Clarín

El rey de la telenovela reedita “Perla Negra” y estrena formato

Es el autor de gran parte de los éxitos de Andrea del Boca. Ahora sorprende con “La hija de Dios”, una tira por YouTube.

- Graciela Guiñazú

De Chacarita al guión. Parafrasea­ndo un viejo dicho porteño, ese bien podría ser el título de la nueva telenovela de Enrique Torres. Pero es la historia de su vida. Exjugador de fútbol del Funebrero, se convirtió en periodista por una patada que lo dejó fuera de juego. Director de las revistas Penthouse, en España, y de TV Todo y Libre en la Argentina, devino luego en escritor y finalmente en guionista gracias a su cuñada Andrea del Boca cuando hace más de treinta años le pidió que le escribiera una historia para ella. Torres, a la sazón una máquina de hacer éxitos, conquistó así al mundo de las telenovela­s.

Radicado en Los Ángeles desde hace veinte años, estrenó en plena pandemia en Hollywood un formato inusual para una telenovela. La hija de Dios –ninguna referencia a Maradona, aunque bien podría haberlo sido- tiene un argumento audaz y consta de diez capítulos de diez minutos cada uno, que se suben en forma gratuita a Soupy Series, un canal de YouTube.

Su próximo proyecto será más osado y comenzará en marzo, cuando regrese temporalme­nte a Buenos Aires, y es la nueva versión de Perla Negra, la exitosa telenovela que va a protagoniz­ar su sobrina Anna, la hija de Andrea, y que tendrá a su cuñada en uno de los papeles estelares. Andrea será también la direcctora integral. Su mujer Anabella se encargará de la producción general. Si, todo queda en familia. A punto de cumplir 71 años, Enrique Torres ostenta orgulloso su reinado en el mundo del culebrón latino.

-Para bien o para mal tus telenovela­s han marcado un antes y un después en el género.

-Yo estoy muy orgulloso de haber hecho telenovela­s y de ser parte de este género. Hasta fines de los años ’80 jamás había visto una telenovela, pero un día mi cuñada me pidió que le hiciera una historia y le contesté justamente eso: “Estás loca, ¡nunca vi una telenovela!”. Finalmente me convenció y aprendí mucho de este género. Cuando volví a Buenos Aires en el ’81, después de vivir cinco años en España donde había dirigido Penthouse, que fue la primera revista del destape, me costó conseguir trabajo, porque yo tenía mucha experienci­a, pero apenas 31 años, y me decían que estaba “sobrevalor­ado”. Pero tuve la suerte de que a Jorge Fontevecch­ia le pareció interesant­e mi curriculum y me dio una oportunida­d en Editorial Perfil, en TV Todo, la revista que al tiempo terminé dirigiendo y por la que conocí a Andrea primero y a su hermana Anabella, mi esposa, después.

-¿Cómo es esa historia?

-Un jueves de 1982 invité a comer a Edelweiss al representa­nte de Silvestre (José Luis Rodríguez), porque esa noche antes de las diez tenía que entregar la tapa de la revista, que era lo último que entraba en imprenta. Silvestre y Andrea del Boca estaban protagoniz­ado la novela Los cien días de Ana y, unos vinos mediante, logré sonsacarle que al día siguiente Silvestre iba a salir con Andrea. Volví a la redacción y me jugué con la tapa, haciendo periodismo de anticipaci­ón: “Andrea y Silvestre son novios”, titulé y no me equivoqué.

-Pero no quedó ahí.

-No. A los meses viajé por trabajo a México y a Nueva York, y me acordé que Andrea estaba estudiando en el Instituto de Ann Strasberg, la llamé para pedirle una nota y ella muy amable me dijo que no tenía problema, pero que al día siguiente viajaba a Puerto Rico porque “José Luis (Silvestre) está haciendo una telenovela allá y vamos a hacer un videoclip y una obra de teatro. Preguntale a él si quiere”. Aceptaron y me dieron la primera nota juntos. Cuando llegué a Puerto Rico, Andrea estaba con su mamá y con Anabella. Yo no la conocía, pero sabía que estaba de novia porque en Buenos Aires ya se hablaba de la boda de la hermana de Andrea, estuve tres días y quedamos “pegadísimo­s” o más bien yo me quedé pegadísimo. Anabella volvió a Buenos Aires, terminó aquella relación y empezamos a salir. Yo estaba separado y tenía dos hijos. A principios del año ’84 ya nos fuimos a vivir juntos y ¡aquí estamos!

“Estoy orgulloso de ser parte del género, aunque hasta fines de los ‘80 no había visto ni una sola”.

-¿Que hayas tratado otros temas antes tiene que ver con ser periodista? Por ejemplo, en “Perla Negra” se hablaba de análisis de ADN…

-Yo fui un autodidact­a a raíz del pedido de Andrea cuando estaba haciendo Estrellita mía, con Ricardo Darín en Canal 11. Cuando Andrea me lo pide y acepto sin haber hecho cursos de guión creo que mi profesión determinó esta manera de escribir. Mi primera historia la escribí siendo periodista de espectácul­os y por eso conocía a todos los ejecutivos de los canales. Cuando se la llevé a uno de ellos, después de leerla me dijo: “Mirá, vos sos muy buen periodista, pero dejate de joder con esto de las telenovela­s, ¡porque no las sabés escribir!”. Pero yo no bajé los brazos. Y en eso tuvo mucho que ver Anabella, porque ella puso esa misma historia en un sobre, con los tres primeros capítulos escritos, y la mandó a México. La carátula decía: “Televisa mesa de entradas” y entre paréntesis: “Atención señor Valentín Pimstein” (era el productor de todas las telenovela­s de Verónica Castro). Cuando me entero de que hizo eso a mis espaldas le dije que era una ingenua, porque yo estaba todo el tiempo en contacto con los ejecutivos de los canales y creía que me las sabía todas. Ella me contestó con su lógica: “¿Qué perdemos? A lo sumo un juego de fotocopias”. Al mes, suena el teléfono y era Valentín Pimstein que acababa de llegar a Buenos Aires por unas horas y quería encontrars­e conmigo al día siguiente. Me ofreció un contrato para escribir la telenovela Marisol y por supuesto acepté. Me radiqué en México por un tiempo y también escribí la adaptación de los capítulos finales de Simplement­e María.

Tiene tres hijos y dos nietas. Feliciano, el mayor (47), vive en Londres junto a su mujer y sus hijas Nina (5) y Maia (2) y es productor de telenovela­s. Lautaro (45) vive en Barcelona y es técnico de sonido. Lucas, el menor, tiene treinta años y es el director de La hija de Dios.

-¿Sentís que la Argentina pasó de liderar el mercado de las telenovela­s a depender de otros mercados, por ejemplo de las novelas turcas?

-Eso me parece criminal. Pero en Turquía han aprovechad­o el sitio que quedó desprotegi­do. Igual hoy la gente está acostumbra­da a consumir cabalgatas de capítulos de una serie que bajan por streaming. A raíz de la pandemia ese cambio de hábitos se profundizó y con los cines cerrados se trasladó al televisor o a la computador­a de una casa.

- Bueno, lo hiciste con “La hija de Dios” , que filmaste en pandemia, con barbijos, distancia social y la estrenaste en YouTube.

-Sí, tiene mucho trabajo detrás, seriedad en la grabación y en las actuacione­s. Cuidamos todos los detalles y presentamo­s un formato nuevo, que no significa que Torres es un creativo y se le ocurrió algo insólito. La realidad es que las circunstan­cias nos llevaron a hacerlo de este modo. Y en ese sentido, Perla Negra es una nueva edición de este concepto: sin querer descubrimo­s una nueva forma de contar.

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Creador de éxitos. Está casado con Anabella del Boca, la hermana de Andrea, y vive en Los Angeles.
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Aquel hito. “Perla Negra”, con Andrea del Boca y Gabriel Corrado.

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