Clamor del Papa en Irak por la diversidad, la paz y contra la persecución a los católicos
Es la primera visita de un pontífice al país árabe, “un pueblo martirizado”, dijo. Por el peligro reinante, Francisco aceptó usar un vehículo blindado. Cita clave este sábado
Ha habido muerte, destrucción, ruinas aún visibles, no sólo a nivel material: el daño mayor es en las heridas del corazón”
Que cesen los intereses particulares, esos intereses externos que son indiferentes a la población local”
Sólo si aprendemos a mirar más allá de nuestras diferencias podemos iniciar un proceso efectivo de reconstrucción”
El Papa Francisco inició este viernes su histórica visita a Irak con un intenso repudio a la violencia, el ruego al país para que proteja su diversidad de siglos, a que los musulmanes acojan a sus vecinos cristianos y reclamando a los católicos que no dejen el país pese a las persecuciones que sufrieron. El pontífice recorrerá 1.650 km por varias ciudades de “este pueblo martirizado” y el sábado se encontrará con el líder espiritual de los shiitas, la rama del islam mayoritaria en Irak, el imán Alí Sistani.
En la catedral de Nuestra Señora de la Salvación de Bagdad, que sufrió en octubre de 2010 un ataque terrorista del ISIS que costó la vida a 54 personas, el pontífice habló por la tarde ante obispos y sacerdotes. Afirmó que “las consecuencias de la guerra y las persecuciones que afrontó el pueblo e Irak llevó a desplazamientos internos y a la migración de muchos hacia otras partes del mundo”.
Cuarenta y ocho fieles asesinados eran católicos y entre ellos había dos sacerdotes. El Vaticano estudia un proceso para declararlos mártires, elevándolos a los altares. Francisco hizo un llamado en favor de la unidad de los distintos grupos católicos en el país. Estaban presentes representantes de los caldeos, sirio-católicos y de rito latino.
El Papa, que por primera vez en sus viajes, se mueve en Irak en un vehículo blindado, les dijo que “mañana en Ur, (donde está la tumba de Abraham, patriarca de judíos, cristianos y musulmanes) encontraré a los líderes de las tradiciones religiosas presentes en este país, para proclamar un vez más que la religión debe servir a la causa de la paz y la unidad entre todos los hijos de Dios”.
En su primer discurso con las autoridades, dirigentes de la sociedad civil y el cuerpo diplomático, Jorge Bergoglio condenó “la violencia”, las facciones y “las intolerancias”, haciendo un llamado a reconstruir este país devastado por las guerras, la dictadura de Sadam Hussein y las intervenciones extranjeras. Francisco recordó a los que perdieron a sus familiares “seres queridos, casa y bienes esenciales” debido a la “la persecución y el terrorismo”.
Después de la tiranía de Hussein, que fue ahorcado tras la polémica invasión norteamericana de 2003, a la que se opuso el Papa de entonces, el polaco Juan Pablo II, los 40 millones de iraquíes sufrieron una guerra civil entre las facciones sunnitas y shiitas, sobre la cual se montó la banda terrorista ISIS que ocupó parte de su territorio y de la vecina Siria.
La comunidad católica caldea, formada en los primeros años del cristianismo hace dos mil años, se convirtió en una comunidad martirizada. Los caldeos eran un millón y medio y han quedado reducidos a menos de 400 mil, tras fugar los sobrevivientes al exterior, entre 2014 y 2017. En su primer discurso el Papa argentino dijo que “es esencial que ninguno sea considerado ciudadano de segunda clase”, en alusión a la minoría católica y a las demás confesiones religiosas.
Evocó luego los desastres sufridos por Irak debido “a las guerras, el flagelo del terrorismo y los conflictos sectarios”. Dijo que “todo esto ha traído muerte, destrucción, ruinas todavía visibles y daños profundos en el corazón de muchas personas y comunidades que tardarán años en sanar”.
El Papa pidió al mundo defender a Irak como “cuna de la civilización” y pidió a los cristianos que participen de la vida pública. Rechazó además los “intereses externos... indiferentes a la población iraquí”.
Pequeños grupos católicos saludaron al pontífice cuando abandonó el aeropuerto. Bagdad le mostró después el rostro desolado de una capital vacía debido a la pandemia y a las
medidas de cuarentena. Los contagiados son más de 700 mil y los muertos 17.500.
El Papa irá al sur y al norte iraquí en aviones y helicópteros. Visitará Ur de los caldeos. En la llanura de Nínive, en el norte, Mosul, la ciudad cristiana destruida por el ISIS que la ocupó tres años hasta que fue derrotado. Bergoglio irá también a Qaraqosh, donde se concentraba la comunidad cristiana caldea.
El domingo en Erbil se encontrará con los cristianos y musulmanes en un estadio de treinta mil personas pero que al que podrán entrar solo diez míl. El momento más esperado de su viaje es el encuentro en la ciudad santa de Nayaf, en el sur, con el iman Alí Sistani, un firme demócrata y líder espiritual de los shiitas iraquíes pero cuya influencia de guía se extiende a una parte del mundo musulmán, dominado en un 80% por la corriente sunnita.
El encuentro es considerado un gran acontecimiento religioso por la autoridad moral del imán Sistani quién. en un país devastado por el caos, las guerras y el terrorismo. logró imponer una línea independiente que lo ha hecho popular también entre los sunnitas y los kurdos iraquíes.
Alí Sistani no habla nunca en publico. Escribe y sus colaboradores leen sus ideas y sus mandamientos. Nacido en la vecina Irán y formado religiosamente en Qom, la ciudad santa shiita iraní hace 90 años, el respeto hacia la figura del imán, que vive modestamente en una casa que visitará el Papa argentino, tiene un carisma adicional: luce siempre el turbante negro de los descendientes del profeta Mahoma.
Es un encuentro clave. En 2019 el Papa, en Abu Dhabi, el Papa firmó un documento sobre la fraternidad con el imán sunnita Ahmed-al Tayed. Ese texto que se difundió entre los musulmanes no se sabe si estará en el diálogo de este sábado. Aunque se presume que será inevitable.■