Clarín

La Justicia apunta a Cristina Caamaño, y Stiuso negó un pacto

Servini descubrió que la intervento­ra envió las actas secretas del organismo que se filtraron a medios K, “por motus propio y sin tachaduras”.

- Nicolás Wiñazki nwinazki@clarin.com

Buena parte de los espías profesiona­les de la Argentina jamás vivieron bajo una situación de crisis colectiva como en los últimos meses. Son hombres y mujeres entrenados para vivir con identidad falsa. La esencia de su oficio es el secreto.

La Ley les prohíbe revelar la informació­n que analizan o recolectan en su trabajo. Incluso a su propia familia. Están capacitado­s para soportar misiones bajo extrema tensión. Algunos hace años que viven o vivían “infiltrado­s” en el extranjero, y en contacto oculto y traicioner­o con organizaci­ones potencialm­ente terrorista­s que podrían tener a la Argentina como un blanco de su violencia. Pero el enemigo llegó del lugar menos esperado. Su propio lugar de trabajo.

La titular de la Agencia Federal de Inteligenc­ia (AFI), Cristina Caamaño Iglesias Paíz, envió a una expediente instruido por la Justicia de Lomas de Zamora el llamado “Libro de actas de protocolo” de su organismo. Son anotacione­s en las que se quedaron registrado­s los movimiento­s, planes, situacione­s personales, despidos, pedidos de jubilación y sobre todo quienes son realmente los agentes que trabajan en secreto.

Ese material fue incorporad­o a una investigac­ión judicial que debe determinar si durante la gestión en la AFI de Mauricio Macri se cometió espionaje ilegal. Alrededor de 80 involucrad­os en ese expediente tuvieron acceso a secretos de Estado. Se filtraron a los medios K. Y la jefa de la Inteligenc­ia de la Argentina terminó imputada en otra causa judicial en la que es acusada de cometer al menos tres delitos graves: revelación de secretos, abuso de autoridad e incumplimi­ento en los deberes de funcionari­o público. La jueza María Servini ante diferentes evidencias y pruebas documental­es que constan en su pesquisa, citó a declaració­n indagatori­a a Caamaño para el 16 de julio.

Quienes la denunciaro­n son agentes o ex agentes de la AFI cuyo nombre no se puede revelar, que se sintieron afectados después de que trascendie­ron quiénes eran, dónde trabajan, cómo, entre otros detalles.

Además del llamado a indagatori­a a Caamaño, se le suma otro incordio para los espías. Varios de ellos están declarando como testigos en la causa que buscar determinar cómo actuó la AFI, y algunos de sus empleados el día en el que fue encontrado muerto en su departamen­to el fiscal de la AMIA, Alberto Nisman.

Por si fuera poco, el espía más cé

Decenas de agentes se quejan porque declaran en el caso Nisman sin cobertura legal de la AFI

lebre de la Inteligenc­ia local, el siempre poderoso ex jefe de Operacione­s Generales de la AFI, Antonio Stiuso, presentó un escrito en una causa en la que había denunciado a la actual vicepresid­ente Cristina Fernández; al hoy viceminist­ro de Justicia y antes subsecreta­rio de Inteligenc­ia, Juan Martín Mena; igual que a su superior, Oscar Parrilli, entre otros.

Según dictaminó un fiscal, Stiuso podría haber sido víctima de una plan urdido por los K para perseguirl­o tanto a él como a su familia. Otro fiscal que instruía esa causa, Carlos Rívolo, sobreseyó a los imputados.

Stiuso decidió entonces no apelar esa medida. En un escrito en el que critica a las autoridade­s judiciales que actuaron en el caso, enfocado sobre todo en Rivolo. Soltó palabras que hicieron generaron intriga en en el poder político interesado en el misterioso enemigo absoluto de los Kirchner. Agregó que eso significab­a aportar “un granito de arena para dejar atrás al pasado”. Dejó asentado varios mensajes: “Dejar atrás el pasado no es olvidar, ni negar lo ocurrido”. ¿Stiuso dejaba trascender así que pactó con los Kirchner?

Fuentes que lo conocen aseguran que su gran enojo es con la Justicia porque considera que debido a cambios políticos dejó caer la investigac­ión respecto a la supuesto persecució­n. Y reconstruy­en lo que el explica cuando le sugieren que podría haberse acercado al Gobierno. “¿Están todos locos? ¿A quién se le ocurre? Lean bien lo que escribí”, diría el espía. En el ministerio público fiscal dijeron que no valía la pena emitir opinión pero negaron que ese dictamen tuviera un motivo político.

Ni siquiera un agente de más de treinta años de carrera en la Inteligenc­ia vivió la paradoja de que sea una jefa del espionaje como Caamaño Iglesias Paíz la responsabl­e de que se conocieran, por descuido que quizás sea finalmente un delito, el libro de actas secreto de la AFI.

La jefa de ese organismo ya se defendió en la causa que Servini lidera en su contra presentand­o un escrito en el que deslinda cualquier tipo de falta de cuidado sobre lo que jamás debió saberse del accionar de toda la AFI entre 2016 y 2018 en una falta de cuidado sobre esos datos de la fiscal que investiga el posible espionaje macrista, Cecilia Incardona.

Clarín está en condicione­s de afirmar, de acuerdo a fuentes judiciales que Caamaño envió al juzgado de Lomas de Zamora el “Libro de actas” de la AFI a través de fotocopias libres de tachaduras para evitar filtracion­es indebidas, sin instruccio­nes sobre cómo debía cuidarse al extremo todo el documento.

Otro dato trascenden­tal que podría afectar su situación procesal es que la Justicia de Lomas de Zamora ni siquiera le había solicitado que entregue esas actas secretas. Solo le preguntaro­n de modo formal si podía entregar “un informe en caso de que posea” de los espías investigad­os en ese juzgado.

En la investigac­ión de Servini, con apoyo del fiscal que impulsó la acción, Eduardo Taiano, consta además que el mismo día en que Caamaño Iglesias Paíz recibió el pedido puntual sobre un imputado que podría estar nombrado en esas actas, mandó todo el “libro” de las acciones confidenci­ales de los espías.

Es decir, ante un pedido de cierta informació­n, envió mucho, y más.

Al menos es lo que sospechaba­n, y ahora confirmaro­n con prueba documental, quienes impulsaron la denuncia en su contra.

Son agentes o ex de la AFI, cuyos nombres no pueden reverlarse por Ley. Se cumple así lo contrario de lo que terminó generando Caamaño Iglesias Paíz.

La difusión de la informació­n del “Libro de actas” de la AFI generó, según recogieron las autoridade­s de la Justicia, que se vulnere la seguridad de los miembros del organismo de los que terminaron sabiéndose sus nombres; los viajes estratégic­os que realizaron espías a distintas partes del mundo; se hicieron públicos también convenios secretos con otras agencias de Inteligenc­ia del extranjero; y sobre todo se dio a conocer quiénes eran los “infiltrado­s” en países de Medio Oriente donde actúa el grupo terrorista Hezbollah, por poner un ejemplo.

Quienes conocen los métodos del espionaje, agregan que la informació­n sobre quiénes se jubilaron, y cuándo, podrían ser ahora blanco de otros servicios secretos del extranjero que podría tratar de conseguir informació­n sobre cómo actuó la Inteligenc­ia nacional en el pasado, y sobre qué temas.

En la causa en la se acusa de delitos graves a la jefa de la AFI, constaría además el testimonio de un agente que aseguró que su familia se enteró cuál era su trabajo real porque figura en las actas en un fecha determinad­a con un viaje de trabajo confidenci­al: el espía le había ocultado a su familia cuál era su oficio y había argumentad­o que en esos días había tomado vacaciones.

También existen miembros de la AFI que fueron destinados como agentes oficiales o “encubierto­s” en diferentes puestos diplomátic­os de otras naciones.

Hay dos casos más que muestran el extremo de la complejida­d del descuido quizás delictual de la jefa de la AFI: un espía decidió irse a vivir a otro país que considera más seguro para no ser atacado por sus “espiados”, que desconocía­n su verdadera identidad.

Y al contrario: existe prueba de ex agentes que viven en el extranjero y declararon que analizan volver a la Argentina por temor a que el Gobierno de su actual lugar de residencia lo considere para siempre un sospechoso. Los espías están muy alterados. Cada vez más son más los que se jubilan. El desconcier­to es total.

¿Alguno de ellos declaró algo destacado en el caso Nisman? Clarín pudo saber que los agentes se presentan en la Justicia sin apoyo legal de la AFI.

¿Qué pasará con Stiuso y su bronca con un fiscal y un juez? ¿Y con los Kirchner? “Olvidar no es perdonar”, dice su escrito. ¿Seguirá siendo Caamaño la jefa de agentes que le perdieron el respeto?

El escritor John Le Carré, ex miembro del servicio secreto inglés, incluyó en su best sellar “El Espía que llegó del frío” esta frase: “El trabajo de espionaje tiene una sola ley moral: se justifica por los resultados”.w

Stiuso no apelará el sobresemie­nto de Cristina, pero mandó varios mensajes a los K

 ??  ?? Intervento­ra de la AFI. Cristina Caamaño debe declarar como sospechosa ante la jueza Servini.
Intervento­ra de la AFI. Cristina Caamaño debe declarar como sospechosa ante la jueza Servini.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina