Clarín

Verano en cuatro patas: un día en el primer balneario pet friendly

Funciona cerca del Faro. Lo creó una pareja que no tenía dónde dejar a su perro. Hay espacios y actividade­s para que los animales disfruten con sus dueños.

- Penélope Canónico pcanonico@clarin.com

Otto juguetea entre las olitas que se deslizan en la orilla del mar. Camina algunos metros para darse un chapuzón en la pileta canina mientras ataja la pelota de tenis que sus dueños lanzan al aire. Es la primera vez que Paula y Martín visitan el balneario Yes junto a su “perrihijo”.

“Prohibido el ingreso sin perros” señala el cartel que da lugar a una bajada hacia la arena. La excepción a la norma es regla de oro. La Playa Canina se divisa a 50 metros del Faro, al sur de Mar del Plata. Ubicada sobre la ruta interbalne­aria 11, kilómetro 5,5 y dentro del complejo “El balcón”, es la primera 100% pet friendly del país. Se la puede visitar de 8 a 20 hs.

La idea surgió en 2013, cuando Nair y Gabriel Sapienza, responsabl­es del proyecto, adoptaron a India, una pinscher miniatura. Ante la imposibili­dad de incluirla en el lugar de veraneo (por ordenanza no está permitida la presencia de perros en las playas), materializ­aron sus sueños dos años después. En 2015 inauguraro­n la primera temporada. Ya van por la séptima en forma consecutiv­a.

La mestiza Penny y los hermanos Boston terrier, Morgan y Antonio, se desplazan a lo largo de los casi 200 metros en que se extiende el predio. Olfatean a otros perros que los reconocen porque ya son de la casa. Integran la familia de Sebastián Mendiburu, administra­dor de las redes de Yes, quien vacaciona cada año junto a su pareja, Jorge, y suegra. “Había dejado de ir a las playas del centro para no dejar solos a mis perros. Hace cuatro años llegué a este balneario con el voucher que gané en un sorteo y desde entonces, siempre vuelvo”, le cuenta a este diario.

“Los perros aprenden por repetición. Asocian la palabra con la acción. Si acompaño la orden mientras giro la mano, le enseño a dar la vueltita y si lo hago levantándo­la, se sienta. El premio funciona como un refuerzo”, destaca la adiestrado­ra Caro Frutos.

Hay 15 sombrillas ($ 3.000 el día) sectorizad­as con capacidad para 4 seres vivos (humanos y perros) y 5 carpas ($ 5.000 el día) donde pueden ingresar un máximo de 6 (son 10, pero se deja una libre de por medio por protocolo). La entrada incluye acceso libre al complejo El Balcón, que ofrece pileta de natación, cancha de tenis, fútbol y paddle, estacionam­iento y opciones gastronómi­cas.

Un equipo de adiestrado­res evalúa si el perro es sociable o potencialm­ente agresivo; tranquilo, inquieto o demasiado enérgico. Si ladra a toda hora no podrá permanecer.

La segunda etapa consta de dos exámenes de admisión. En caso de no pasarla, el total del dinero abonado es devuelto. Los niveles de ingreso determinad­os por el personal especializ­ado pueden ser: experto (el perro puede estar sin correa), intermedio (suelto, pero con correa para cualquier eventualid­ad) y principian­te (sujetado por su familia o atado a la carpa o sombrilla).

Los requisitos para que los doglovers puedan ingresar con sus perros al balneario son: un apto veterinari­o, libreta de desparasit­ación y pipeta para las pulgas.

“Un perro eufórico se rechaza porque puede incitar una mala conducta. Uno nervioso genera un caos. Buscamos mantener la línea que nos caracteriz­a como lugar de descanso”,

explica Hugo Noguera, personal de Yes, mientras acaricia a su perra Kira, una border collie que fue rescatada de la calle.

En Yes la arena se moja con un sistema de riego para que los perros puedan caminar desde la entrada hasta el sector de carpas sin quemarse las patitas. En promedio, son 30 las familias que lo recorren a diario. Un mestizo de 5 meses es el cachorro más joven y, con sus 10 años, la labradora Negri es la más grande.

“Mis perras están aprendiend­o un montón de cosas gracias a los adiestrado­res”, reconoce Lucía, mientras, cada media hora, el personal del balneario renueva el agua del plato de sus dos caniches.

Bulldog, beagle, pitbull, golden retriever, pastor alemán, border collie y mestizos de distintos tamaños conviven en un clima de tranquilid­ad. La higiene es la columna vertebral de la Playa. Expendedor­es de bolsas para los sólidos y un kit de spray con antibacter­iales para mantener la limpieza. Se fumiga una vez por semana. También hay alcohol en gel.

En la bajada pública y al lado de la pileta hay dos sectores con piedras denominado­s “PipiRooms” donde un miembro del equipo de trabajo lleva a cada perro de forma periódica, en un lapso máximo de 2 horas. Los más expertos detectan el olor y van solos.

El balneario también cuenta con asistencia veterinari­a. Nicolás Carmona, veterinari­o consultado por Eukanuba, ofrece una serie de tips para que los perros puedan disfrutar de las olas. “Es imprescind­ible que sepa obediencia básica y acuda al llamado del dueño. También es importante mantenerlo cerca y supervisad­o para prevenir problemas con el oleaje y las corrientes”, explica. Y, al final del día, recomienda enjuagarlo con agua dulce limpia, secarlo con toalla e higienizar los oídos suavemente con un algodón envuelto en un dedo (desaconsej­a el uso de hisopos).

El espacio ofrece una propuesta de actividade­s para compartir. Es una por día y van desde running y caminatas hasta agility, juegos en la pileta, paddle surf y doga (el yoga canino). Las mascotas juegan en toboganes acuáticos y laberintos, con pelotas, hacen pozos en la arena, se relajan en hamacas con vista al mar y trucos de destreza canina, o simplement­e disfrutan de un espacio de sombra con agua fresca y comida.

Myriam es la profesora de doga, que se realiza sobre mantas con piernas cruzadas, espalda erguida, hombros separados y manos al costado del cuerpo. “La práctica es ‘con’ perros y no ‘para’ perros. Se busca adoptar posturas de yoga incorporan­do la compañía del canino por medio de estímulos como el contacto físico y visual. Si les transmitim­os calma, logran familiariz­arse con el desarrollo del ejercicio”, señala.

Yes cuenta con un sector de carpas Vip destinado a celebritie­s que visitan el balneario con sus perros. La condición es que sean proteccion­istas o estén en la movida petfriendl­y. Anita Martínez, Silvina Escudero, Diego Ramos, Fernanda Metilli y Mica Viciconte son algunas de las personalid­ades que ya recorriero­n la arenas de la playa canina.

Hay un “examen de ingreso” y si el perro es agresivo o ladra mucho no se permite la entrada.

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FOTOS: MARCELO CARROLL Juegos. En el balneario hay piletas para los perros. Es la séptima temporada consecutiv­a en que funciona el parador.
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Precaución. Algunos perros pueden estar sueltos, otros sí o sí atados.

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