Sabios, se buscan

Si Leonardo Da Vinci viviera podría ser uno de los elegidos para viajar a la Luna. El japonés Yasuku Maezawa acaba de lanzar una convocatoria a artistas de todo el mundo para subirse con él a la nave que desarrolla la Space X de Elon Musk. Parece una propuesta lunática, pero no. El despegue está previsto para 2023 y sería la primera expedición lunar privada de la historia.El magnate compró en 2018 todos los billetes disponibles e invita a sabios para alimentar su inspiración. Los candidatos solo tendrán que estar dispuestos a “empujar los límites” de la creatividad y ayudar a los otros miembros de la tripulación a hacer lo mismo. Nada que no se le hubiese ocurrido hace 5 siglos al rey Francisco I cuando invitó al genio Da Vinci a su castillo francés, en el valle del Loira. Desde Roma, el viejo Leonardo cruzó los Alpes en el lomo de una mula con la Gioconda en un baúl. El rey le concedió una renta principesca de 700 escudos de oro al año a cambio de sentarse a hablar con él. E inspirarlo en la construcción de Chambord, el palacio más grande y original jamás construido en Francia. Una obra maestra de 440 habitaciones y 365 chimeneas que aun está en pie. Junto con Da Vinci llegaron a la corte francesa otros artistas para refinar al rey y elevar sus conocimientos. Hoy, el japonés Maezawa -dueño de una fortuna de 1.900 millones de dólares- propone una travesía tan arriesgada como la que emprendió el polímata florentino en su mula a través de los Alpes. La Luna está a unos 385.000 kilómetros de la Tierra y a los viajeros espaciales les costará tres días llegar hasta allí. Leonardo tardó tres meses en desensillar en el valle del Loira. ¿Acaso tiene precio empujar los límites de la creatividad?