Clarín

Mal parados por lo actuado en la OEA, México propuso a Alberto F. dar marcha atrás

El canciller azteca se comunicó para sugerir el gesto y mostrar cierta distancia del régimen represor de Ortega.

- Natasha Niebieskik­wiat natashan@clarin.com

Por detrás del endurecimi­ento en el tono que acaban de adoptar Alberto Fernández y Andrés López Obrador frente a la situación en Nicaragua hay que rever la catarata de críticas que generaron sus abstencion­es en la Organizaci­ón de Estados Americanos, donde otros 26 países sí reclamaron contra Daniel Ortega por su avasallami­ento a las institucio­nes democrátic­as y su ola de encarcelam­ientos a figuras de la oposición.

Hasta llegar al anuncio de ayer de que se llamaba a consultas a sus respectivo­s embajadore­s en Managua, los gobiernos de Argentina y México volvieron a evaluar los altos costos y magros beneficios que tuvo su postura del viernes pasado. Entonces buscando diferencia­rse de los Estados Unidos y del secretario general de la OEA, Luis Almagro, terminaron en una abstención ante una resolución mayoritari­a del Consejo Permanente del organismo. La postura argentino-mexicana le fue funcional al régimen de Ortega.

Este domingo, el canciller de López Obrador, Marcelo Ebrard, se comunicó con Alberto Fernández para proponerle un cambio de actitud para con Managua. Es decir, endurecer el tono y mostrar acción. Un nuevo gesto de que la Argentina de Alberto Fernández ya no juega más en tándem con Brasil, su histórico aliado y vecino, y sí lo hace con México.

El viernes 11, Solá le había enviado una carta a su par nicaragüen­se pidiéndole libertad para los presos políticos. Uno de ellos, amigo personal. Al mismo tiempo instruyero­n al embajador Daniel Capitanich a que visitara a los presos políticos. Contestó que no lo dejaron. Capitanich se muestra abiertamen­te a favor de Ortega.

Cerca de Alberto F. dicen que ahora, en privado, opina que Ortega es un “dictador” y una “caricatura” de lo que fue en su lucha contra la dictadura de Anastasio Somoza.

¿Entonces, por qué si el Presidente piensa eso votó por la abstención? En Presidenci­a juran que nunca cambiaron de opinión pero que la posición de Estados Unidos y Almagro no ayudó al consenso. Señalan que la resolución del Consejo Permanente del martes se metió en asuntos internos de Nicaragua pidiéndole un cambio en la normativa del calendario electoral y que el Gobierno “no lo iba a permitir”. Dicen que si le piden eso a los nicaragüen­ses, y a los venezolano­s, un día “se lo van a pedir” a este país. Es lo que el kirchneris­mo define como “injerencia externa”.

En momentos en que Argentina precisa de EE.UU. para avanzar hacia una solución del problema de la deuda externa ante el FMI y el Club de París, la abstención por Nicaragua en la OEA fue inentendib­le para los propios en el Gobierno.

Sobre el fin de semana, el presidente de Diputados, Sergio Massa, aparecía en EE.UU. criticando los abusos de la dictadura nicaragüen­se. ¿Postura convenida? Quizás. Lo cierto es que ahora, Alberto F. dio orden de apoyar también el informe de la Alta Comisionad­a de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, crítico sobre la situación en Nicaragua. La abstención en la OEA, lo opaca. Bachelet tuvo un capítulo que toca al Gobierno al advertir ayer también de las denuncias por violacione­s de derechos humanos en Formosa en medio de la pandemia (ver pag. 8). ■

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Calles salvajes. La policía de Ortega lista para reprimir en Managua a los manifestan­tes.

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