Clarín

El país de los buenos salarios

- Patricia Kolesnicov pkolesnico­v@clarin.com

La historia es -o era- conocida. El chiquito genovés que atravesó el Océano para buscar a su mamá. “Había partido dos años antes a Buenos Aires(...) para ponerse al servicio de una familia rica y ganar así, en poco tiempo, algo con que ayudar a la familia”. Muchas lo hacían “gracias a los buenos salarios que allí encuentra la gente que se dedica a servir”. Le fue bien a la señora: “Apenas llegó a Buenos Aires encontró trabajo enseguida (...), una excelente familia del país que le daba un buen salario”, insiste el autor. El libro -ya se deben haber dado cuenta- es Corazón, que el italiano Edmundo de Amicis publicó en 1886. Son varios relatos: éste es De los Apeninos a los Andes.

Leemos l a historia con un nene de 9 años. Si a nosotras, las dos adultas que lo rodeamos, esa Argentina rica, lugar deseado, nos da cierta angustia y dolor de ya no ser, al nene lo sorprende, como si le hubiéramos dicho que hace unos años por acá las vacas volaban. “¿Venían de Italia porque la Argentina era rica?”, se ríe. “¿En serio?”. El nene conoce a algunos que prefiriero­n trabajar acá: una amiga chilena, dos paraguayos en el Tigre, la pareja de bolivianos de Cochabamba en la verdulería.

Pero sabe, también, que al futbolista que despunta lo espera un avión y un acento que no es de acá o masticar desde inglés hasta chino. Y que el tío Fulano hizo el pasaporte europeo gracias al abuelo, que la tía Fulanita llama desde unas montañas lejanas. Y que no hablan de volver, aunque siempre estén preguntand­o si comieron asado o helado de dulce de leche y siempre estén a punto de venir de visita. El nene sabe que hace rato que este no es un país al que un europeo venga para poder pagar sus deudas, como la mamá de Marco, el genovés. Aunque no tenga precisione­s, como que en el último año los salarios perdieron un 5 por ciento frente a la inflación. No sabe que es el cuarto año seguido de retroceso pero sí que no todo lo que se compraba se puede comprar. Eso lo tiene claro. Nos miramos con desánimo, ¿qué decirle? Tal vez que lo que fue puede volver a ser. Que también está en sus manos. Que el futuro es todo bravo y hay que animarse a agarrlo por las astas, como Marco.w

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Libro de E. de Amicis.
Corazón. Libro de E. de Amicis.

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