Clarín

La educación que no debatimos

- Ricardo Braginski rbraginski@clarin.com

Los argentinos a veces parecemos condenados a discutir los temas laterales de la educación, y a postergar los centrales. Y ahí estamos debatiendo si las pruebas Aprender deben hacerse en octubre como correspond­e, o el año que viene (rompiendo así una serie histórica que mide los aprendizaj­es a fin de año). O cuál es la mejor forma de acompañar a los estudiante­s que se quedaron por la interrupci­ón de las clases presencial­es: ¿será lo mejor evaluarlos recién a fines de 2022? Mientras tanto todos sabemos que la situación no está bien en las aulas y que se necesitan reformas urgentes. No estamos muy seguras de cuáles, hay muy buenos proyectos; pero pareciera que nunca es el momento adecuado y las justificac­iones sobran. Hay quienes dicen que para encarar los cambios se necesitan grandes inversione­s y la “macro” hoy no acompaña. Están los que sugieren que para avanzar en las reformas el Gobierno -de turno- debe tener la suficiente relación de fuerza. Se suman los que afirman que la educación no es un tema que “mida” en el terreno electoral. Y siempre hay elecciones.

Sin embargo, algo parece estar cambiando en estos tiempos pandémicos. Por primera vez en mucho tiempo, la educación ocupa al menos un lugar en la agenda de los temas que más preocupan a los argentinos. Se dirá que es por la falta de clases presencial­es por más de un año, y es cierto. Pero el lado positivo, si lo hay, es que hubo una revaloriza­ción del rol de la escuela; y parece haber crecido una conciencia colectiva -al menos en buena parte de los padres de clase media- sobre la necesidad de que sus hijos estén mejor formados. Y que nadie se “salva sólo” por pagar un colegio privado. La educación empieza a pensarse como el sistema que es. Desde el Gobierno nacional ahora dicen que quieren avanzar con una serie de leyes que apuntan a mejorar la educación. Son algunos títulos que resumen el consenso que hay sobre lo que se debe hacer. Son también, proyectos que intentaron administra­ciones anteriores y no lograron avanzar. Entre esos ítems está la mejora de la formación docente; la obligatori­edad de la sala de 3 del nivel inicial; así como una ley de conectivid­ad, para que haya plataforma­s educativas de acceso libre. Por ahora son títulos. Falta el contenido. El tiempo dirá si realmente hay voluntad de cambio, tanto entre los padres ahora organizado­s como entre quienes deben avanzar en las reformas que la educación argentina necesita.w

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