La relación del Presidente con el canciller Solá, en su peor momento
El Presidente quiere hacerle pagar al ministro el tropiezo del polémico saludo a Biden. Y destaca la labor del embajador en Brasilia. A Argüello preferiría mantenerlo en Washington.
El polémico saludo institucional de Cancillería a Biden, en el día de su asunción, se sumó a las controversias anteriores. “Fue un error político, no comunicacional”, admitieron en el Gobierno. Aunque Solá no quiere dejar su cargo, su situación es frágil y evalúan su reemplazo.
La relación entre el Presidente y el canciller Felipe Solá atraviesa un futuro incierto. Lo reconocen en la Casa Rosada y en el Palacio San Martín. En el Ejecutivo repiten que el jefe de Estado no le atiende ni le contesta el teléfono al ministro de Relaciones Exteriores. Esta semana las acciones del dos veces gobernador de Buenos Aires volvieron a caer en las consideraciones del Presidente y los rumores de posibles reemplazantes se dispararon.
Una novedad es que a la candidatura del embajador en Washington, Jorge Argüello, que suena desde hace semanas, se le sumó con fuerza en las últimas horas la de su par en Brasilia, Daniel Scioli, en tanto que en fuentes oficiales tampoco descartaban el nombre del senador y ex canciller Jorge Taiana.
Una cosa es segura: este fin de semana no habrá novedades. Solá acompañará el martes a Fernández en la visita de Estado a Chile. ¿Y después? Por ahora es una incógnita. El canciller no tiene intenciones de dejar su cargo.
El saludo de la Cancillería en sus cuenta institucional de Twitter al presidente de EE.UU., Joe Biden, que incluyó críticas veladas a Donald Trump, colmó la paciencia del Presidente, según el relato de compañeros de Solá en el Gabinete. “Parecía un manifiesto del Movimiento Evita más que un comunicado del Ministerio de Relaciones Exteriores”, se lamentaron. En Cancillería le restaron entidad al texto. “Fue un tuit, no un comunicado”, minimizan. En el Ejecutivo enfatizan que el error fue “político y no comunicacional”.
El Presidente ya tenía “in pectore” la carta en la que trabajó con Argüello y tuvo que anticiparse con una salutación formal sin dobles lecturas en Twitter. "Fue casi una desmentida",
insistieron en Rosada. Todavía estaba fresco en la memoria del mandatario el desliz de Solá posterior a la comunicación telefónica con Biden, cuando ya era presidente electo. El canciller señaló que Fernández le había pedido al ex vicepresidente de Barack Obama que intermediara para reemplazar a Mark Rosen, director de los Estados Unidos ante el FMI.
Extraoficialmente, fuentes de Presidencia desacreditaron a Solá. Hicieron saber entonces que el ministro de Relaciones Exteriores ni siquiera había participado de la conversación con Biden, porque -en lugar de asistir a la Rosada, donde estaba Fernándezfue a Olivos. El ministro de Economía, Martín Guzmán, y el director argentino ante el FMI, Sergio Chodos, realizaron ese mismo día una videoconferencia con Rosen, que para ser apartado de su cargo necesita que haya acuerdo en el Senado estadounidense. El Presidente terminó reconociendo públicamente el cortocircuito con Solá y lo dio por superado.
El miércoles -vía Twitter- volvió a crujir el piso para el canciller, según la descripción de funcionarios con despacho
El ex gobernador tiene más peso que Bielsa. Por eso en la Rosada hablan de una salida “elegante”.
en la Casa Rosada.
Solá, como varios de sus antecesores, tiene parte de las relaciones más importantes de la Cancillería intervenidas. El vínculo con Estados Unidos lo administran entre Argüello y el secretario de Asuntos Estratégicos Gustavo Beliz, que también conduce la relación con la Iglesia y teje aquellas con organismos multilaterales de crédito como el BID, la CAF, el FonPlata y el BICE con los que logró aprobar $ 2450 millones en créditos.
Las relaciones con China las concentra el flamante embajador Sabino Vaca Narvaja (que asumió su cargo tras la ruidosa salida de Luis María Kreckler). El acuerdo con Rusia por la vacuna contra el coronavirus obedeció a una gestión directa del Presidente con Vladimir Putin. La ausencia de Solá en la excursión del Fernández a Uruguay -donde estuvo el canciller oriental Francisco Bustillono fue interpretado en la Cancillería como un destrato, sino como parte del estilo informal del Presidente.
Aunque Argüello sigue como posible candidato, en la Rosada lo relativizan. “El Presidente está muy conforme con él. No vamos a desvestir un santo para vestir a otro”, señalan. De allí que cobrara volumen la hipótesis de que Scioli podría ocupar el lugar de Solá. En el Gobierno celebran las gestiones del ex candidato presidencial en Brasilia. Scioli y Solá cenaron en Villa La Ñata con el influyente secretario de Asuntos Estratégicos de Jair Bolsonaro, Flavio Viana Rocha.
Los trascendidos sobre Solá son similares a las críticas que recibió María Eugenia Bielsa antes de dejar el Ministerio de Hábitat. Sin embargo, el ex mandatario bonaerense tiene otro peso político. Aunque carece de armado propio, ejerció un rol destacado en la creación del Frente de Todos: le rompió el bloque a Sergio Massa y se acercó a Cristina, aunque hoy acumule algunas críticas en el Instituto Patria y las palabras de la vicepresidenta sobre el miedo de los ministros se posen sobre él. Solá sigue siendo, además, el primer congresal del PJ nacional por la Provincia, al que el Fernández aspira a presidir.
Si el Presidente forzara la salida de Solá en malos términos, podría sufrir alguna consecuencia. El mandatario siempre busca alguna salida elegante para sus funcionarios. La embajada ante la UNESCO en París que quedó vacante tras la muerte de Pino Solanas -y rechazó Bielsa- sigue vacía. Parece poco para el actual jefe -en los papeles- de la diplomacia argentina.
La mención al "manifiesto del Evita" de un funcionario puede no haber sido casual. La agrupación apoyó a Solá en 2019. Taiana estuvo en el Evita hasta 2017, cuando acompañó en la lista a Cristina Kirchner. ■