Las discusiones por los celulares en las aulas
La prohibición del uso del celular dentro del aula, tanto para docentes como alumnos, se estableció en la Provincia de Buenos Aires por una resolución de hace 15 años. Y tuvo el suficiente apoyo. La pandemia que soporta el mundo hace ya casi un año y medio -y parece que esto sigue- pone en claro que aquello fue una pifiada más de quienes gobiernan por lo que “le pide la gente” vía encuestas, y nunca intenta dirigir (guiar), mostrarnos un camino a los que no somos capaces de verlo. “El uso del celular en el aula descentra y desconcentra el proceso de enseñanza-aprendizaje”, decía el texto de la resolución. Se basaba simplemente en noticias sobre chicos que pasaban horas y horas en las por entonces incipientes redes sociales o matando zombies en algún videojuego. Si hubieran consultado a algún experto quizá descubrían que estos complejos dispositivos en realidad son computadoras de bolsillo y, prohibir una computadora en un aula, por lo menos parece contradictorio. Porque un celular también permite acceder a bases de datos de todo tipo (es decir a conocimiento) y sirve para comunicarse entre pares, y hasta puede conectar a profesores con alumnos. Si no, le podrían preguntar a los docentes, muchos de los cuales hoy ya usan la plataforma Google Classroom para dar clases en el aula. Tras un año de confinamiento estricto, sin un día de clases, se acostumbraron a subir allí tareas y pruebas para los chicos, sobre todo de Secundario. Y ahora les “exigen” a sus alumnos que lleven el celular al aula y se conecten a Classroom.
Aquella disposición duró más de diez años. Demasiado. ■