Clarín

Ahora el Gobierno se negó en la ONU a condenar al régimen de Ortega

Más idas y vueltas de la Cancillerí­a

- Natasha Niebieskik­wiat natashan@clarin.com

En otro giro de su política exterior, Argentina volvió a evitar denunciar los abusos en Nicaragua: se negó a firmar una declaració­n que reclamaba elecciones libres y transparen­tes y la liberación inmediata de los opositores presos. Ya la semana pasada había decidido abstenerse en la OEA de votar en contra del régimen. Pero este lunes, como gesto de protesta, convocó a su embajador en Managua. Human Rights Watch denunció a Nicaragua y la “política zigzaguean­te y selectiva de Argentina en derechos humanos”.

En otro giro sorpresivo de su política exterior, ahora el Gobierno evitó condenar los abusos del régimen de Daniel Ortega, al negarse a firmar una dura declaració­n que sí firmaron casi sesenta países ayer en Ginebra y en la que exigieron al régimen nicaragüen­se que permita elecciones "libres" y "transparen­tes", y que libere a sus presos políticos.

Fue en el marco de la sesión de la ONU en la que la Alta Comisionad­a para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, tuvo un duro pronunciam­iento también sobre lo que sucede en el país centroamer­icano.

“Emplazo al Gobierno de Nicaragua a un cambio urgente en el curso de acción que está adoptando frente el proceso electoral”, dijo Bachelet en su discurso, en el que llamó a “liberar de inmediato a todas las personas detenidas arbitraria­mente”.

“Desde mi último informe el pasado 23 de febrero, mi oficina ha observado un preocupant­e deterioro de derechos humanos, que alejan la posibilida­d de que se pueda elegir libremente en las elecciones”, alertó y agregó: “Lamentable­mente no se ha dado cumplimien­to a la casi totalidad de las recomendac­iones que hizo mi oficina. La crisis se ha agudizado de manera alarmante.”

Bachelet denunció una “persecució­n selectiva” contra defensores de derechos humanos, periodista­s y opositores por parte del gobierno de Ortega y destacó que solo en las últimas semanas registraro­n las detencione­s de “cinco candidatos y otros opositores sin suficiente evidencia probatoria”.

“Llamo al gobierno a un cambio urgente, que implica liberar de inmediato a los detenidos y derogar la legislació­n restrictiv­a del espacio democrátic­o. Reitero que es urgente que se autorice el regreso de mi oficina en Nicaragua”, concluyó la dos veces presidenta de Chile.

Lo curioso es que el lunes, el presidente Alberto Fernández anunció a través de un comunicado que llamaba a consultas a su embajador en Managua, el dirigente kirchneris­ta Daniel Capitanich. Lo hizo junto a México y se sumó Costa Rica. La movida fue un gesto de endurecimi­ento frente al régimen. El martes pasado al Gobierno le llovieron criticas por abstenerse de una condena en la OEA.

Lo llamativo es que el Gobierno sí había apoyado la condena que Bachelet hizo en marzo pasado reclamando por los derechos humanos como elecciones libres. Pero Argentina no firmó una declaració­n similar a la de ayer que sí suscribier­on Estados Unidos, Brasil, Francia, España, entre muchos otros países.

Los vaivenes oficiales son tales que ayer mismo el embajador Federico Villegas Beltrán apoyó con un discurso el informe de Bachelet sobre Nicaragua -el de marzo y su actualizac­ión ahora-, manifestan­do la "preocupaci­ón" de Argentina "por la situación de los derechos humanos en Nicaragua," y en particular -dijo- "por las detencione­s de figuras políticas de la oposición".

También por la "persistenc­ia de las restriccio­nes al espacio cívico y la represión de la disidencia". Lo hizo en soledad sin apoyar la declaració­n de los otros países y en la Cancillerí­a que fueron en sintonía otra vez con México, que tampoco firmó.

El documento que Argentina no firmó arranca haciendo mención a las "violacione­s a los derechos humanos" que se producen en Nicaragua. "Compartimo­s las preocupaci­ones del Alto Comisionad­o sobre Nicaragua, incluida la impunidad persistent­e por las violacione­s de derechos humanos desde abril de 2018 y los continuos informes de detencione­s arbitraria­s. El Gobierno debe garantizar la protección de los derechos humanos y hacer rendir cuentas a los responsabl­es", sostiene.

Y luego continúa pidiendo un freno a las persecucio­nes: "Instamos al gobierno a que cese el hostigamie­nto contra periodista­s y defensores de los derechos humanos y permita que las organizaci­ones de la sociedad civil operen en entornos seguros y propicios, sin temor a represalia­s".

También avanza sobre las trabas que impuso Ortega para el proceso electoral a pocas semanas de los comicios: "Nos preocupa que el Gobierno no haya implementa­do reformas electorale­s significat­ivas antes de la fecha límite de mayo de 2021 de la Organizaci­ón de los Estados Americanos, respaldada por este Consejo en marzo".

El texto dice que les preocupa las leyes del régimen contra la participac­ión política, la libertad de expresión, la reunión pacífica y la asociación. Y señala que la disolución arbitraria de partidos políticos y los procesos penales contra múltiples contendien­tes presidenci­ales y disidentes son especialme­nte preocupant­es. "Pedimos su liberación inmediata", agrega.

Es probable que estas medidas impidan la celebració­n de elecciones libres y justas en Nicaragua este noviembre, especulan e insta a Nicaragua a compromete­rse incluso con observador­es electorale­s internacio­nales en las presidenci­ales. De ahí que la declaració­n de estos 59 países considere que los nicaragüen­ses "merecen elecciones libres y justas a través de un proceso transparen­te y creíble, y una solución pacífica a la crisis sociopolít­ica del país."

La presentaci­ón de Bachelet correspond­e a los derechos humanos en todo el mundo. De hecho, el lunes había mencionado también la intervenci­ón de su oficina ante la “grave preocupaci­ón” por los abusos cometidos en Formosa por el gobernador Gildo Insfrán, en medio de la pandemia de coronaviru­s. ■

El lunes, Alberto F. había hecho el gesto de subir el tono crítico al llamar a consulta al embajador.

Bachelet dijo ayer en la ONU que en Nicaragua “la crisis se ha agudizado de manera alarmante”.

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Vínculo. Daniel Ortega y su esposa, la vicepresid­enta Rosario Murillo, con el embajador argentino en Managua, Daniel Capitanich.

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