Solá dice que desde afuera nose pueden objetar las leyes electorales de los países
Entrevistado por Clarín en Nueva York intentó justificar la ambivalente posición argentina, que no firmó en la ONU la condena al régimen represivo de Ortega. Según Solá, se le envió una nota al gobierno nicaragüense cuestionando “la violación de derechos humanos”.
El canciller Felipe Solá aterrizó en Nueva York para una serie de reuniones en las Naciones Unidas, pero sobre todo para reforzar el reclamo argentino sobre las islas Malvinas en el Consejo de Descolonización del organismo. Su visita a Estados Unidos coincide con la controversia desatada por la posición argentina sobre la situación en Nicaragua, que organismos de derechos humanos consideran
una “vergüenza” y “zigzagueante”.
La Argentina se abstuvo en una votación en la OEA de una resolución que condenó el arresto de los
presos políticos nicaragüenses y llamó al gobierno de Daniel Ortega a liberarlos. Luego de que la decisión fuera calificada como “decepcionante” por el Departamento de Estado, la Casa Rosada convocó al embajador en Managua, Daniel Capitanich, pero más tarde no firmó una declaración de la ONU en Ginebra sobre el tema.
En un diálogo exclusivo con Clarín en el hotel de Manhattan donde se aloja, Solá anticipó una novedad: se reunirá con el secretario de Estado Anthony Blinken en los próximos días -en la reunión de cancilleres del G-20 en Italia- y, entre varias cuestiones, le explicará la posición argentina sobre Nicaragua.
¿Cuál es el objetivo de la presentación en la ONU sobre Malvinas?
Buscamos conseguir el consenso absoluto sobre nuestro derecho a seguir exigiendo que el Reino Unido se siente a hablar de soberanía con la Argentina.
¿Cuál es la posición argentina sobre Nicaragua, que tanta controversia ha levantado estos días?
Hay una idea equivocada con respecto a las posiciones diplomáticas de la Argentina en los organismos multilaterales como la OEA, el consejo de Derechos Humanos en Ginebra, Naciones Unidas. Entonces se juzga todo como a favor o en contra de Estados Unidos o favor o en contra de alguien y no es así. No tenemos ninguna intención de estar en contra de Estados Unidos, ni en contra de alguien cuando tomamos una medida. Lo que hacemos es seguir a Michelle Bachelet, la Alta Comisionada sobre Derechos Humanos de la ONU, y cuando seguimos a Bachelet la vara que usamos tiene que ser la misma para cualquier país. En el caso de Nicaragua, Bachelet objetó las prisiones y nosotros objetamos las prisiones ¿Cómo votamos el martes en Naciones Unidas en el Consejo de Derechos Humanos en Ginebra? Votamos a favor de lo que dijo Bachelet y en contra de las detenciones ¿Cuál es la diferencia? ¿Por qué no votamos con todos? Cuando se plantea el análisis de un país en derechos humanos, nosotros siempre votamos individualmente. No votamos con otros. Si plantean algo de Camboya, vamos a dar nuestra opinión sobre Camboya. No votamos con otros. No admitimos juzgar en patota.
¿Siempre fue así?
Siempre con este gobierno. Con el gobierno anterior no, pero con el otro gobierno era la sumisión automática. Nosotros no y eso es lo que quiero que EE.UU. me entienda. Si me lo entiende (el secretario de Estado Anthony) Blinken me lo entienden todos y Blinken entiende mucho más de lo que parece.
¿Esto se lo han planteado a Estados Unidos claramente?
Sí. Se lo planteamos más a Juan González (asesor especial para la región de Joe Biden) cuando vino y pudimos hablar personalmente largo rato. El caso de Nicaragua no lo tratamos personalmente.
¿Por qué se abstuvieron con México en la votación de la OEA?
Nosotros discutimos la resolución hasta donde pudimos y después el Presidente dijo: "No me convence, se meten con las leyes, no me convence". El tema es que ya habíamos advertido unilateralmente nuestra posición a través de una carta al canciller nicaragüense, antes de la votación, y la opinión pública no tenía esa carta que le mandamos el 11 de junio.
¿Y qué decía esa carta?
Le decimos de todo a Nicaragua y Nicaragua se indigna. El canciller nicaragüense me llamó y estaba hecho una furia. (La carta habla de “profunda preocupación por la reforma electoral del 4 de mayo y especialmente luego de la detención de prominentes figuras políticas” y advierte sobre “un deterioro en la situación de los derechos humanos”). Organizaciones de derechos humanos sostienen que la política de Argentina es zigzagueante, que no es coherente, con Nicaragua.
Eso es una visión simplista.
Si se había rechazado por carta a Nicaragua el arresto de opositores ¿cuál era el problema de votar a favor de la liberación en la OEA?
Teníamos problemas con que un organismo multilateral te objete las leyes (se refiere al pedido de que se promuevan “medidas legislativas” para garantizar un proceso electoral justo y libre, que señalaba la resolución). Vos podés permitir la crítica, la crítica de Human Rights Watch o Amnesty, bueno que hagan lo que quieran. Pero lo que no podés hacer es votar contra las leyes de un país
porque ese país tiene un control de constitucionalidad interno.
Pero Ortega arrestó a casi todos los candidatos opositores.
Bueno, objetá eso. No te metas a objetar las leyes. Objetá que exista una actitud que más allá de que la justicia decida está lesionando la posibilidad de votar a una oposición en un país, en Nicaragua en este caso.
Una de las cosas que se argumentó era la no injerencia de los asuntos internos de Nicaragua. Esto fue interpretado como que había un doble estándar...
No, porque ya le habíamos mandado una carta al canciller en donde
objetábamos absolutamente la violación de derechos humanos.w