Clarín

El influencer que se plantó contra Insfrán

- Javier Firpo jfirpo@clarin.com

¿Es más fácil irse de la provincia y buscar otros horizontes, o quedarse y luchar contra un gobierno abusivo, que lleva más de 25 años en el poder, en medio de una sociedad mayormente sumisa y que depende del trabajo estatal? Formosa es una de las provincias más pobres y menos desarrolla­das del país, gobernada por Gildo Insfrán desde 1995, señalado como un líder despótico. “La lucha es desde adentro, si no estamos sonados. Estoy dispuesto al sacrificio y a la lucha por la libertad y la democracia... Es muy difícil pero alguien tiene que empezar”.

Agustín Rojas tiene 20 años, es de Monte Grande, provincia de Buenos Aires, pero vive en Formosa desde los 8. Sus padres, de la capital norteña, trabajan en forma privada y quizás por esa “independen­cia”, el muchacho decidió ser uno de los impulsores del movimiento Jóvenes por la Libertad, que “molesta y mucho al Big Brother”, como lo apoda a Insfrán la juventud de esos pagos. “Hay una Policía del pensamient­o, un ministerio de la verdad y todo se acomoda de manera distópica según el relato del jefe”, traza el panorama.

Algunos lo tildan de “youtuber”, también de “influencer” y hasta de “agitador social”. Agustín prefiere definirse como “un actor social político pero no militante, porque yo no me rasco las bolas, al contrario, no paro nunca de trabajar”, dice quien vive con su mamá profesora de inglés y su papá comerciant­e. “Ellos están preocupado­s, creen que por mi osadía me puede pasar algo, que me pueden patotear, pero también entienden que somos los de nuestra generación los que tenemos que torcer la historia”.

Clarín habló con Agustín el viernes a la mañana. Horas después, en la marcha en la que decenas de formoseños protestaro­n por el regreso de la cuarentena dura y que la Policía reprimió, el joven -y otras 92 personas- terminó detenido. Agustín subió una Storie en su cuenta de Instagram en la que contó que lo liberaron, pero denunció que lo golpearon en la comisaría y anticipó que irá a la Justicia. Después, ayer al mediodía, participó en una nueva marcha en la capital formoseña.

“Me torturaron en una comisaría, me soltaron a las 2AM -relató a este diario desde la marcha, en un audio de WhatsApp-. Llegaron y me dijeron: ‘Vos sos el opositor’. Me doblaron el brazo, me empezaron a pegar... Me estuvieron maltratand­o. Me cagaron a palos los policías. Y me dijeron que tengo que cerrar la boca”.

Agustín es un líder carismátic­o a pesar de su corta edad. Desde los 16 años empezó a ver con malos ojos lo que sucedía “en esta provincia hermosa que me vio crecer y desarrolla­rme, que me adoptó, que yo tanto quiero y no quiero abandonarl­a sin dejar mi granito de arena. Desde marzo de 2020 que venimos realizando marchas por los derechos humanos para los que estuvieron meses varados en la frontera sin poder entrar. Fuimos consecuent­es y el número de jóvenes de entre 20 y 30 años fue creciendo y hoy somos entre 1.500 y 2.000 y desde noviembre que cobramos relevancia”.

Con fuerza, estímulo y fervor, Agustín asegura que “somos un grano en el culo para el gobierno de Maquiavelo, porque Insfrán es Maquiavelo, quien decía: ‘Quien controla el miedo de la gente, se convierte en amo de sus almas’. Acá nunca nadie marchó contra el Gobierno en 25 años, y la sociedad, aunque está dividida, empezó a despertar, a ver con agrado que los Jóvenes por la Libertad somos una de las respuestas a una necesidad para plantarse y decirle basta a los abusos del Gobierno”

El joven hace énfasis en un trabajo táctico y estratégic­o que consiste en salir a marchar todas las semanas, a caminar por los barrios y a alimentar las redes sociales para comunicar y difundir. “También hablamos con gente de nuestra edad cuyos padres no les permiten tocar ciertos temas, pero tenemos claro que esos pibes hoy se están rebelando y hasta preguntan: ‘¿Por qué votaron a Insfrán?’. Y los padres no saben qué responder. Creo que gracias a nuestra presencia e insistenci­a y a no aflojar, hoy se logró que haya disenso en la mesa familiar formoseña, antes... una utopía”.

Orgulloso está Agustín de ser uno de los motores de esta lucha que cada vez concentra más seguidores. “Desde que tengo uso de razón escucho hablar de Insfrán como gobernador, un señor feudal que se hace de los votos gracias al clientelis­mo político. Tenemos el ímpetu para llevar a cabo una batalla cultural que puede demandar mucho tiempo, pero ya está instalada y no vamos a ceder. Si no peleamos hoy, ¿cuándo? Yo soy patriota, amo mi país, amo Formosa, una tierra arrasada y empobrecid­a, con una sociedad mediocre, estatal y adoctrinad­a”.

El espíritu combativo -y de resilienci­a- de Agustín empezó durante el colegio secundario, época espinosa para él porque fue víctima de bullying. “Era más gordito que ahora y me volvían loco, me fajaban, me agarraban entre varios y me daban para que tenga solamente porque era rellenito”. Hasta que en silencio comenzó a tomar el toro por las astas. “Adelgacé y tomé cursos de defensa personal que me levantaron la autoestima. Cuando se repitieron los ataques, ya me defendí y no me pegaron más. Sentí que pude y cuando sentís eso creés que te llevás el mundo por delante”, expresa quien estudiará Derecho y Relaciones Internacio­nales.

Desde entonces emergió un joven comprometi­do, luchador y sobre todo preocupado por la sociedad. “Necesitaba expresarme, decir, denunciar y por suerte conseguí trabajo en la FM 89.3, una radio independie­nte en la que además de ser movilero y estar en la cobertura de las noticias, conduzco un programa que se llama ‘Noches de libertad’ (martes y jueves, de 20 a 22), que es una bocanada de aire fresco para los jóvenes que todavía creemos que se puede. Es un programa que hacemos con otros compañeros, en el que nos despachamo­s libremente. Es un reflejo de lo que hacemos en las calles”.

Valiente, Agustín hace saber que no es un “kamikaze”, pero que aprendió a cruzar el límite con astucia. “En la radio vamos al hueso y sabemos que nos escuchan, nos persiguen, yo tengo mi teléfono intervenid­o por la policía de Gildo, y sé que la poli nos persigue con sus ya famosas chatas Hilux, pero no me importa 4”.

¿Cómo definiría el enigma Formosa un joven de 20 años que dice “ser presente, no futuro”? “Primero hay que subrayar que a casi ningún argentino le importa lo que sucede en Formosa, somos el culo del país, la cloaca donde se concentra toda la mierda. Y los que opinan desde otras provincias te responden con un ‘Jódanse por votarlo a Insfrán’, desconocie­ndo cómo el tipo gana las elecciones. Paradójica­mente, esta es la principal motivación para pelear por salir adelante, y nuestra generación no puede mirar para otro lado. Hemos hecho mucho, encontramo­s puntos débiles en el Gobierno y sabemos que vamos por el buen camino”.

Atento a cada detalle que ejecuta “este Gobierno autoritari­o”, el jueves y viernes últimos Agustín convocó a los jóvenes a sendas marchas a la Casa de Gobierno provincial para contrarres­tar la orden de Insfrán de volver a fase 1 en la capital, luego de detectarse 17 casos positivos de Covid. “Esto es joda, otra vez vuelven a anular las libertades individual­es. ¿No se dan cuenta del daño que eso genera? Es un daño enorme a la salud psicológic­a y física a las personas, pero también un daño irreparabl­e a las pymes que deambulan agonizante­s”, había dicho antes a Clarín.

¿Qué le diría a Gildo Insfrán si lo tuviera frente a frente? “Señor, tenga la dignidad de presentar la renuncia y rendir cuentas de su accionar al cabo de tantos años. Usted ha gobernado con mentiras y corrupción y sólo ha empobrecid­o la provincia. Alcanza con que la recorra para ver en qué condicione­s la dejó. No es más un intocable. Lo que se demostró en los últimos días es que ya no agachamos más la cabeza. La sociedad debe estar convencida de la desobedien­cia civil para ponerle fin a la tiranía”.

Agustín Rojas marchó el viernes junto a miles de formoseños y terminó detenido. Lo liberaron y ayer volvió a marchar.

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Bronca. “Desde que tengo uso de razón escucho hablar de Insfrán como gobernador”, explica Agustín Rojas, de 20 años.
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“Me cagaron a palos”. La denuncia de Agustín contra la Policía luego de su detención.

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