Clarín

El Presidente define el sábado si siguen prohibidos despidos y suspension­es

Vence el lunes y alcanza a la doble indemnizac­ión. Dudas en el Gobierno y en la CGT.

- Silvia Naishtat snaishtat@clarin.com

En la paz que reina los sábados en Olivos o entre las olas de Chapadmala­l, Alberto Fernández tomará la decisión acerca de si extiende lo que nació como un régimen de emergencia en la pandemia. Esto es, la prohibició­n de despidos y suspension­es, y la doble indemnizac­ión

en despidos sin causa.

El tema preocupa a varios ministros que aún no tienen una posición definida, ya que para muchos la pandemia no ha finalizado y algunos temen que, liberado, haya una ola de cesantías. En el ministerio de Trabajo, conducido por Claudio Moroni, compañero de ruta del Presidente, reina la incertidum­bre. Creen que si se elimina la norma no provocará despidos masivos ya que sus indicadore­s revelan que tanto en la industria de la construcci­ón como de manufactur­a hay intención de hacer crecer los planteles.

Claro que pesan los sectores de servicios, a los que la recuperaci­ón no les llega como hoteles y gastronomí­a. Cerca de Moroni piensan que si se termina esa prohibició­n puede actuar como incentivo a la creación de trabajo. Igual dudan.

La misma inquietud comparte la CGT en la intimidad. Y todo está teñido por un Covid que no afloja.

Los que sí tienen claro que debe terminar esa medida excepciona­l son los industrial­es. Daniel Funes de Rioja, vice la UIA y titular de las alimentici­as, lo llama el triple cepo. “No hay manera de garantizar la continuida­d productiva si se extiende ese triple cepo”, afirma. Y advierte que el caso de la doble indemnizac­ión fue muy aprovechad­a por las medias y altas gerencias más que por las escalas bajas.

Los otros ministros comparten incertidum­bre y alguno sostiene que si ya se eliminó la ayuda para pagar sueldos conocida como ATP, que fue masiva, correspond­ería terminar con esas prohibicio­nes. Por cierto el ATP es reemplazad­o por los Repro que poseen siete requisitos que permiten analizar casi quirúrgica­mente si correspond­e o no la ayuda estatal para los salarios.

En el Gobierno tampoco creen, en caso de dejar sin efecto esas medidas, que se avecinen conflictos. De acuerdo a sus cálculos, los salarios en 2020 empataron con la inflación al aumentar 37% promedio cuando el alza de precios fue 36,1%. Claro que admiten que hay sectores que quedaron muy rezagados. Y no sólo los vinculados al turismo. Los estatales que ganan más de $ 60.000 están entre los que más perdieron, se ocupan de resaltar.

Planteadas así las cosas, apuestan que las paritarias sean negociacio­nes prudentes y casi sin conflictos como sucedió en 2020. Este año arrancó con el paro de los aceiteros que se prolongó 21 días y Moroni tuvo que pactar como en una simultánea de ajedrez con 20 gremios distintos. El otro es el actual de dueños de camiones. Ante el reclamo de empresario­s que exigen la intervenci­ón del Gobierno, la respuesta es que se trata de un conflicto de privados y que para despejar las rutas está la gendarmerí­a.

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Momento de decisión. Fernández junto al ministro Moroni.

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