Garrafa Sánchez y el añorado fútbol del potrero
Para los fanáticos del fútbol, el menú de partidos que ofrece la televisión en tiempos de pandemia va y viene a toda hora: hay partidos que se juegan ante tribunas vacías o casi despobladas, y repeticiones de otros que nos recuerdan los tiempos de multitudes. Y allí, por ejemplo, reaparecen algunos nombres que saltaron directamente a la elite del fútbol mundial, bien lejos de la canchita de barrio de la que despegaron.
Resultó más que oportuno que últimamente se colara en las emisiones futboleras de la tele el documental “El Garrafa, una película de fulbo”: allí el director Sergio Mercurio y el productor Sergio “Cherco” Smietniansky reivindican el amor a la pelota como un juego y la importancia de preservar el potrero como el auténtico semillero de talentos. Lo hacen a través del recuerdo de José Luis “Garrafa” Sánchez, un “10” que salía a la cancha para divertirse jugando y sirviendo goles a sus compañeros.
Garrafa brilló con las camisetas de Laferrere, El Porvenir y Banfield, aunque su espectáculo de caños, gambetas y sombreritos llenaba los ojos de los seguidores de cualquier equipo. Sánchez conservó siempre su espíritu amateur como un valor innegociable y volvía al potrero que lo había lanzado a la fama, para nutrirse del fútbol más genuino, por amor a la camiseta y al juego.
Hoy, miles de émulos de Garrafa esperan el final de la pesadilla para volver a ser felices en la añorada cancha de tierra dura y césped escaso. ■