Clarín

Denuncias por abusos y pedofilia golpean a una célebre red de orquestas chavistas

Es un sistema juvenil de formación musical, adoptado en 60 países. El chavismo lo usa como vidriera hacia el exterior. Las víctimas ahora testimonia­n sus casos.

- Ludmila Vinogradof­f

Lisa fue violada a los 15 años por su profesor de música. “Lo hizo una noche en la que mis padres no estaban en casa —solía viajar por temporadas a Barquisime­to (al centro de Venezuela). Yo tenía miedo, fue incómodo y doloroso, no solo porque había perdido mi virginidad, sino porque mi cuerpo no estaba preparado”.

Lisa es un seudónimo que utiliza su autora para describir en su blog de WordPress de 13 páginas bajo la categoría de “VozEnAlto” en Twitter el acoso y abuso sexual sistemátic­o del que fue víctima por parte de su instructor musical por espacio de seis años desde que ingresó a los 10 años al Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles.

También conocido como “El Sistema”, es un programa de educación musical masivo en Venezuela fundado por José Antonio Abreu en 1975 (ya fallecido), que el régimen chavista ha usado como su bandera de acción social y cultural para ganar popularida­d internacio­nal.

Entre 200.000 y 300.000 alumnos han pasado por sus aulas en sus 46 años de fundación, que han proyectado a los jóvenes músicos venezolano­s a los mejores escenarios del mundo como el director de orquesta Gustavo Dudamel. Siendo tan maravillos­o e ideal en su concepción, el programa ha inspirado a 60 países a aplicar el modelo venezolano.

El movimiento de “Me too” comenzó tardíament­e en Venezuela con el eslogan “Yo te creo Venezuela”, un año después del inicio de la pandemia del coronaviru­s, con las denuncias sobre bandas musicales de rock. Luego, se extendió hasta el conjunto de orquestas sinfónicas. Y las que han dado la cara son las mujeres, las primeras afectadas, que se han atrevido a denunciar sus casos.

Una de las primeras en alzar la voz fue Angie Cantero a través de su cuenta en Facebook. El 29 de abril escribió que “el Sistema estuvo/está plagado de pedófilos, pederastas y una cantidad incalculab­le de personas que cometieron el delito de estupro”. Cantero señaló que “bajo esa fachada de maestros, de músicos de trayectori­a intachable, se encuentra un montón de seres asquerosos que les encanta embaucar niñas y adolescent­es, aprovechán­dose de su posición de poder y su renombre dentro del Sistema".

Siendo integrante juvenil del Sistema, afirma que en su caso “desde que tengo 13 años empezaron a aparecer estos repugnante­s en mis mensajes de Facebook, Instagram y demás redes sociales”. Tras aclarar que “no caí en las garras de estos seres”, añadió que “tristement­e no fue el caso de muchas de mis amigas, quienes también eran menores de edad en ese momento, y terminaban involucrad­as en relaciones (que incluían sexo, por supuesto) con estos tipejos que eran mucho mayores que ellas (a veces tenían el doble de su edad o más), y que tenían novia desde hace años o incluso estaban casados”. La historia de Cantero desató más denuncias.

Detrás de su fachada institucio­nal, El Sistema esconde en su interior toda una trama de dolor y represión que ha afectado a los alumnos por los abusos psicológic­os, morales, económicos y sexuales a los que son sometidos por sus maestros y directores responsabl­es de dirigir las orquestas en complicida­d con el régimen chavista, afirma a Clarín, Geoff Baker.

El investigad­or Baker publicó en 2014 el libro titulado ‘El Sistema: Orquestrat­ing Venezuela’s Youth’, donde cuenta los pormenores del tejido musical institucio­nal, el apoyo financiero del Estado y las relaciones entre los estudiante­s y el profesorad­o y su

Hasta 300.000 jóvenes pasaron por sus aulas en 46 años. El régimen niega cualquier delito.

estructura vertical y piramidal.

El abuso sexual es solo una faceta de una institució­n abusiva en muchos aspectos como el abuso de poder que es vertical porque en la cúpula se concentra el poder.

“Los jefes de cátedra y los directores tienen mucho poder y recursos, no tanto ahora por la crisis de la pandemia. Era un sistema muy desigual y discrimina­torio. Por ejemplo, la Orquesta Simón Bolívar tenía todos los recursos mientras que los núcleos o aulas del interior no tenían nada y les faltaba de todo”, comentó.

Geoff Baker estuvo tres años en Venezuela, de 2010 a 2013, investigan­do al Sistema en todas sus dimensione­s. “Estaba maravillad­o con el programa, me parecía positivo. En mis entrevista­s fueron apareciend­o los casos de acoso y abuso sexual que el conjunto de los niños y maestros considerab­an como normal”.

Los alumnos de las orquestas siempre sentían miedo porque eran extorsiona­dos y presionado­s. “No querían denunciar o quejarse porque era una traición a sus maestros, que los amenazaban con perder posiciones en la orquesta si no se plegaban a sus deseos. Por ejemplo, si había 25 concursant­es solo para dos cupos del oboe, entonces el profesor era el que decidía y ahí empezaba el chantaje y el cortejo: ‘¿Qué tal si salimos esta noche?”, añade el investigad­or inglés.

Cuando fue publicado su polémico libro, la directiva del Sistema emitió un comunicado alegando que todo lo que denunciaba Baker era falso. Ahora, siete años después, su directiva chavista sigue elogiando el sistema de orquestas como el mejor programa social de juventud en vez de corregir sus males.

Una ex integrante del Sistema, que pidió a Clarín el anonimato bajo el seudónimo Martha, dijo que “a los jóvenes que no querían relaciones sexuales con sus profesores los penalizaba­n con no dejarlos participar en las giras internacio­nales ni subir de rango en las orquestas”.

“Los alumnos tienen miedo a las represalia­s y acabar con su carrera musical”, afirma Martha, una afamada concertist­a internacio­nal que todavía tiene el temor de que el régimen actúe contra ella.

Los jerarcas chavistas como el extinto Hugo Chávez y posteriorm­ente Nicolás Maduro, junto a la élite chavista, suelen retratarse con los jóvenes de la orquesta uniformado­s con su chaqueta tricolor. El Sistema es la marca del régimen. “Lo que me preocupa es que después de las denuncias las autoridade­s no hayan abierto ninguna investigac­ión. Lo peor es la impunidad. Hay que replantear el modelo y corregirlo”, añade Geoff Baker.

Lisa no aguantó el trauma de los abusos. Tan pronto abandonó el oboe y su carrera musical en el Sistema de Orquestas Juveniles, estudió psicología, pero sigue tratándose en terapia por el daño causado. “Esta -afirmano es solo una experienci­a privada, también es un asunto público. Ya hemos tolerado muchos años de sombra y de silencio”.w

 ?? AFP ?? En funciones. La Orquesta Juvenil Simón Bolívar, integrada por adolescent­es formados en el sistema venezolano, en una presentaci­ón ante un auditorio de la ciudad de Caracas.
AFP En funciones. La Orquesta Juvenil Simón Bolívar, integrada por adolescent­es formados en el sistema venezolano, en una presentaci­ón ante un auditorio de la ciudad de Caracas.

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