evocada por numerosos senadores este martes, como lo fue también el lunes en Diputados, donde Conte obtuvo un óptimo resultado en el voto de confianza conquistando la mayoría absoluta con 321 votos contra 259.
La crisis que obligó al primer ministro a presentarse ante las cámaras para pedir el voto de confianza fue una decisión obligada después de que la semana pasada Renzi retirara de la alianza de gobierno a los diputados y senadores de su partido Italia Viva basado en los cuestionamientos sobre el uso del multimillonario rescate de 209 mil millones de euros de los 750 mil que la Unión Europea repartirá entre los 27 países del bloque. Mientras en Diputados la mayoría pudo capear el temporal, en el Senado la abstención de los 18 senadores de Renzi dejaron en minoría al gobierno de centroizquierda.
Por la mañana Conte reiteró los conceptos expresados en Diputados.
Remarcó que “es muy complicado gobernar con quien disemina minas, te acusa de inmovilismo o de correr demasiado, de no decidir y decidir demasiado. Es verdaderamente difícil gobernar en estas condiciones”.
El premier advirtió que, aunque lograra ganar el voto de confianza, la situación no se puede volver a los equilibrios internos previos a la crisis. “Tenemos que construir nuevos vínculos políticos con las fuerzas parlamentarias que han apoyado con lealtad al gobierno y a quienes les importa realmente el destino del país. Yo estoy dispuesto a cumplir con ello”. Conte no nombró a Renzi pero lo tildó de “irresponsable” por haber desatado la crisis en un momento tan delicado para la crisis.
El primer ministro recibió 31 aplausos de la platea de senadores que lo apoya, que se transformó en una ovación cuando arribó al aula del Senado en el Palacio Madama la senadora vitalicia Liliana Segre, de 90 años, que viajó desde Milán para votar en favor del gobierno pese a los consejos de sus médicos de evitar el esfuerzo por los riesgos debidos a la pandemia.
Judía, sobreviviente del campo de exterminio de Auschwitz, Segre es una de los seis senadores vitalicios nombrada por el presidente de la República. Ha dedicado su vida a contar las experiencias que vivió junto con miles de italianos que murieron en el peor campo de exterminio nazi durante la Segunda Guerra Mundial.
En su intervención, Conte afirmó su intención de continuar al frente del gobierno “hasta el fin de la Legislatura”, en marzo de 2023. Todos los sondeos indican que, si hay elecciones anticipadas, ganará la alianza de centroderecha entre la Liga Norte del soberanista Matteo Salvini, el partido Hermanos de Italia que lidera Giorgia Meloni y Forza Italia del tres veces ex premier Silvio Berlusconi.
En ambas cámaras hay un número consistente de legisladores que, ante el peligro de la disolución de las cámaras, paso previo a la convocatoria presidencial de las elecciones anticipadas, están dispuestos a sostener al gobierno porque saben que no serán reelectos y perderán ingresos y privilegios con dos años de anticipación del fin de la legislatura.
En el voto de confianza que venció Conte esta perspectiva no estuvo presente por la convicción general de que lograría superar la prueba en las dos cámaras.
El gobierno inaugura inevitablemente una nueva época y se apresta a convocar a los legisladores que no forman parte de la alianza oficialista de centro izquierda para presentarles un pacto que comportará concesiones en las políticas y en los nombramientos en el área del poder.
El ex premier Renzi le quitó el apoyo al gobierno justo cuando arrecia la pandemia.