Clarín

Manes, entre Macri y Larreta

- Ricardo Roa

Como toda elección de medio término, la de noviembre será un examen de la gestión de gobierno. Y la primera lectura es que si a Fernández le va mal, también le irá mal a Cristina, aunque no sea en la misma proporción y le cueste admitirlo. La que sigue es una pregunta y no es una pregunta cualquiera: de qué manera, entonces, seguirán juntos.

Hay un número que puede cambiar la historia: es el que el Gobierno precisa para alcanzar la mayoría y tomar el control de la Cámara de Diputados. Y eso es justamente lo que tiene que evitar la oposición para empezar a hablar. Es un número muy chiquito, más cerca de cinco que de diez diputados. Pero es un número clave.

Otra pata de la misma mesa es cómo va o está yendo la oposición a la pelea electoral. A su favor tiene que el Gobierno está enredado con la crisis económica y con la crisis por su manejo de la pandemia. Pero tiene su propio enredo: la interna abierta entre el larretismo y el macrismo, que sacude al que era un monolítico Pro y que se dirime sobre todo en dos distritos clave: la Ciudad y la provincia de Buenos Aires.

La pelea de fondo, a la que va enganchada el resto, es Larreta versus Macri. Llegó un momento de definición después de que poco o nada hicieran el último año para resolver las diferencia­s. Difícilmen­te puedan resolverla­s en 30 días y menos tratándola­s con sordina o en off con periodista­s. De los resultados de esta interna saldrá un nuevo equilibrio de poder en ese espacio político.

Larreta busca su lugar para el 2023: no puede repetir como alcalde y está convencido de que para aspirar a la presidenci­al es condición necesaria sacar a Macri de la cancha. Decidió con Vidal jubilar a Macri al viejo estilo partidario: quitándole la lapicera para las lisde tas y si es preciso, enfrentarl­o en las PASO.

En el mismo movimiento Larreta aspira a disciplina­r a su distrito imponiendo a Vidal como cabeza de lista sobre Patricia Bullrich, auspiciada por Macri. También, colocar un candidato propio en Buenos Aires. Lo de Vidal parece fácil. Lo de la Provincia viene bastante complicado.

Tenía muchas formas de construir su liderazgo en Juntos por el Cambio y Larreta eligió la más clásica: enfrentar a su jefe en internas. Enterrar al antiguo líder antes que convertirs­e en partero de la renovación. ¿Podrá ir sin Macri en 2023? En la pelea se mezclan tanto un lado como del otro estrategia­s distintas para oponerse al kirchneris­mo.

Para Larreta, Macri forzó esta situación al exigir que vayan sus candidatos. Para Macri, Larreta quiere pasarlo por encima. De un lado y del otro pueden tener razón. Es una jugada peligrosa: mucha gente propia se preocupa porque en esta disputa pueden estar haciéndole el juego al kirchneris­mo del modo en que le conviene al kirchneris­mo.

Los radicales, socios en la Coalición, esperan avanzar en su problema crónico de falta de candidatos. Cuentan con Lousteau en Ciudad, y con Manes en Buenos Aires otro será el cantar. Han sacado cabeza y de ahí a soñar con la candidatur­a presidenci­al hay un paso.

Una complicaci­ón para Larreta, que mandó a su vice Santilli a encabezar la lista de diputados, el mismo lugar que reclama Jorge Macri. Se disputan el apoyo de los 22 intendente­s del Pro en la provincia, con una coincidenc­ia que no les conviene a ninguno de los dos: si van separados y hay tres listas, la de Manes levantará la copa. Falta una cosa: que Manes se decida a embarrarse en una interna.

La llegada del neurólogo complica a Larreta, que eligió el modo más viejo para jubilar a Macri

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