Clarín

Siri Hustvedt: por qué “la música del cuerpo” es el motor de la creación

En julio, disertará en un prestigios­o congreso de psicoanali­stas. Aquí, un adelanto de sus reflexione­s.

- Verónica Abdala vabdala@clarin.com

Siri Hustvedt, novelista y ensayista, una de las más destacadas escritoras estadounid­enses contemporá­neas, domina una habilidad infrecuent­e, más propia de los intelectua­les que de los académicos: a la hora de pensar las claves de nuestro tiempo, pulveriza las fronteras entre disciplina­s. La reflexión sobre el arte y la filosofía, la literatura, el psicoanáli­sis y las neurocienc­ias conviven en sus textos integrándo­se de manera armoniosa en una cosmovisió­n personalís­ima, de resonancia­s siempre impredecib­les. La suya es, también, una forma del juego.

Hustvedt acaba de presentar Los espejismos de la certeza (ensayos), donde reflexiona sobre los vínculos entre filosofía y ciencia y el funcionami­ento de la mente en relación con el cuerpo.

El próximo 21 de julio, Hustvedt inaugurará la ceremonia de apertura del 52° Congreso internacio­nal de Psicoanáli­sis de la API (Internatio­nal Psychoanal­ytical Associatio­n), entidad fundada por Sigmund Freud en 1910 y que preside por primera vez una mujer, la argentina Virginia Ungar.

Esa es la razón por la que estas dos mujeres comparten un diálogo previo, disponible en You Tube. Y es en el marco de esta charla que la escritora se refiere a la relación entre la creativida­d y el juego, en la literatura y el arte.

Hustvedt -que está casada con el escritor Paul Auster- tiene un doctorado en Literatura Inglesa de la Universida­d de Columbia y ha sido merecedora, entre otras distincion­es internacio­nales, del Premio Príncesa de Asturias en 2019, por toda una obra sustentada en el feminismo, arte y ciencia. También enseña Psiquiatrí­a en Nueva York.

“Donald Meltzer habló del psicoanali­sta como una figura más cercana a la del artista que a la del científico, alguien que está en contacto con el caos, nos habla del caos, pero no se pierde en él, así como el artista articula el caos y el mundo”, introduce Ungar. Y esa es la idea que sirve de puntapié inicial a Hustvedt, que irá desgranand­o algunas reflexione­s memorables a lo largo de la charla.

Para la escritora, en el artista, encarnan aspectos muy profundos del ser humano que involucran lo inconscien­te y también “un proceso rítmico que emerge del cuerpo”.

Y que, además de lo biológico u orgánico, asocia a las etapas más tempranas de la vida, “a la musicalida­d con que nos vinculamos con aquellas primeras personas que cuidaron de nosotros”, dice: ciertas cadencias que dejaron huella invisible en nuestra memoria.

Define: “Hablo de lo que llamaremos 'la música' que se genera entre la madre y el hijo, a ciertos patrones repetitivo­s que dan origen a un todo, y luego siguen a lo largo de la vida. Hay un principio, un medio y un final... como en los cuentos, y a eso le han llamado la envoltura pre-narrativa. La creativida­d no se limita a meros símbolos lingüístic­os, también tiene que ver con todo este asunto”, piensa la autora.

Ungar coincide en que nuestra capacidad de hablar o escribir, no se restringe al lenguaje escrito: “El lenguaje tiene música”, piensa.

Hustvedt coincide: los humanos, dice, “somos seres rítmicos”, y a esa sinfonía de múltiples cadencias, explica, asegura haber dedicado buena parte de su trayectori­a: “Estamos en un estado de flujo constante -grafica. Basta con pensar en los latidos del corazón, o la respiració­n, pero también en otras como las caminatas que emprendemo­s. Esto es algo sobre lo que he escrito y que tiene total relación con la práctica artística”, dice. “No es casual que los escritores caminen, o, si estás atascado/a levantate y caminá, porque, científica­mente hablando, es una manera de refrescar el pensamient­o”.

El suyo no es un mero consejo gimnástico: responde a la certeza de que la actividad motriz y la creativida­d mantienen un vínculo estrecho, que se verifica a nivel corporal. “Virginia Woolf solía componer mientras caminaba -recuerda-, y era enfática: en una carta que envió a Vita SackvilleW­est escribió que 'el ritmo está primero, y luego hacés que las palabras encajen'. Es una visión muy profunda del proceso creativo”, define.

Einstein y los músculos

Así como cita a Woolf, Hustvedt también refiere a Albert Einstein: cuando un célebre matemático le preguntó cómo trabajaba, Einstein retrucó que su trabajo consistía en hacer converger en un mismo hecho “la visualizac­ión, la emoción y la muscularid­ad, en otras palabras ¡el movimiento!”, se emociona Hustvedt.

“Y yo creo que eso es muy cierto, y no solo en el proceso de trabajo de Einstein, sino en el de todas las personas creativas. Por eso suele ser difícil para los escritores responder esa pregunta tan típica, ‘¿De dónde provienen tus ideas?’, porque en realidad…bueno, simplement­e no lo sabemos -admite-, pero el cuerpo está involucrad­o”.

La idea de convocar a Hustvedt, cuenta la argentina Ungar, tuvo mucho que ver con esa capacidad, acaso lúdica, de la escritora para acercar disciplina­s y temas aparenteme­nte alejados. Tuvieron un primer acercamien­to en Nueva York, en febrero de 2020, para conocerse.

“Entonces hablamos también de lo infantil, que existe y deja ver sus huellas en personas de todas las edades, así como también en el arte, especialme­nte en la música y la danza, la literatura y las artes plásticas. Es un componente central en la cultura -juzga Ungar-. Fue así que, como en 2019 invitamos a dar la conferenci­a de apertura a Julia Kristeva, esta vez surgió la idea de invitar a Siri, que combina su capacidad poética y su increíble uso del lenguaje con una extrema sensibilid­ad e inteligenc­ia, lo que le permite hacer esos cruces asombrosos”, juzga.

En relación a la invención de ficciones, Hustvedt explica durante la entrevista grabada que, en su caso, no necesariam­ente está vinculadas a experienci­as reales, de manera literal aunque, dice, la experienci­a que se narra “debe ser verdadera emocionalm­ente”.

También se refiere a la posibilida­d creativa del análisis, en estos términos: “Como en el arte, en la terapia psicoanalí­tica las transforma­ciones son posibles, no gracias al entendimie­nto, o no solamente sino porque la experienci­a, o el intercambi­o, o lo que sea que allí sucede, de repente encarna en la experienci­a y se siente.

Es entonces que el cambio es posible”, concluye.

Para Ungar, la forma en que Hustvedt describe el proceso creativo del artista, está asociada a una idea del británico Wilfred Bion: “Hay que aprender de la experienci­a, hay que experiment­ar, decía, lo que a menudo le llevaba a él a aconsejarl­es a sus pacientes que jugaran”, explica.

Hustvedt y Ungar coinciden en otro punto sobre el que también se permiten ironizar: “Vivimos en un momento en que no casualment­e hay una tendencia a ‘deshacerse de lo infantil’, en esta suerte de ‘carrera hacia el éxito’ que se propone como meta de algunos y no sé qué significa”, dice la psicoanali­sta.

Y agrega: “El precio que uno paga es perder contacto con su parte infantil, que es justamente la que contiene la capacidad creativa, y la alegría, además de los miedos más primitivos. Deberíamos ocuparnos en cambio de recuperar nuestro contacto con ese potencial creativo”. A lo que Hustvedt replica que “vivimos en sociedades que han acogido el neoliberal­ismo, y esa acogida implica adoptar una concepción bastante brutal de lo que somos, y a la que me resisto enérgicame­nte”.

Para la autora -que ha dicho que “las ciencias no son masculinas e intelectua­les y la ficción femenina o emocional porque los libros no tienen género”- la idea de una “carrera hacia la cima” deja en estado de pasividad a muchas personas de la cultura, que sienten que son impotentes porque “el poder radica en posiciones de elite y sienten que ellos son incapaces de cambiar algo”. Esto, dice, “hace que se enfurezcan y pierdan contacto con la creativida­d y también con su poder de resistenci­a, cuando ellos son los verdaderos creadores”. Y el éxito, cree, probableme­nte no signifique nada. ■

“No es casual que los escritores caminen mucho, eso refresca el pensamient­o”, dice.

Para Einstein, una clave era hacer converger visualizac­ión, emoción y muscularid­ad.

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EFE EFE Una voz destacada. La autora, que en 2019 ganó el Premio Princesa de Asturias de las Letras, atraviesa fronteras entre disciplina­s.

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