“Impeachment ya”: miles de brasileños volvieron a marchar contra Bolsonaro
Pidieron el juicio político del mandatario, investigado por irregularidades en la compra de vacunas.
Miles de brasileños volvieron a las calles este sábado para protestar contra el presidente Jair Bolsonaro, cuando crece la presión contra el gobierno por sospechas de corrupción en la negociación para la compra de vacunas contra el coronavirus.
El mandatario de ultraderecha será investigado por la Fiscalía por no denunciar supuestas irregularidades en esas negociaciones, entre ellos pedidos de coimas a las empresas.
Es la tercera jornada de manifestaciones contra el gobierno, que viene enfrentando una presión creciente por una investigación parlamentaria sobre presuntas omisiones en la gestión de la pandemia, que ya dejó más de 500.000 muertos en Brasil.
Las marchas más grandes fueron en Río de Janeiro, San Pablo y Brasilia, aunque otras capitales estatales como Belem, Recife y Maceió también registraron manifestaciones con pancartas que rezaban "Bolsonaro genocida", "Impeachment ya" y "Sí a las vacunas".
En los dos primeros meses de audiencias, la Comisión Parlamentaria de Investigación (CPI) instalada por el Senado se centró sobre todo en la demora del gobierno para sellar acuerdos con las farmacéuticas para adquirir vacunas, mientras impulsaba el uso de medicamentos ineficaces contra el covid -como la hidroxi-cloroquina-y Bolsonaro criticaba las medidas de distanciamiento social.
Pero desde la semana pasada el testimonio de un funcionario del Ministerio de Salud cambió el foco de las investigaciones al declarar que en marzo pasado sufrió una "presión atípica" para concretar una compra de tres millones de dosis de la vacuna india Covaxin que, a su entender, presentaba indicios de irregularidades, entre ellas un precio mucho mayor al pagado por Brasil por cualquier otro inmunizante.
Otro punto sospechosos tiene que ver con un acuerdo paralelo según el cual parte del pago debía ser recibido por una firma basada en Singapur, que no figuraba en el contrato original. Además, actuaba como “intermediario” un empresario brasileño que ya está investigado por corrupción y que en 2016 le “vendió” al Ministerio de Salud un lote de medicamentos que jamás entregó.
El funcionario que hizo la denuncia afirmó haber trasladado personalmente las sospechas a Bolsonaro, quien se habría comprometido a llevar el caso a la Policía Federal, encargada de investigar, algo que aparentemente no hizo.
Esto motivó la apertura el viernes de una investigación de la Fiscalía General contra el presidente, que averiguará si Bolsonaro cometió o no el delito de "prevaricación", al supuestamente no denunciar las sospechas de irregularidades.
Otras alegaciones que investiga la CPI y que causaron revuelo esta semana partieron de un empresario que afirmó haber recibido un pedido de soborno de un director del Ministerio de Salud mientras supuestamente negociaba la venta de vacunas con el gobierno, algo que el funcionario -que fue removido de su cargoniega.
La Fiscalía tendrá un plazo de 90 días para investigar las posibles irregularidades en que puede haber incurrido el presidente, informó este sábado la Corte Suprema.
Si la Fiscalía halla indicios sólidos contra Bolsonaro, deberá presentar una denuncia a la Corte Suprema que, en caso de acogerla, sólo podrá iniciar un juicio con el aval de una mayoría de dos tercios del pleno de los 513 diputados. En esa instancia, el presidente sería suspendido de sus funciones durante los 180 días que el Supremo tendría de plazo para concluir el juicio y destituido si fuera declarado culpable.
Bolsonaro, que está en el poder desde 2019 y posiblemente buscará su reelección en 2022, niega que haya ocurrido cualquier acto de corrupción en su gobierno y asegura que la comisión parlamentaria es una "payasada" de sus rivales políticos para sacarlo del poder.
La oposición presentó esta semana un "superpedido de impeachment", que condensa un centenar de pedidos de destitución ya presentados ante la Cámara de Diputados con más de 20 acusaciones diferentes contra el mandatario.
Las concentraciones más importantes fueron en Río de Janeiro, San Pablo y Brasilia.