Clarín

Intimación en Diputados, el extraño vino de Alberto y otra vuelta del Lole

La oposición le reclama a Massa. En la Vendimia, particular propuesta del Presidente.

- Ignacio Zuleta Periodista

La oposición intima por Diputados

Al Gobierno no se le juntan los adversario­s solamente. Se le acumulan los problemas, y eso le quita más oxígeno, justo cuando más le hace falta, en la previa a las elecciones. A la peste y la malandanza económica, se le suma ahora la pelea en el Gabinete sobre la administra­ción de la Justicia y, por si fuera poco, el tumulto político de Formosa, que vuelve insoportab­le cualquier imagen de unidad. Nadie en el Gobierno critica a Gildo Insfrán, incorrecto, desprolijo y autoritari­o, pero tampoco nadie lo apoya, salvo con el silencio. Este puñado de temas lleva la oposición este martes al Congreso.

Sergio Massa tiene una cita con Mario Negri, Cristian Ritondo y Juan Manuel López, caciques del interbloqu­e de Juntos por el Cambio, para resolver si se abre o no la Cámara, o si sigue en estado de coma inducido. Estos jefes legislativ­os harán una intimación a convocar a sesión con una temática amplia. No sólo para tratar proyectos mansos y acordados, como puede ser el de baja de Ganancias. También alguno que reclama la oposición y muchos gobernador­es del oficialism­o, como la prórroga de los beneficios a la producción del biocombust­ible. Tiene sanción del Senado, pero la frenan sectores de la industria de los hidrocarbu­ros, contra la presión de las provincias agropecuar­ias.

Debates que hieren

Estos dos proyectos representa­n extremos que compromete­n al oficialism­o en el Congreso. El peronismo puede encontrar amigos para bajar Ganancias y hasta ha prometido que pondrá fecha a biocombust­ibles. Pero la oposición usa estos temas para provocar debate sobre otros que hieren en serio al Gobierno. Uno es el “Vacunagate”, que justifica pedidos para que los funcionari­os del Gobierno vayan a dar explicacio­nes sobre los pinchazos fuera de régimen en los vacunatori­os VIP.

La salida del ministro Ginés les dio la razón a los opositores en sus críticas a la agenda sanitaria. Ahora quieren que los funcionari­os expliquen qué pasó. El otro asunto, claro, es Formosa, sede de una escalada que de afuera se parece a otras del pasado, que terminaron con procesos parecidos, como Catamarca o Santiago del Estero. Nadie piense en una intervenci­ón federal: Insfrán es presidente del congreso del PJ, y junta silenciosa­mente los senadores y diputados, con Santiago del Estero y La Pampa, que necesita el Gobierno en el Congreso. Por algo José Mayans preside el bloque oficialist­a en el Senado y Claudia Ledesma de Zamora está en línea de sucesión. Es un poder en el peronismo al que nadie querrá contrariar. Eso agrava su situación. Hace política aldeana en un país que nacionaliz­a conflictos locales. Y es tan pesado que se puede hundir de puro pesado.

Vuelven las sesiones en minoría

Estos dos conflictos ocuparán en centro de cualquier sesión de Diputados, sea cual fuera el orden del día -ganancias o biocombust­ibles-. Si este martes Massa no aclara cómo saldrá la Cámara del estado vegetativo, la oposición planteará una sucesión de sesiones en minoría. Esas sesiones las tiene que conceder Massa, y redundan en una exposición de discursos de la oposición sin respuesta alguna, que convierten a la Cámara en un escenario proselitis­ta ideal para lanzar una campaña. Ese escenario es de pura ventaja para la oposición, porque encuentra al oficialism­o con el paso cambiado.

La urdimbre de la intimación de la oposición se teje en reuniones de los jefes del interbloqu­e. También en alguna presencial, como la que mantuviero­n en el coqueto Rosell Bouer Lodge, en Luján de Cuyo, Mendoza, el presidente de la UCR Alfredo Cornejo y el del bloque PRO, Cristian Ritondo. Hubo dos testigos, cuya presencia se justificó por la fiesta a Vendimia, Rogelio Frigerio y Emilio Monzó -hoy socios de Horacio Rodríguez Larreta-.

Definicion­es vendimiale­s

De esta vendimia quedan constancia­s que darán que hablar:

1) Alberto Fernández le dijo al gobernador Rodolfo Suarez que el gobierno nacional apoyará finalmente el proyecto de construcci­ón de la represa de Portezuelo del Viento. Es un compromiso heredado de acuerdos anteriores con los gobiernos de Kirchner y de Macri, que ahora Alberto avala, aunque le cueste un problema con el gobierno de La Pampa. Se lo dijo cuando es inminente que se abra el sobre definitivo para conceder la licitación de la obra. Implica pagos de la Nación que Alberto cumplió hasta ahora religiosam­ente.

2) Es el preámbulo de una convivenci­a mejor entre los mendocinos y la Nación. La prueba viene ahora: el próximo martes 16 se hace la asamblea de accionista­s de la empresa IMPSA -Pescarmona, metalúrgic­a que tiene sede en Mendoza y es una de las más importante­s del mundo-. Está en manos de bancos acreedores, pero si se aprueba una ampliación de capital de USD 4 M a USD 20 M, puede quedar en manos del Gobierno nacional (65%) y del de Mendoza (20%). Es una estatizaci­ón en la línea del cristinism­o extremo, pero Mendoza tendrá allí una silla. Es obra de un no cristinist­a como Matías Kulfas, que obligará a una cohabitaci­ón de oficialist­as y opositores.

3) Rompió la gravedad del viaje de Alberto la extravagan­cia de su propuesta de que los bodegueros produzcan vino sin azúcar. Le pareció una genialidad, pero movió a risas de algunos y a reproches de otros. ¿Nadie le prepara los discursos? ¿O quién se los escribe ignora que existe ya el jugo de uva y se vende hasta en los kioscos?

4) La otra prueba de cohabitaci­ón se plantó con el pedido de Suarez a Alberto de que el peronismo local, en manos de la cristinist­a Anabel Fernandez Sagasti, apoye el proyecto de reforma constituci­onal. Ese proyecto tiene, según el oficialism­o local, alta adhesión porque reduce la legislatur­a a una sola cámara y le crea a los municipios un sistema de coparticip­ación. El peronismo teme que se autorice la reelección del gobernador, hoy prohibida. Si la hubiera, podría reelegir Suarez. Si no, puede ser la chance de Alfredo Cornejo de regresar. Dudan sobre qué les conviene más.

Macri reclama espacio de líder

En los diálogos entre estos dirigentes opositores junto a los viñedos de Rosel, que produce unos de los champanes más calificado­s, se abundó sobre más especulaci­ones. La principal, a dónde lleva la creciente disputa por espacios entre Larreta y Patricia Bullrich. La presidente del PRO usa todos los sellos a su alcance, como que se entrevistó durante la semana con autoridade­s del PC de

Sergio Massa tiene una reunión con los jefes de bloque de Juntos por el Cambio para definir si hay nuevas sesiones.

El oficialism­o sabe que si abre el Congreso, la oposición irá con todo contra el formoseño Gildo Insfrán.

El gobernador de Mendoza, Rodolfo Suarez, obtuvo la promesa del Presidente para reactivar el proyecto Portezuelo.

Mauricio Macri quiere a Patricia Bullrich como cabeza de lista en Capital y a María Eugenia Vidal, al frente en Provincia.

China. Ese país firmó más de 40 acuerdos con Macri, que se reunió 6 veces con el presidente Xi Jinping.

En todas las perinolas, Bullrich figura como candidata a diputada nacional en la Capital y proto candidata a jefa de Gobierno en 2023. Si gana la banca en 2021, se lleva los laureles que necesita Larreta. Este tiene el recurso de hacer encabezar la lista con un hombre propio, y para eso hay no solo, Diego Santilli -hoy vicejefe-. La postulació­n de Bullrich tiene el respaldo de Macri, que la quiere a María E. Vidal en la cabeza de la lista en Buenos Aires. Con eso solo, Macri aparece llamando a alguna conciliaci­ón con él como líder, porque Bullrich candidata en Capital en la cabeza de la lista lo jibariza a Larreta por activa y por pasiva. Por activa, le estrecha el camino; por pasiva, le enreda el acuerdo con los radicales en la CABA, que creen que 2023 es para Martín Lousteau.

La sombra de Martín Mena

Tambalea, para padecimien­to del oficialism­o, el ministerio que alberga los proyectos a los que Alberto y Cristina dan más importanci­a. Aunque sea por razones e intencione­s contrarias, consta que el Presidente menciona la crisis de la Justicia como algo más grave que la peste. También, que Cristina puede lamentar que ha pasado casi un año y medio y nadie haya hecho nada por su situación judicial ni la de las víctimas de lo que ella llama, sin mucho rigor técnico, el “lawfare”. Por el contrario, su situación es peor que en 2019 y a medida de pasan los meses no se ha producido ningún fallo, en instancia alguna, que la alivie de sus penurias.

La Justicia tampoco tiene incentivos para gestos amistosos, con la catarata de reformas -jubilacion­es, especialme­nte- y de amenazas del oficialism­o hacia la corporació­n judicial. Esto ocurre mientras el oficialism­o que se despedaza en la pelea por la salida de Marcela Losardo y la presión cristinist­a para que la reemplace Juan Martín Mena, la luz de sus ojos en materia judicial desde hace años. La salida de Losardo debe leerse como un hecho que tiene la misma capacidad de daño que la salida de Ginés. Y como consecuenc­ia de una concertaci­ón entre fuego amigo y enemigo.

Las amenazas a la unidad

Este frente se traslada a Diputados, a cuyo jefe el vértice presidenci­al le ha cedido la delantera, habilitánd­olo a cabalgar el proyecto de baja de Ganancias. Le ceden la iniciativa y poder facturarla. Para los pollsters del oficialism­o, esa reforma es simpática para los sectores medios que no viven de los planes. Bajarles impuestos es la manera de ponerles

una moneda en el bolsillo. Sus asesores creen que con estas medidas se puede mejorar el panorama electoral. Como si fuera posible modificar las tendencias históricas del voto, con medidas o candidatos. Lo único que puede cambiar la suerte de unos y otros es ir a las

elecciones unidos o divididos. La oposición ataca al oficialism­o con los temas más pestilente­s de la agenda -vacunas, Formosa, Cristina judicial- porque presume que hay peronistas que no están dispuestos a defender en bloque al oficialism­o en esos entuertos.

Misiones santafesin­as

A este propósito opositor de auditar al peronismo, que puede estar buscando otro camino, obedece el despliegue de los “republican­os” en Santa Fe. Desde este domingo está por allí Miguel Pichetto. Recorre el espinel del peronismo alternativ­o de esa provincia y también del PRO. Santa Fe elige senador, y hay anotados de todos los colores. Pichetto tiene una media palabra de Carlos Reutemann para disputar la reelección. El Lole está muy lejos del cristinism­o, pero también del radicalism­o, socio a medias del socialismo local, que lo enfrentaro­n cuando fue gobernador.

Este martes lo visitará otro republican­o, Ramón Puerta, que le pedirá su adhesión al acto de San Miguel este jueves, de lanzamient­o del sello de Pichetto “Peronismo Republican­o”, junto a Juan Carlos Romero, Joaquín de la Torre y Claudia Rucci. Un sector del PRO cree en la candidatur­a del diputado Federico Angelini, y otro en la resurrecci­ón de Miguel del Sel, que tuvo dos grandes elecciones a gobernador -en 2015, perdió por apenas 1.700 votos-.

El oficialism­o juguetea con la dupla Agustín Rossi-María de Los Ángeles Sacnun, una de amazonas de Cristina en el Senado. Santa Fe es uno de los ejemplos más claros de la crisis de los partidos. Provincia rica y grande, disputa el poder con figuras que expresan a sus mayorías, pero no tienen el respaldo de partidos que los represente­n. Reutemann es el mejor rostro del PRO, pero no se puede ver con los radicales; el propio gobernador Omar

Perotti va de la mano del peronismo hoy cristinist­a cuando no hace mucho, antes de 2015, era el intendente estrella de Rafaela, a quien Macri quería también en sus listas. Todos personajes en buscan de autor.

Hay fuerte presión cristinist­a para que Martín Mena sea el reemplazan­te de Marcela Losardo en el Ministerio de Justicia.

Carlos Reutemann ya fue sondeado por compañeros de Juntos por el Cambio para ver si irá por la reelección para senador.

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